Capítulo 12.

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Selene.

El deseo que sentía recorriendo cada parte de mi piel, ponía mi cuerpo a vibrar. Y así pasaba en todas las ocasiones en las cuales la tensión era palpable entre los dos.

No dejaba de pensar en como por inercia o tal vez inconsciencia entregaba mi cuerpo a él.

Cada caricia que realizaba era tan delicada que mi piel erizaba, los húmedos besos que iba trazando desde mi cuello hasta el borde de mis senos me hacían jadear, desear más.

La lujuria es uno de los siete pecados capitales, pero eso no quita el hecho de que con Evan deseara pecar, caería bajó las garras del mismísimo demonio por él.

Respirábamos agitadamente. Cada uno sumido en la mirada del otro.

—¿Sabes por qué estás aquí?.

Negué con la cabeza, sintiendo mis piernas flaquear.

Cargó mi delgada anatomía haciendo que se engancharan en su cintura, mis manos estaban aferradas en su nuca, y él conmigo encima, tomó asiento en uno de los sillones que en ese momento noté.

—Porque... —sentí su mano en mi muslo justo en la abertura que revelaba mi pierna. —Entraste y mis pensamientos pusiste a alucinar, al mirarte con ese vestido...—Mordió su labio, recorriéndome con la mirada.

—Deseaba tenerte a solas para mí, el otro motivo no te lo revelaré.—Concluyó.

Gemí, al momento que su dedo acarició mi entrepierna. De arriba hacía abajo. Miré la corrida de mis bragas hacia un lado y como sin contenerse toqueteo mi punto más sensible.

Esto está mal, nos reencontramos hace un mes. ¿Cómo podía dejarlo tocarme de semejante manera?

¿Por qué te entregas si es malo?, por qué anhelas más?, ¿por qué sus caricias se sienten tan familiar?

Sonrió al sentir la humedad que todas sus acciones ocasionaron.

—-Sono solo io, sono sempre stato io. Nessuno ti bagnerà così, nessun altro ti farà gemere come me

—¡No te entiendo una mierda, — lo atraje con mis manos a mí, acercando nuestros rostros —pero por favor más!.

Su áspera barba picaba en mi mejilla y él solo se reía. Aun con sus magníficos dedos haciendo maravillas en mi palpitante y húmedo sexo.

Palabras susurradas en mi oído por su parte, jalones de cabello por la mía, luz tenue, música de lo que conocía era Chase atlantic, Evan estimulando mi clítoris y metiendo sus dos dedos como un dios a su vez; eran unas pésimas sensaciones que no iba a rechazar.

Incliné mi cabeza hacia atrás, dejándome llevar por el cosquilleo de la presión que se formaba en mis pliegues. Lamí mis labios y comencé a brincar en sus dedos simulando que lo montaba. Con mi mirada cargada de malicia.

—Si me sigues viendo de esa manera este manoseo ira a mayores. Y lo que simulas hacer, se cumplirá.

Mi liberación llegó cuando él masajeó subió de intensidad llevándome al orgasmo con nada más que sus largos dedos, la corriente que me recorrió me arqueo. Mi humedad los empapó y mi clítoris hinchado finalmente con una última movida dejo.

Jadee agitadamente. Él acercó mi cintura aún más a él. Y nuestras frentes unió. Depósito un beso castro en mis labios, que solo logro hacer que deseara más. Me acerqué a su boca en busca de uno más intenso y con destreza tomó mi cuello; alejándome.

Me ahorcaba, y yo solo pude adoptar la sonrisa cargada de satisfacción al conseguir lo que deseaba. Negó y su mano libre metió dos de sus dedos en mi boca, haciéndome sentir el dulce sabor de lo que sabía era mi liberación.

La chica de los auriculares violetas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora