¿Mi chica?
Me vesti con lo primero que vi, cogí mi cartera y mi móvil, llame a un taxi para que me llevará a casa de Beatriz. Di la ubicación y llegue a su casa en unos veinte minutos. Llame a su puerta y espere a que me abriera y cuando me abrió se me partió el alma verla así.
–Dios Beatriz - corri hacia ella para abrazarla, y rompió en llanto en mi hombro.
–Hugo me lo dijo, me dijo que le daba muy mala espina y como siempre pensé desde abajo y no con la cabeza, siempre me ocurren todo tipo de desgracias - dijo aún llorando.
–Ya está preciosa, ¿Quieres un chocolate? ¿Un té?
–Quiero mucho chocolate, y muchas chuches - dijo sorbiendo la nariz.
–Vamos a ir a comprar las cosas y vamos a llamar al ginecólogo para que te de cita lo antes posible, para asegurarnos de que estas bien. - Beatriz me miro con una sonrisa y yo se la respondi.
Beatriz a pesar de haberla conocido de hace poco, era una chica increíble, no había un solo segundo en el día en el que no te rieras con ella y verla así, tan vulnerable y decaída me dolía muchísimo.
–Gracias - dijo derrepente.
–¿Gracias por que?
–Por venir hasta aquí solo para estar a mi lado, nunca nadie había hecho eso por mi. Eres una gran chica.
–Por mis amigas lo que sea. Bueno venga, vamos a comprar un montón de comida chatarra.
Mientras andábamos para el Super llame a mi ginecólogo y le conté sobre la situación de Beatriz, este en cuanto se enteró nos dio cita para mañana, ya que hoy no podríamos ir. Después de agradecerle por adelantarla y cancelar algunas citas, corte la llamada porque ya habíamos llegado al super.
Fui guiada hasta la parte de las patatas, chocolates y miles de dulces.
–Creo que soy la chica más feliz del mundo viendo tantas cosas de estas juntas. - dije y Beatriz se río.
Y como dos locas empezamos a meter no se cuantas cosas en el carrito, cuando llegamos a la caja para pagar, el chico nos miro raro por todo lo que llevábamos. Nos dejamos un riñon pero no nos importó. Salimos del super con cuatro bolsas llenas de gominolas, patatas y dulces.
Tardamos un poco en llegar a casa de Beatriz ya que las bolsas pensaban demasiado. Cuando llegamos a su casa la moto de Dimitri estaba aparcada delante de la casa.
–Siempre viene con Hugo después de entrenar, estarán jugando a la play o se estarán duchando, no se, cada día duermen en una casa diferente, hoy les tocará aquí.
Entramos y lo primero que vimos fue a Hugo correr en calzoncillos y con una toalla en la mano y detrás de este salió Dimitri el cual bajo los cuatro últimos escalones saltandolos. Solo que, este iba con la mano tapando su miembro.
–Cabron devuelveme la toalla.
–¿O sino que?
–Tienes la opción de que te ponga el culo en la cara.
Beatriz y yo nos miramos y colocamos nuestras manos en nuestras bocas para evitar reírnos.
–¿Siempre están así? - digo susurrando.
–Si, tengo los culos de esos dos ya grabados en la cabeza.
Dimitri llegó a quitarle la toalla a Hugo y antes de ponersela hable.
–Bonito culo Dimitri - dije y este se paro en seco.
–Hola Anya - digo Hugo desde el suelo saludandome con la mano - hola hermanita.
ESTÁS LEYENDO
Dulce tentación (Sin Corregir)
Teen Fiction¿Que pasa si empezamos a decir mentiras? Anastasia Gil, una chica que después de encontrar a su novio engañandola decide que lo mejor es decir que se a estado acostado con el chico problemático del Instituto. Una mentira, una lista, una amistad, u...