-Adrianne......-susurre para mí misma, me había dejado de reportar desde hace dos días, así que estaría desesperada por saber por mí. Tomé una agenda en la cual escribí un poco, contándole como iban las cosas por aquí.
"Hola Adrianne, lamento no reportarme hace días, pero han sido momentos de tensión aquí en casa, luego de tanto tiempo puedo decirte que ya todo va de maravillas. Toda mi familia me ha aceptado completamente y puedo hasta decir que me han consentido como la pequeña niña de casa, aunque me siento enojada por ser considerada la pequeña, realmente también aprecio eso, pues es un calor familiar que nunca tuve, a excepción de estar contigo. Te extraño tanto, estoy segura que te llevarías demasiado bien con Alice, ya que es como tú, ambas compran miles de cosas en ropa. Prometo escribir mas seguido y contarte más cosas, claro, también llamarte ya que, aunque tenga celular casi ni lo uso. Te amo, con amor ______(T/n).
Arranque aquella hoja de la agenda y la doble en 4 partes para poder hacer ese hechizo. Era el más fácil de todos, enviar una carta mientras utilizaba la magia y desapareció en mis manos. Cuando estaba por decir aquellas palabras, la puerta sonó nuevamente, Alice y Rosalie ya se habían despedido, deje que pasara y no me di cuenta de quien era hasta que se acerque muy bien a mi cama, ya que la lampara no alumbraba tanto. Quede sorprendida al ver a Edward sentarse sobre mi cama y observándome con todas las cosas que tenía sobre mi cama.
-Yo pasaba por aquí para ver que hacías......-comento.
-Pues estaba por enviar una carta y llegaste......-su rostro reflejaba que no entendió lo que dije, entendía el porque de eso y le dediqué una sonrisa. - Solo quédate en silencio y mira......-
"Mitte epistulam Adrianne"
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El papel que antes tenía entre mis manos desapareció de forma rápida con el hechizo, ni siquiera quería levantar la vista hacia Edward y ver que cara era la que tenía, pero debía hacerlo y si efectivamente, quedo un tanto boquiabierto a lo cual extendí mi mano y cerré su boca. Volví a mi lugar y reí por su expresión, tomé la agenda cerrándola, al mismo tiempo el grimorio, ya que con su presencia iba a ser imposible leer este, no si tenía aquellos ojos dorados clavados sobre mí.
-Entiendo ahora cuando dicen lo especial que eres... ¿Ibas a hacer algo más? - pregunto Edward
-Estaba por traspasar algo de poder, puedes ver, no es peligroso lo que haré tampoco. - sonreí y extendí una mano, poniendo esta sobre mi corazón, con la otra mano sostuve el dije de mi collar, apretándolo suavemente sin darle la vuelta o algo, ya que si Edward veía el escudo de los Vulturi iba a estar en problemas otra vez. Le dedique otra pequeña sonrisa y cerré ambos ojos, me concentre y por suerte no había algún sonido fuerte alrededor que impidiera esto. Empecé a decir aquel conjuro que ya me había aprendido con anterioridad "Virtute et splendore, tutela phylacterium", cuando decía estas repetidas veces, ambas manos empezaron a brillar en un tono azul flameante. Consideraba que el poder se almacenaba mas en el corazón, ya que era el órgano principal de uno y sobre todo que sin este era la existencia de uno, admito que este proceso era un poco doloroso, pero no era algo que no se pueda soportar, todo ese poder que recolectaba de a pocos era transportado al mismo rubí que tenia como dije en mi collar otorgado por Adrianne. Esto debía hacerlo ya que por un buen tiempo aun no podía convertirme cerca de mi familia, al menos no por ahora. Cuando termine de hacer lo suficiente abrí mis ojos encontrándome con Edward que seguía ahí frente a mí, podría jurar que no se movió ni un milímetro, se había quedado como una completa estatua.
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-Podrías estar en un museo, en la exhibición de estatuas, además tu tez pálida ayuda...- le dedique una pequeña risa para acomodarme nuevamente en mi cama, colocando algunas almohadas en el espaldar.
-Me quedo maravillado admirando tu magia, es algo que no he visto a mis cortos 120 años, hasta ahora...- se acercó hasta donde estaba y se sentó de igual forma en mi cama, ambos teniendo la mirada hacia mi puerta. – A Jasper también lo has cautivado con tus hechizos...le agrada esa idea de tener a una bruja en casa. -
-No puedo quejarme de esto, la magia tiene buenas cosas, pero también malas, por que puede haber hechizos que agiten totalmente y pues caer rendida. Creo que a veces adoro ser más vampiro o lobo, la parte lobuna siempre es la mejor. - sugerí mientras me removí un poco de nuevo.
-Pues es una parte que vas a tener que mostrarnos, la familia se muere por conocer eso. El más entusiasmado es Emmett. - giro para verme un poco.
-Creo que Emmett quiere ganarse una mordida nada más. - gire para encontrarme con su mirada y sonreír.
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-Eso no es cierto, yo solo quiero ver......- comento Emmett quien entro en mi habitación de forma silenciosa y dedicándome una sonrisa. Como había entrado tan rápido, ni siquiera en casa tenía privacidad. Se acerco a la cama sentándose sobre esta y quedando frente a mí.
-No son buenos hermanos, invaden la privacidad de una chica. - me cruce de brazos para luego recibir el abrazo de Emmett por algunos segundos, ya que se separo y se levanto de la cama de nuevo.
-Vine por Edward, tengo una celebración de aniversario muy pronto y necesito ayuda...Edward. - su última mirada se dirigió al joven castaño quien asintió y ambos se levantaron de mi cama.
Por su parte Edward me dedico otra sonrisa para caminar hasta la puerta y Emmett dejo un pequeño beso sobre mi frente, tal cual lo hacía Rosalie, no podía elegir a un solo hermano como favorito, pero Emmett tenia mi atención, ya que era el hermano que nunca tuve, con una figura paterna en él. Ambos salieron de mi habitación, cerrando con cuidado, otra vez me quedaba sola, pero con un animo muy alto, ya que tener a todos en mi cuarto era cosas que no me sucedían a menudo. Me envolví en las sábanas nuevamente y apagué antes la lampara para poder conciliar el sueño esta vez.
