WENEED

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Era finales de verano.

Hacía mucho tiempo que no le veías y tenías muchas ganas de reunirte con él. Habíais acordado que te recogería en el portal de tu casa a las 20h, pero tú ya llevabas un rato arreglada y lista para salir por la puerta.

Empezaste a sentir ese cosquilleo en el estómago aún más fuerte que antes, anticipando vuestro encuentro. ¿Cuánto había pasado desde la última vez que os visteis? En aquel entonces el tiempo se sintió tan lento que creías que todo se había detenido por un instante, mientras que tu mundo y el suyo se derrumbaba sin poder evitarlo.

Aquel día, todo lo que habíais vivido juntos se redujo a simples cecinas. El mundo estaba siendo demasiado cruel sin saber lo que significabais el uno para el otro, sin importarle las consecuencias de su apresurado veredicto y sin considerar las circunstancias en las que se produjeron aquellos hechos.

Pero nada de eso importó, y tuvisteis que dejar de veros bajo la incertidumbre de un futuro incierto. Esa noche no pudiste pegar ojo, las preocupaciones atormentaban tu mente sin tregua y no dejabas de dar vueltas en la cama con el corazón destrozado.

No solo os visteis afectados los dos, sino también el resto de vuestros amigos. Unos amigos que eran más que eso. Eran una familia y, aunque intentaron mantenerse fuertes, la pena por la separación les pasó factura. Cada día que pasaba les veías más tristes, más apagados y más hundidos. Perdidos en esa pesadilla hasta tal punto en que empezó a afectarles a su salud.

Tú no podías permitir eso, bastante duro estaba siendo soportar todo como para ver a los demás perder la esperanza y las ganas de luchar. Por eso te pusiste en pie y sacaste todo el coraje que pudiste reunir, dando todo de ti e intentando lo imposible por hacerles saber que todo iba a arreglarse y que iba a llegar el día en el que todos os pudieseis reunir de nuevo.

Los días empezaron a pasar sin que obtuvieses resultados. Tenías la pequeña esperanza de que no durase mucho, pero era un asunto delicado y requería de tiempo para poder ser aclarado. Entonces llegó el momento que más temías y que terminó por romper tu corazón y hacer mil añicos.

Él se marchó.

Obviamente ni tú ni ninguno de tus amigos estabais de acuerdo con eso, pero él tomó la decisión de irse de vuestro lado para que no os perjudicase mientras él cargaba con todo el peso sobre su espalda.

Tus lágrimas empezaron a salir descontroladas en cuanto te enteraste, sin entender por qué todo tenía que ser tan injusto, sobre todo con una persona con un corazón tan noble y tan bueno como el de él.

Todo cometemos errores cuando somos jóvenes, ingenuos e inexpertos, y él había aprendido sin duda de los suyos. Con el tiempo se había convertido en un adulto responsable, respetuoso y con un corazón que no le cabía en el pecho. Cuando llegó a tu vida la hizo más bonita, más acogedora y más feliz. Porque él te dio todo de sí mismo desde el principio, te acogió como nadie más lo había hecho y te abrió su corazón sin esperar nada a cambio. Así era él, una sonrisa, un amigo, un apoyo y una luz muy brillante.

Su ausencia se sintió fría y el vacío que dejó fue demasiado enorme, como si con él también se hubiese llevado una parte de ti misma. Estuviste a punto de abandonarlo todo, incapaz de soportar tal sufrimiento, pero entonces recordaste la clase de persona que era y lo que significaba en tu vida. Sin duda era alguien por quien merecía la pena luchar.

Desde entonces, había sido una pelea constante, donde día tras día te dejabas la piel para conseguir que las cosas se solucionasen. Estabas volcada en una lucha por defender a quien querías y te daba igual lo que los demás pensasen. Tú sabías la verdad e ibas a defenderla hasta el final, con uñas y dientes.

One Shot: WENEEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora