Daniela estaba ligeramente arrepentida, ahora, en el vestidor de las animadoras.
¿Cómo terminó aceptando ser novia de Samuel?
La respuesta era simple: apariencias.
Él era un buen jugador de fútbol, lo había demostrado hace dos semanas al entrar al equipo. También era popular, todas querían salir con el (Las chicas en este fic tienen problemas mentales)
Además, Calle era una animadora, era casi por un equilibrio social colocarse de novia con el. Era lo normal, lo correcto. Pero se negaba a aceptar la razón más probable, quiso salir con él para sentirse bien consigo misma, que era como cualquier otra chica linda y popular.
Que no era aquella Daniela Calle que le incomodaba, esa extraña chica con mariposas en el estómago y tontos pensamientos sobre Poché. Esa Camila era anormal, no tenía sentido, nunca pensaba con claridad alrededor de la ojiverde y sentía extraños impulsos de agarrarla de la mano y entrelazar sus dedos, al verla en el pasillo.
La castaña prefería a la otra Calle, la normal, con preocupaciones tales como si recibiría un vestido para Navidad o si los chicos la invitarían a salir, la cual era ella misma hace un año atrás, antes de conocer a aquella chica gótica del demonio. Samuel era lo único que la mantenía cuerda, o la hacía sentirse así, que le gustaban los chicos.
Daniela se repetía así misma que lo que sentía por Poché, si es que se podía definir como un sentimiento, era extraño e incorrecto y sobre todo seguramente un encaprichamiento juvenil.
Nada más. Daniela estaba segura, creía, de que era heterosexual. Claro. Daniela Calle aseguraba ser completamente heterosexual.
¿Lo que le sucedía? Posiblemente un lapsus....una incoherencia en su crecimiento adolescente. (El efecto Garzón)
Respiró profundo, se sentía más segura al anotar sus inseguridades en su diario. Y desde que Poché apareció en su vida, vaya que había escrito.... varias páginas en él.
-¡Por supuesto chicas!- escuchó la voz de la amiga de la ojiverde, aquella que le caí tan mal, Juli.
Frunció el ceño, aún sin verla, irritándole su voz, aunque no encontraba una razón exacta por la cual detestaba a la Castaña. La chica entró a los vestidores, despidiéndose de unas amigas suyas antes de ir a su casillero. Hace pocas semanas que eran nuevas en el equipo, pero llevaban una pequeña rivalidad, quien hacía mejores giros o quien dirigía los entrenamientos.
Calle casi siempre ganaba, debería de sentirse victoriosa al ver la mirada resentida que le daba la chica durante aquellos momentos. Pero cualquier felicidad desaparecía al recordar que Juli era amiga de Poché, tenía derecho a sus sonrisas, a abrazarle, a pertenecer a la vida de la ojiverde.
Daniela sentía envidia, y se enojaba muchísimo con ella misma por aquellos pensamientos absurdos. Por ello detestaba a esta versión de Daniela Calle, la verdadera no sentiría celos por semejante tontería. La castaña sonrió con sorna, mientras terminaba de hacerse una cola de caballo.
-¿Lista para comer el polvo hoy, castaña teñida?- cerró la puerta de su casillero, colocando las manos en su cadera con intención de intimidar.
Juliana sonrió, pero con diversión, hizo lo mismo que la otra chica, ladeando la cabeza.
-Esa serás tú, plástico- le rectificó antes de darle un guiño y comenzar a caminar a la salida. -No llores cuando me toque dirigir el entrenamiento, Calle- Daniela apretó los labios, aún sin dejar de sonreír falsamente.
-Eso crees tú, me das lastima- soltó con desprecio.
Juli siguió avanzando sin dignarse a voltearse y mirarla, se detuvo en la puerta.
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RIVALES | CACHÉ ADAPTACIÓN
Novela JuvenilMaría José Garzón comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus amigos, entre un grupito de chicas que la fastidian conocerá a la popular Daniela Calle. Durante varios años ellas comienzan una gran rivalidad entre ellas, se odiaban a muerte o a...