Capítulo 128: Dragonbane.

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El fuego arrasaba con todo, plantas, animales y personas por igual, incluso Erza portando la armadura de emperatriz de llamas sentía el calor de ese fuego abrazador. El iracundo Shen-Ha lanzaba una llamarada de fuego desde su boca cada vez que sobrevolaba arriba de ella.

—No podrás detenerlo por mucho tiempo —le había advertido Mirajane mientras ayudaba a los heridos a escapar.

—¿De dónde saca tanto poder? —preguntó la pelirroja —. Se suponía estaba al borde de la muerte hace pocos días.

Al usarse como señuelo para alejar al Xing long del lugar, Erza no se percató que ella misma se había encerrado entre el fuego de su oponente y los restos de los dragones caídos.

—¡Matar! —declaró Shen-Ha —. ¡Debo matar!

—Así que aún hay un ser vivo ahí dentro —comentó Erza —. ¿Por qué no bajas y resolvemos esto como guerreros?

—¡Matar! —Shen-Ha escupió una ráfaga de fuego.

—¡¿Es qué ya no hay otra cosa dentro de tu cabeza?! —preguntó la pelirroja algo molesta.

Erza rodó a un lado para esquivar el aliento de fuego, aunque los movimientos de su oponente eran bestiales y muy predecibles, también estaban increíblemente cargados de magia y recibir cualquiera de ellos, aunque fuera un rasguño sería peligroso.

—¡Matar! —bramó una vez más el Xing long antes de escupir fuego.

—«Es poco más que una bestia» —pensó Erza —. Entonces...

Al esquivar otra vez, la maga intercambió la armadura de fuego por la armadura del gigante y blandió la enorme lanza del conjunto, de fuerte acero templado con mango negro y decoración de color rojo. Se colocó frente a Shen-Ha, esperando a que el dragón se posicionara sobre ella nuevamente, levantó el arma con el brazo derecho y apuntó al objetivo con precisión.

Al mismo tiempo que la bestia arrojó su fuego, Erza lanzó su arma como jabalina con todas sus fuerzas. La hoja de acero cortó a través de las llama y alcanzó a Shen-Ha con toda su potencia intacta. Un rugido de dolor hizo eco en el cielo y luego el Xing long cayó derribado. Durante la caída, los últimos recuerdos de la vida pasada, la vida de Shen-Ha pasaron por su cabeza una vez más.

—«Ya no hay nada que hacer —había dicho Da-Xiang —. Tu padre morirá pronto.

—No importa en realidad —respondió Yai-Ha fríamente —. Si está en esas condiciones es porque fue débil y perdió.

—Ni una pizca de afecto. Shen-Ha entrenó bien a su cría —señaló Xiao-Min.

—Mi padre no tendría compasión por alguien débil. Los perdedores no merecen piedad.

—¿Debo recordarte que perdiste contra la misma persona? —Xiao-Min bufó.

—Shen-Ha perdió contra él mismo —respondió el joven Xing long —. Por eso quedó en ese estado. Si no puede pelear entonces es un débil entre los débiles, la familia Ha no necesita alguien así.

—Entonces... —interrumpió Da-Xiang —. ¿No importa si me quedo con él? No podemos darnos el lujo de perder un guardián ahora mismo. Quizá pueda salvarle la vida. Claro, no quedará mucho de la persona que fue.

—Sólo si mantendrá su poder intacto —Yai-Ha dio la vuelta —. Hacerlo más débil sería un insulto para él y para la familia.

—Entiendo —Da-Xiang llevo su mano a la barbilla —. Lo haré más fuerte, estoy seguro».

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