Sus pensamientos esa noche fueron un tanto diferentes a lo acostumbrado. Luego de rezar como siempre, se acostó en su cómoda y gran cama mirando hacia el techo y entrelazando sus manos.
Su madre era una persona difícil de entender muchas veces. Y para Jungkook, aquel comportamiento descortés de su madre era algo que lo dejaba pensando. ¿Acaso no decía Dios y ella misma que debían ser amables con el prójimo? Da igual, su madre había actuado mal.
La lluvia primaveral comenzó a caer. Las gotas golpeaban el vidrio de su ventana haciendo un relajante sonido. Jungkook amaba cuando llovía de noche, pero amaba aún más observar las gotas caer por en el suelo.
Se acercó a la ventana y allí se quedó sentado observando las diversas formas que se hacían charcos. Era tan hermoso.
[...]
Jungkook estaba alistando su camisa blanca y su pequeño moño negro el cual le daba un aire de elegancia. Esa tarde tendría que dar clases de religión en el salón de la parroquia. Era una pequeña responsabilidad que había asumido como buen samaritano que era, cumpliendo con aquel labor para que aquellos niños y niñas que no podían asistir a las clases de religión los domingos fueran con Jungkook los martes.
El Padre Taeyang, le había encargado esa misión a Jungkook. Sabia por demás lo responsable e inteligente que era, seria el candidato perfecto.
El olor a rosas del salón parroquial inundo las fosas nasales de Jeon, allí todo siempre estaba por demás limpio y olía exquisitamente bien. Se encontró con todos sus pequeños alumnos de siempre pero entre ellos una cabellera rubia llamo su atención. Este no era un niño de diez u once años.
- Buenas tardes niños. ¿Como están el día de hoy? - Todos respondieron y saludaron al unísono formando un coro perfecto.
- Veo que hoy tenemos un nuevo integrante - Jungkook volteo a ver a Jimin - Cuéntanos como te llamas y cuantos años tienes -
Jimin alzo una ceja y sonrió de costado. ¿Donde había quedado el Jungkook tímido del día anterior? Y es que el azabache adquiría una seguridad inigualable a la hora de estar frente a esos niños. Quizás al ser la única situación de su vida en donde tenia la posibilidad de mantener el mando y el poder hacia que su actitud cambiara.
- Soy Park Jimin, y tengo diecisiete años, profesor - ¿Era imaginación del chico o el rubio estaba actuando de forma coqueta?.
- ¡Eres muy viejo! - se escucho uno de los niños.
- ¡Seung! No seas grosero, y menos cuando te encuentras en la casa del señor - lo reprendió su profesor - Deben ser buenos compañeros, y darle una grata bienvenida a Jimin. Además, nunca se es tarde para aprender las hermosas palabras de la sagrada biblia.
Park observo al niño y en tono de burla le saco la lengua.
- ¡Profesor Jungkook! ¡El viejo me ha sacado la lengua!.
- Eso es mentira, niñito.
- ¡Jimin, Seung, basta los dos! ¿Que hablamos sobre la mentira? Como hijos de Dios, debemos amar la verdad, porque el no nos miente. Saben que la mentira los puede llevar al castigo eterno - Jimin admiraba profundamente la pasión que aquel joven le ponía a sus clases.
[...]
- Sean buenos y que Dios los acompañe. Buenas tardes -
La clase finalizo y rápidamente los niños salieron corriendo. Jungkook no le dio importancia y volteó hacia su escritorio para recoger todo e irse a casa. Al voltear nuevamente, Jimin estaba parado a centímetros de el con una sonrisa lasciva.
- Muy buena clase, profesor Jungkook.
- G-gracias - ¿donde había quedado su seguridad? - ¿Por que decidiste venir a mi clase? Sin ofender, pero no pareces el clase de chico que disfruta de las clases de religión.
- En realidad, tienes razón...- comenzó a acercarse a Jungkook a paso lento - No disfruto, ni me gustan las clases de religión. ¿Pero sabes por que asisto? -el azabache negó con la cabeza- Digamos que ayer llamaste bastante mi atención. Y realmente quiero saber mas de ti, Jungkookie.
Estaban a centímetros y Jungkook no sabia que hacer. Jamas había estado tan cerca de una persona y menos de un hombre, eso estaba mal, muy mal. Pero aunque estuviera pésimo, el mas alto no quería alejarse de Jimin y eso lo hacia aun peor.
- ¿A ti t-te gustan los ch-chicos? - pregunto nervioso.
¿Que como había llegado a esa conclusión? ¡Vamos! No era muy difícil. Estaban a escasos centímetros, tanto así, que sus respiraciones se unían. Y Jimin no parecía incomodo en absoluto, y ante la pregunta de Jungkook sonrió aun mas.
- Averígualo - susurro.
Se dio la vuelta y emprendió camino a quien sabe donde, dejando al otro chico con un cosquilleo por todo su cuerpo, el corazón a mil y la respiración mas agitada que nunca.
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take me to church † kookmin
Fiksi Penggemar"nacimos enfermos, Jungkookie, pero me encanta" Contenido sensible. No se permite copia o adaptación