30. Arrepentimientos.

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CHLOË

Sentía manos recorrer mí piel.

Cada noche unas diferente lo hacían.

Pesé al tiempo uno nunca se acostumbra a algo así.

Siempre me elegían a mi por ser la más preciosa.

No era mi culpa.

Pero sentía la envidia a cada paso que daba con mis tacones de quince centímetros.

Las caras de mis compañeras lo afirmaban.

Era la puta más pedida por los hombres.

Mí nombre siempre estaba en la punta de sus lenguas.

Cada erección es acompañada con mis suspiros.

Chloë.

Vinimos a este mundo con un propósito: ser felices; pero a veces nuestra felicidad es la tristeza de muchos otros más.

Ese es mí caso.

Fui tan egoísta en creer que mí felicidad valía más la pena que acabe por arrastrar a mí familia a un infierno emocional y a mí misma a un infierno terrenal.

A veces me miró en el espejo y no puedo evitar pensar: ¿Cómo terminé así? ¿Tan destruida? ¿Cómo terminé así de mal? ¿Por qué dejé que me destruyeran así? Mí nombre es Chloë Schilling, tengo diecinueve años y soy una esclava sexual de la secta Un Mundo Libre. No, no fui ofrecida como tributó por mis padres o fui directamente secuestrada, si lo estoy, sólo que... literalmente yo misma me entregué a las garras de esos monstruos.

¿Qué pensarían mis padres de mí al verme en esta situación?

¿Al ver en lo que se convirtió su niña adorada?

¿Me creerían si les dijera que está no es la vida que imaginé? Quería ser libre de hacer lo que me plazca, viajar por el mundo, conocer personas y tener experiencias nuevas, probar cosas nuevas, sentir cosas nuevas. En el diminuto pueblo en el que crecí las oportunidades eran pocas, por eso fui tan tonta en imaginar toda una vida cuando un tonto cazatalentos me dijo que mí actuación en la "Bella y la Bestia" había sido conmovedora, y me ofreció un futuro como actriz. Maldición, aun me estremezco de felicidad de solo recordar la euforia temporal que ese imbécil me hizo experimentar. Acababa de salir del teatro del pueblo y entre aplausos, y halagos ese hombre surgió entre los demás, dándome su tarjeta de "representante", porque sin duda alguna yo era una en un millón, algo que no podría ser reemplazado y nací para ser recordada. Su nombre era Sean. Y cometí la estupidez de confiar ciegamente en él, pero Sean me dio todo aquello que quería en ese momento.

Viajes por carreteras, sesiones fotográficas, nuevas sensaciones, nuevas personas, nuevos sentimientos...me dio todo...y luego me dejo.

<<¡Aquí tienes tu libertad! ¡Esto es lo que querías! ¡Solo tomalo! Y se...libre>>

Fue lo último que me dijo antes de dejarme sola en una carretera en medio de la nada.

Me dio todo y me lo quitó todo.

De cierto modo tenía razón, era libertad, pero yo no quería esa libertad, no la quería, nunca la quise, no quise estar sola.

Lo peor de todo es que ellos me advirtieron, papa y mama me lo dijeron: "No te acerques a él, no pienses en él, ni siquiera lo mires, no lo escuches, no sientas cerca de él, ¡Escúchame! ¡Soy tu madre! ¡Yo soy tu padre! ¡Escúchame! ¡Escúchame!"...pero no los escuche "¡Te usara!...y luego te dejara" Lo siento, lo siento "¡Por favor, escucha! ¡Te amo, pero el no te amara como lo mereces! ¡Ni siquiera es un hombre temeroso de Dios! ¡No es bueno para ti! ¡Sabes esos rumores sobre ese chico! ¡Escúchame! ¡Escúchame! Por favor, hija, se que es difícil de entender, pero es la verdad, él no te amara, solo te usara, ¡Y luego te abandonara! ¡Y no sabrás nada más de el! Escúchame! ¡Escúchame! Te amo, te amo, te amo." Jamas creí que extrañaría tanto escuchar esas palabras.

Pero en vez de aceptar la realidad, de que Sean no era para mi, preferí escuchar sus propias palabras. Ya casi los olvido, siento que desaparecen, sus rostros de mi memoria, ¡Y no se que hacer! ¡Me prometieron libertad pero me encarcelaron! Ayuda...ayuda...ayuda...no recuerdo el sonido de sus voces, pero la de él, la suya si...

Abrázame.

No debí abrazarlo.

No me dejes ir.

Debí dejarlo ir.

¿A quién le importa lo que ven?

A nadie le importa, ese es maldito punto, pero todos lo sabían menos yo...o quizás si lo sabia pero lo ignore.

¿A quién le importa lo que saben?

A mí, debía importarme a mí.

¿Pero lo peor? Es que no era la primera vez que me hacia algo, asi, ya me había abandonado una vez en una ciudad extraña, justo después de tener sexo en un campo de fútbol, Sean simplemente se fue, me dejó, ni siquiera miró atrás, desperté y estaba sola, sin nadie, sin un solo centavo. ¿Sabes? Se puede medir la inteligencia emocional de una mujer por sus antiguas parejas y a juzgar que perdone a alguien que me abandono en una ciudad desconocida después de tener sexo, si siquiera disculparse, veras que soy una estúpida de primer nivel. A veces desearía colgarme y simplemente morir, porque cada decisión que tomé me hundió más y más. 

Y heme aquí.

Preparando la lencería, colocandome el maquillaje y los tacones de quince centímetros.

La música se enciende, el calor aumenta y no se como respirar bien. Los aullidos comienzan, los billetes vuelan. La única razón por la cual puedo soportar esto es porque me digo a mi misma "Esta no soy yo", la Chloë que durante el día limpia las mesas no es la misma que baila sobre ellas en las noches, no es la misma que tiene sexo a cambio de un poco de comida, no es la misma que constantemente es abusada y castigada por no ser lo suficientemente sumisa como para callar, y obedecer.

A veces imagino que Sean viene en un auto de preferencia rojo, viene por mi, pero eso nunca va a pasar, aun sus mentiras resuenan en mis oídos y corazón, ¿Por que me dejo? No lo se, lo único que sé es que todo estaba planeado, yo no fui la primera, quizás ni siquiera la última, muchos hombres y mujeres cayeron ante los encantos de Sean, quien luego les informo a la secta sobre las personas que abandonaba, para que ellos enviaran a alguien que les brindara la "Ayuda necesaria" hasta que pudieran recuperarse e irse de allí, bueno, eso nunca pasó, los primeros días fueron un sueño, todos amables, todos queridos y considerados, si yo lloraba ellos lloraban. 

Pero todo tiene un precio y el precio de esa "Amabilidad" pasó factura cuando uno de los Señores, un tal Kosllov posó sus ojos en esta sucia y vil pecadora.

Asi que, antes de que me diera cuenta, ya había iniciado mi proceso de "purificación". Desde entonces tenía prohibido incluso pensar, solo debía complacer. De mi boca no podía salir mas allá que gemidos y "¿Le gusta asi, señor?" o "¿Lo estoy haciendo bien, señor?", y tal vez un "Déjeme complacerlo, señor"  ni siquiera tengo permitido comer más allá de lo estrictamente necesario. ¿Acaso se puede ser más miserable?

Pero no tengo derecho a autocompadecerme, no, yo misma me provoque esto, fui una maldita rebelde. Ahora, solo... escucharé la música, me moveré al ritmo de ella...y después, bueno, después abriré las piernas.

¡Corre, Conejo, Corre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora