Raph, Donnie y Mikey habían terminado con todos los robots. Lo celebraron pero no duró mucho.
- Bien hecho, chicos... Ey,….. ¿Dónde está Leo?
- No sé. La última vez que lo vi estábamos allí arriba, espiando a los Kraangs...
El mayor quitó una cabeza de robot de su sai. Le empezaron a buscar. Raph buscaba por la parte de arriba, Donnie por la izquierda y Mikey, la derecha. A éste último le tocó la parte rota de la celda. Cuando llegó a ésta parte, se dio cuenta de la fractura y se lo dijo a los demás.
- ¿Y aquí dentro qué había?
- Ni idea. Estaba tintado de verde... ¿Podría ser un mutante? ¡¡Oh, oh!! ¡Ya sé! ¿Y si es... un alienígena? – propuso el pequeño con brillo en los ojos - Por lo de que los Kraangs sean de otra dimensión y eso...
- No es posible que sea uno. ¿Quién traería más "competencia" al mundo que quieres dominar? Ni siquiera los Kraang son tan tontos.
- Pero, ¿y si es cierto? ¡Estoy seguro que lo es! - no se iba a rendir sin defender su punto de vista.
- SÍ, vale. Lo pillamos. – cortó el de la bandana roja- Sea lo que sea, escapó y Leo fue tras él. Humm... No es propio de él. Suele ser Mikey el inconsciente – le señaló y el pequeño protestó.
- Da igual lo que haya pasado. Tenemos que encontrarlo - concluyó el genio.
- Pero, ¿dónde lo buscamos?
Se acercaron más a la celda. Miraron su interior. Las paredes estaban literalmente pintadas del color de sus pieles. Al romperse, se había derramado un poco de líquido transparente parecido a baba.
Cuando se alejaron de ella oyeron un grito. Estaba lleno de sentimientos reprimidos. Miedo... Dolor... Confusión, tal vez.
- ¡Leo! – exclamó Mikey sorprendido - ¡Es Leo! Tenemos que ayudarle.
- ¡Por ahí! – dijo el más alto siguiendo la voz.
Salieron corriendo hacia ese punto. Llegaron a la habitación en la que se encontraba su hermano. La poca luz que había les bastaba para distinguir.
Las cajas que habían movido al pelear... Los puntos de la baba del contrincante... Las marcas de las pisadas debido a la suciedad del sitio... Los círculos de saliva mezclados con un líquido espeso rojo... Las grandes marcas de sangre por el suelo, cajas, lo que parecia ser un espejo manchado también de suciedad y de aquel flujo, y sus alrededores... Parecía que alguien había tenido una hemorragia y se había paseado por todo el lugar...
Fue entonces cuando lo vieron...
Distinguieron un bulto cerca de las cajas en las que se encontraba el cristal, en el suelo. Les estaba dando la espalda. La mitad de arriba estaba embadurnada de aquel fluido. Lo poco que se podía distinguir de sus piernas y espalda era verde. De ese color que tanto reconocían y querían...
Aquel cuerpo era su hermano.
- ¡¡¡LEO!!! - gritó el mayor corriendo hacia él.
Al acercarse fue distinguiendo poco a poco las heridas que le había causado su oponente. Miró con los ojos empañados el golpe que tenía en la cabeza, un pequeño corte del que salía un pequeño lago de sangre; pero lágrimas empezaron a caer por sus mejillas cuando vio la herida grave del hombro. De aquella mordida seguía saliendo sangre. De aquella lesión provenía el flujo que cubría casi todo su torso.
Le observó buscando más daño en vano. Lo que sí notó es la pequeña cola que tenía ahora. Se extrañó pero no podía preocuparse de ello. Se arrodilló a su lado y pasó una mano por la mordedura suavemente. Su hermano gimió, cerró los ojos con fuerza y apretó los labios.
- Lo siento... -musitó.
A pesar de lo que había hecho, contempló cómo la sangre volvía a aparecer poco a poco, preocupada y asustado.
- ¡¿Está bien?! – preguntó alarmado el más pequeño, llegando a su lado con el otro.
Raph esbozó una pequeña sonrisa. Su voz había temblado dejando claro que estaba asustado.
Se secó las lágrimas antes de hacer su siguiente movimiento.
Acercó sus brazos al cuerpo de su hermano y recorrió su cintura, deslizando las manos con cuidado, manchando más su espalda de su propio líquido. Le abrazó y se levantó.
Leonardo pesaba alarmantemente más de lo normal. Pero podía con él. Tenía que hacerlo. No podía dejarlo en un lugar tan oscuro y frío.
Los más pequeños vieron sus intenciones y le ayudaron a cargarlo a su espalda. Raphael le agarró firmemente por el bajo del caparazón. Le molestaba un poco la nueva cola pero no le importaba.
Sus hermanos miraron al herido. La cabeza estaba apoyada en su hombro derecho y en su cara. Tenía una expresión de dormido y, cada poco tiempo, gemía levemente y sus cejas se fruncían. Estaba palideciendo cada vez más y su cuerpo era más frío.
Raph lo imitó y lo agarró más firmemente. "No... No nos dejes...".
No iba a dejar que muriese. No allí. No en sus brazos.
Empezó a correr. El peso muerto de su hermano y sus piernas enrolladas en su cintura le entorpecían el paso. Sus hermanos le siguieron, Mikey a su derecha y Donnie en el otro lado.
- ... Raph... Responde... - insistió el pequeño con un tono asustado y preocupado - ¿Va a despertar?
Aumentó la marcha. No quería mirar aquellos ojos porque sabía que si lo hacía, rompería a llorar.
No sabía... No quería decirle que no sabía si su hermano estaba bien... No quería decirle que puede que no volviera a despertar... No quería decirle que su hermano podría estar... Muerto.
Así que decidió no responder e ir a la guarida lo más rápido posible para poder evitar aquello que tanto temía. Por suerte, habían llegado en el Shellraiser. Un medio de transporte raudo para llegar a su casa.
- ... ¿Raph? ... ¿Leo está... bien? - susurró con cada vez menos esperanza.
No iba a responder. Y el de la bandana morada lo notó.
- No te preocupes, Mikey - respondió con una sonrisa el genio, llamando la atención de los dos - . Seguramente lo haga. Sólo hay que llegar al laboratorio.
Raphael rió levemente para sí mismo. "Qué mentiroso..."
Al fin llegaron a la salida de aquella pesadilla y vieron el Shellraiser esperándolos. Suspiraron aliviados. El mayor dejó suavemente a su hermano herido en la parte trasera para que los otros dos le cuidaran y limpiaran mientras él conducía. Se sabía el camino de memoria.
Aunque lo hacían con cuidado, cada poco tiempo gritaba, cerraba los ojos con fuerza y gemía. Cada vez que lo hacía, el conductor se giraba preocupado para ver si estaba bien. Lo cual causó casi 3 accidentes...
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Bad Blood [CANCELADA]
Hayran KurguKraang y una fábrica abandonada... ¿Quién iría? Yo por supuesto no. Pero estos cuatro nunca aprenden. Y menos el mayor, Leonardo. "La curiosidad mordió al gato", dicen. Nunca había cobrado tanto sentido. TMNT fanfic gore, totalmente en español.