UN BUEN LIDER, UN BUEN AMIGO

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El soberano de imperio Lunar ha muerto, un buen rey, un buen esposo, un buen padre, un buen amigo, considerado como el mejor soberano que haya tenido el clan de los humanos, considerado entre los demás clanes como un rey justo y benevolente.

Todos los regentes acudieron al funeral, siempre le tuvieron demasiado cariño y respeto, fue un buen líder y un buen amigo, la emperatriz a pesar de ser dura y firme, no dejaba de ser humana, y lloro, lloro junto a sus hijos mayores, no un llanto doloroso ni quejoso, pero no podía evitar que le salieran lágrimas, era su esposo, su compañero, su amante, el padre de sus hijo, lo amaba, era el amor de su vida y ahora ya no lo tendría con ella.

De pronto vio a la menor de sus hijos,  que encontraba a un lado de ella a punto de quebrarse.

Nahira: Lunala – La llamo

Lunala: Madre – Volteo a verla - Su rostro no podía evitar la profunda tristeza que sentía.

Nayra: Compórtate, recuerda que tú no tienes permitido expresar sentimientos tan banales como el dolor, tú debes mostrar fortaleza, eras la que sostendrá la fuerza del imperio, la futura mano izquierda no debe mostrar debilidad.

Es este punto Lunala sentía que de verdad estaba a punto de explotar.

Emylce: Mi señora, si me lo permite, déjeme llevármela para que pueda descansar un rato, y así se pueda despejar un poco.

Nayra: Sera lo mejor, llévatela para que descanse, ella no debe de hacer espectáculo delante los demás.

La nana tomo a la chiquilla del brazo para retirarla del lugar, pero pararon en seco sin voltear, al volver a escuchar a la matriarca.

Nahira: Y la quiera aquí a primera hora recompuesta.

Emylce: Como usted ordene mi señora – Saliendo del lugar.

Del otros lado del gran salón un pelirrojo observaba la escena intrigado.

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Al llegar a la habitación, la peliblanca se acercó a la venta, viendo y no viendo nada.

Nayra: ¿Deseas que te traiga algo mi niña?

Lunala: ¿Por qué madre me desprecia?

Nayra: Tu madre no te desprecia, es solo que tiene un gran peso sobre sus hombros y no puede mostrarse débil ante los demás.

Lunala: Pero porque mis hermanos si tienen permitido llorarle a padre y yo no... Por todos los dioses era mi padre también, ¿Acaso me culpa por su muerte, por no estar ahí para cuidarlo?

Nayra: No mi niña, no, no digas eso, tú no tienes la culpa de nada – La abrazo tratando de reconfortarla.

La sintió haciendo fuerza, fijo su vista en ella, y se dio cuenta que la menor se mordía el labio inferir hasta casi sangrar, tratando de reprimir el llanto.

Nayra: Nadie nos ve, ni nos escuchan – Dijo la anciana en su oído - Llora, llora mi niña, por esta vez, permítete llorar, desahógate, yo protegeré tu llanto, tienes todo el derecho del mundo llorarle a tu padre.

Aquellas palabras fueron como un interruptor para la peliblanca, el aliciente que necesitaba para poder descargarse, porque después de tantos años, se dio el lujo de explotar sus sentimientos, se pegó a un más a su nana hundiendo su rostro en su pecho gritando entre ellos, expresando el más puro dolor que sentía ante la perdida de una de las personas que más la había tratado como una persona normal.

Pero un toque de la puerta las interrumpió, rápidamente la princesa se separa de su nana, tratando de ocultar sus lágrimas, la anciana fue atender la puerta, cuando la abrió, se topó con la sorpresa de que un chico se encontraba frente a los aposentos de la princesa.

Lyam: Disculpe, sé que no debo de estar aquí, pero.

Nayra: En efecto niño, no debes estar aquí.

Lyam: L-lo siento, pero estoy preocupado por la princesa y... – La anciana estaba a punto de responderle, pero una voz los interrumpió.

Lunala: ¿Eres tú Lyam? por favor nana, déjalo pasar.

Nayra: Pero mi niña – Quiso replicar.

Lunala: Solo por esta vez – Rogo la muchachita, a la mayor se le partió el corazón verla tan vulnerable, que sí, solo por esta vez permitiría este tipo de cosas.

Al autorizarle el paso a la habitación, se topó con una imagen que jamás imaginó ver por parte de la princesa y amiga – Lyam – llamo la peliblanca.

Lyam: Lunala se acercó a ella rápidamente sin dudar – A él también se le partió el corazón verla así, nunca se imaginó verla tan vulnerable, la abrazo y aferro a ella sirviendo de consuelo.

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Salió un momento a uno de los balcones a tomar un poco de aire, no soportaba en ambiente del lugar, donde el cuerpo de su difunto cuñado estaba siendo custodiado.

No podía creer que Setos estaba muerto, le dolía, claro que le dolía, porque lo amaba, seguía amándolo, y aunque el jamás le correspondió, ni volteo a verla como mujer, fue el amor de su vida, era triste su partida, seria triste no volver a verlo.

Pero esto no era el fin, sino el principio, fue una gran perdida, fue un excelente monarca, pero como todo tiene su fin, también viene su principio, y este sería el suyo, era el momento de poner en marcha su plan.

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La noticia de la muerte del Rey Setos corrió como agua en el rio, en el bosque del Rey Hada, donde estaban incorporados y aliados el Clan de las diosas y el Clan de los Gigantes hace un par de años, se corrió la tan fatídica noticia, de cierta manera, era un golpe para ellos también, ya que tenían planeado pedirle a Setos que su clan se aliara con ellos para combatir a los Demonios, hablar con él hubiera sido más fácil el tratado de alianza, ya que la familia imperial eran demasiados herméticos en asunto que no fueran de su mismo circulo, y con Setos hubiera sido más fácil las cosas, ahora tenían que esperar como cursaba el tiempo en esta guerra.

TU FRIO CORAZON (TOMO UNO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora