Lourel Fiore y Axel Grace.
Complicado. Emocionante. Y a tiempo el uno para el otro.
¿Por que? Porque no es pecado, es aprendizaje.
¿Su propia destrucción o salvación? Tal vez ambas.
Somos la casualidad, llena de intención.
¿Es justo lo que necesit...
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Pecaminosos.
Axel.
Me ha derrotado en mi propio juego, hay caras bonitas con el alma asquerosa, pero ella, es una cara bonita con el alma más oscura, un pecado andante. Irrumpiendo en mi vida, jugando a los policías y ladrones; siendo ella el crimen perfecto, intentando robarla disparo directo a mi corazón, cambio mis jugadas encerrándome en la cárcel del amor.
Mi mujer pecaminosa.
-Tienes que confesarte y sacar todos tus demonios, eres un ángel y ellos no son pecadores. - digo.
-Llama a un sacerdote, a quien quieras, pero este ángel está lleno de oscuridad y ni el mismo Dios la va a poder sacar. Y si no conocías a un ángel pecador, aquí lo tienes encima de ti. Además, lucifer fue un ángel y mira quien es ahora. Tú no te quedas atrás mi demonio pecador. - pone sus manos detrás de su espalda.
-Eres la mejor mujer para el peor de los hombres. Pero algún día encontrare la redención, abandonando mi puesto en el infierno para pasar un día en el paraíso. Traes bondad a mi maldad. - agarro sus muñecas.
Que dispare en seco y cruce esa bala en mi corazón, esperando a morir en ese juego del amor.
Siendo el ladrón, que cayó en la trampa de la policía criminal.
-Escuche tus suplicas y tus rezos, tu grito de redención. Déjame ser tu salvación.
-Bajaste a mi como el más oscuro de los ángeles. Salvado por ti, sintiéndose como una condena.
Prisionero de esta mujer.
-Experimentando bondad, salve un dominio. Podrías corromperme, o yo podría llevarte al límite rompiéndote.
-Aun así, rompas mi corazón, volvería a tu salvación. Entonces ven y acaba conmigo, estoy a tu voluntad.
Tenía la guardia baja, he perdido enamorándome de mi contrincante, pero gane el asalto, robándome su corazón.
Con mis manos en sus muñecas la aprieto más contra mí.
- ¿A mi voluntad? Al parecer estoy más a la tuya, paralizada aquí contigo, a tu merced. Lo sorprendente es que no soy así, pero se siente bien, y creo que me gusta, no sé qué hacer para evitarlo. - presiona su pelvis a la mía.
-No lo evites, deja te llevar conmigo.
-Es como estar en un túnel oscuro y lo único que veo es a ti. Somos una sola pasión. - acerca su rostro al mío, quedando cara a cara. - dime, ¿También lo sientes? - pasa la punta de su lengua por mis labios.
