Capítulo 4

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Diana Wells.

Las cosas se estaban complicando cada vez, todo estaba saliéndose de nuestras manos, el asesino de mi hermano y el violador de mi hermana estaban sueltos por ahí, haciendo de las suyas. La desesperación era notable en casa, papá metía más presión, como si esto fuera un juego para mí y tanto como él y yo estábamos interesados en saber lo que había pasado en aquella fiesta. Y como si fuera poco ahora tenía una nueva incógnita: Verónica Rausell.

¿Será cierto todo lo que decían de ella? Aunque su comentario no me ayudó en nada.

Solo son rumores, pero por si las dudas manten la distancia.

Y obviamente eso era un gran problema para mí. Era la chica que me gustaba desde siempre, y ahora se había convertido más seguido en unos de mis pensamientos. ¿A dónde me llevaría todo esto?

— No pienses tanto, terminarás de arruinar las pocas neuronas que te quedan.— comentó mi fastidioso hermano entrando a donde me encontraba tomando un poco de sol en la piscina.

— Tú de verdad buscas la manera de fastidiarme— solté cansada.

— Solo vengo a platicar con mi hermanita.— se sentó en unas de las sillas que estaban a mi lado para imitar mi posición de tomar sol.

— Matias y su hermana no aparecen— dijo el Moreno, quite mis gafas de sol y giré mi cabeza para mirarlo confundida.

— ¿Cómo? ¿Papá sabe?

— Si, fue el primero en saberlo. Cree que puede ser del fantasma.

Fantasma, la gran incógnita de Chicago. No sabíamos quién era, no sabíamos su sexo, no sabíamos su nombre, ni siquiera sabíamos si era real. Empezó eliminando a criminales en las calles, pedófilos o violadores, mujeres que vendían a sus hijas, por una razón atacaba al que hiciera el mal incluso matando inocentes que involucrara lazos con ellos. Por eso aún así no sabíamos de quién se trataba, ahora se ha vuelto más eficaz, esta acercándose a nosotros por alguna razón o mejor dicho a mi padre. Aunque no sabíamos si venía por él, pero todo apuntaba a que sí, pero no sabíamos el ¿por qué?

— ¿Por qué?

— Todo lo que pueda incluir desgracia a nuestra familia puede ser por ese fantasma.

— ¿No te has preguntado si nuestro padre puede haber tenido...— interrumpió.

— Nuestro padre es un hombre de buena reputación— aunque no sonó alterado, si sono serio, con su voz tan aguda— ¿Cómo podrías creer eso? Si te escuchara te arrancaría la garganta.

Bufe— Buena reputación — imite— pero seria capaz de arrancarme la garganta sin anestesia.— burlé— Es una tontería, Erik. Sabemos que  nuestro padre no es un santo y que detrás de toda esa buena vestimenta hay algo oscuro, nunca esta en casa y cuando esta solo nos hace un recordatorio de quien es el que manda. Desde pequeños nos ha echo a un lado y si no es por nuestra madre la verdad es que no se que fuera de nosotros. Y es que no me creo eso de que siempre ha sido el trabajo.— suspire y me senté en la silla

Erik me observo incrédulo, para luego burlarse en mi cara— Tienes una imaginación tan... infantil. Agradece que tienes los mejores gustos, que nunca has tenido que trabajar, agradece que mi padre es tu padre. No seas mal agradecida.

— Si claro,— burle sin ganas— Como si el hiciera el papel de padre, nunca lo ha echo y tú más que nadie lo sabe. Nos moldeó a su manera y es tan jodido no poder soltar las cadenas que nos atan a él.

— ¡Basta!— grito irritado Erik— Yo si le agradezco a mi padre por lo que soy...

— ¿Y qué es lo que eres? No eres nadie para nuestro padre, aún no estás en el nivel de Junior, sea lo que sea que haya echo Junior funciono para que nuestro padre lo pusiera de ejemplo en medio de nosotros. No eres nadie, ¡no somos nadie! Lo único que podemos hacer es buscar las malditas respuestas que quiere nuestro querido padre.

Latidos infernales [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora