OneShot

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Notas:

Es un AU (universo alterno), y hay mucho sufrimiento, violencia detallada, sexo y maltrato físico, psicológico, etc. Pero todo leve. Igual si no eres mayor de edad, te pido no entres. Si lo haces, por favor, conversa de tus sentimientos con un adulto de tu confianza o conmigo. Podrías ser mi hijo o hija, y no quisiera que te llenes de ideas dolorosas.

Recuerden que esto es ficción y sólo sirve para entretenimiento de personas maduras y sensatas.

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Una calle oscura me recibe, al voltear la esquina. Una mano aprieta el lado derecho de mi vientre rojizo y húmedo, la otra se sostiene de las paredes mugrientas, de fluidos que desconozco.

Está vacía y es mejor. Odiaría que alguien me viera con lástima.

Respiro profundo, pero con dificultad, y me desplomo semi sentado.

Pronuncio "A-Huan", con voz lastimera, pensando cómo tu recuerdo y nombre pueden endulzar un momento como este.

Nunca sentí la muerte tan cerca, como ahora que te evoco.

Toda mi vida actué según mis necesidades y por eso acepto el trágico destino que me aguarda.

No negaré mis actos y confieso haber utilizado a tantas personas para mi beneficio, que sería inútil pedir su perdón ahora.

Más, si desearía haber muerto, cuando tu confesión llegó a mis oídos la primera vez, en aquella lujosa suite iluminada por la luz del ocaso.

"Te amo, A-Yao", dijiste besando mi cuello, mientras desnudabas mi cuerpo y tu alma. Y en ese momento yo… sólo podía sonreír placenteramente por sentirme dueño de ambas cosas.

No fuiste el primer hombre, ni el último, que me había declarado amor o me lo había demostrado con su cuerpo.

Y así como yo usaba a otros, para mí conveniencia, sabía que los demás también querían algo de mí.

Mi cuerpo, mis favores, mis influencias.

Pero tú nunca quisiste algo mío, querías entregarte a mi, aún sabiendo que yo no podría hacer lo mismo.

¿Aún recuerdas? Nos conocimos en la escuela. Tú eras capitán del equipo de Esgrima y yo, un estudiante de ingreso "especial".

Sin padre, sin familia en que apoyarme y con una madre enferma, viví mis primeros años de vida trabajando duro a cambio de limosnas y malos tratos.

Y luego, descubrí el poder del sexo y la seducción a través de una belleza que nunca creí tener.

La descubrí el día que me acosté con el director de ese entonces, a quien conocí una noche cuando compraba las pocas medicinas que me alcanzaron con la mísera paga del día.

"Te gustaría un poco de esto?". Me preguntó mientras sacaba su billetera llena de tarjetas y billetes verdes.

Nunca había visto tanto dinero en mis 14 años de vida y, en automático, mi cabeza asintió.

Ese mismo día, en un apartamento discreto, el hombre de 45 años me ofreció mucho dinero y un futuro prometedor estudiando en su escuela. Pero a cambio rompió algo más que las partes íntimas de mi cuerpo. Destruyó mis esperanzas, plantando la semilla del ser que soy ahora.

También comprendí ntendí que el dinero era poder.

Sólo el dinero curaría a mi madre, sólo el dinero y el poder me llevarían a lo más alto del reconocimiento. Sólo teniendo a los más importantes, besándome los pies, tendría una vida sin problemas. 

Memorias de un Alma RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora