Tan pronto como sonó el timbre, se levantó de su pupitre, cogiendo su mochila y yéndose por la puerta como cada día. Pasó por su taquilla, algo lejos de su clase, a por un par de libros de Historia que no utilizaba mucho. Al salir por la puerta de atrás del Instituto, puesto que quedaba más cerca desde su taquilla, se encontró con los chicos de clase de su hermano, fumando Dios sabe qué y pirando clases, como de costumbre. No les hizo el menor caso, hasta que al pasar por su lado oyó parte de su conversación.
-... Ese imbécil de Dariel, ¿qué cojones se cree? Maldito hijo de puta. ¿Pues no me suelta el gilipollas que no...? -Comentaba indignado uno de los chicos, mientras le pasaban el porro.
Drake se giró, al oír de quién estaban hablando.
-¿Algún problema, Ryson? Justo hablábamos del imbécil de tu hermano, ¿verdad? -Le llamaron por el apellido, a pesar de cruzarse a diario y de verle con su hermano no conocían su nombre. Drake tampoco tenía interés en saber el de aquellos impresentables.
-¿Quién te da derecho a hablar así de Dariel? -Preguntó. Podía tolerar muchas cosas, pero no que hablasen mal de su familia. E iba a llevar esa convicción a sus últimas consecuencias.- Retíralo ahora mismo -la ira se notaba nítida en su voz.
Los chicos se rieron. Pese a ser tan solo un año mayores que el joven Ryson, parecían desprender un aura de suficiencia que a este repugnaba.
-¿O qué? -Preguntó el que se las daba de cabecilla, sin tener tiempo a jactarse de la respuesta, ya que el puño de Drake le golpeó en instantes. No era muy fuerte, pero era ágil. Y contra tres que eran sus oponentes, eso jugaba a su favor.
Uno de los otros dos chicos se abalanzó sobre él, esquivándolo por la mínima el más joven, pero bajando así la guardia ante el tercero, que le propinó una patada en el estómago, tirándole al suelo. No había sido tan buena idea, pero debía hacerlo, tenía que hacerlo. Dariel siempre había jugado el rol de hermano mayor, pese a que pocas veces había sido necesario, Drake nunca se metía en problemas. Salvo en estos casos, era un chico tranquilo. Además... Le dolía que hablasen así de su hermano. Tenía con él un vínculo mayor que con cualquier otra persona, la madre de ambos incluida.
Antes de que tuviese tiempo a levantarse, dos de los chicos le estaban agarrando. Pugnaba por zafarse de ellos inútilmente, mientras el tercero, al que había propinado el puñetazo, se acercaba a él con una mueca de repulsión.
-Imbécil -solo escupió, antes de comenzar a pegar al chico.
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Minutos después de que los chicos se hubiesen marchado, Drake seguía sin moverse, apoyado contra la pared de la antesala a la salida. Sin esos chicos, la probabilidad de que pasase alguien era prácticamente nula, por lo que no temía que nadie le viese así. No por él, sino por su hermano. No quería que sintiese que eso era su culpa, pero si le veía así lo creería. No lo era.
Se levantó, dolorido, y fue hasta el baño más cercano. Se lavó la cara y las manos, quitándose las manchas de sangre más visibles. Cogió su teléfono móvil y llamó a Dariel, a esa hora él estaría saliendo de su última clase.
"¿Sí? ¿Drake?" respondió la voz de su hermano al descolgar.
-¡Hola, Dariel! Quería decirte que hoy comeré con Arianna, no es necesario que me esperes para comer, ¿de acuerdo? -Improvisó. No podía llegar a casa con esas heridas y sin una buena excusa.
"Huh, ¿con "Anna"? Vaya, vaya... Pasadlo... Bien, ya sabes, Drake" Comentó divertido la voz de su hermano al otro lado de la línea. Realmente creía que él tenía novia, y no había forma humana de hacerle creer lo contrario.