Capítulo 21.

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Después de hablar con su tío necesitó unos días, cinco, para analizar todo lo que había pasado desde julio y pensar cómo podría arreglar las cosas con Harry. Seguramente le odiaba pues no le había roto el corazón una vez, sino dos o tal vez más. Ya había perdido hasta la cuenta. No podía presentarse sin más para volverle a decir el discurso que tantas veces había soltado con palabras similares. Decirle lo mucho que le amaba o recitarle otro poema ya no era suficiente.

Nada sería suficiente para compensar el daño que le había hecho. Sin embargo, debía intentarlo.

Le pidió a Zayn que vigilase una última vez al ojiverde, que le avisase cuando saliese de su habitación para entrar él. Quería darle una sorpresa. Así fue; su mejor amigo fue en su búsqueda en cuanto observó, desde una lejana distancia, cómo se marchaba de esta.

No sabía en cuánto tiempo volvería el de rizos, quizá en cinco minutos o tal vez en un par de horas. Él le esperaría, sería paciente por primera vez, era lo menos que podía hacer. Entró al cuarto con una guitarra acústica, era de su mejor amigo pues uno de los internos se la había dado a cambio de unas drogas. Cuando era pequeño tocaba ese instrumento, iba a clases particulares algunos días a la semana, aún recordaba algunas notas aunque su “actuación” se basaría en improvisar.

El ojiverde entró a la media hora, lo que menos esperaba era encontrarse con la figura de su ex. Le observó durante unos segundos, confundido al verle sentado sobre su cama con una guitarra, fue ese el motivo por el que no se marchó al instante. Sin embargo, tras asimilar la escena, sin preguntarle el porqué, giró ciento ochenta grados para salir de allí. Si se quedaba más tiempo, incluso un mísero segundo, caería en sus ojos oceánicos.

—Espera, solo será un momento.—pidió sin moverse de su posición.

—No, ya esperé en demasiadas ocasiones.—intentó mantenerse firme, lo cual era bastante complicado.

Sin embargo, Louis ignoró su respuesta. Era obvio que contestaría aquello, él también habría dicho lo mismo, mas sabía que en cuanto moviese los labios Harry se detendría. No se iría. Si había algo que le diferenciaba del resto al menor, era la empatía. Aunque su actuación fuese lo peor se quedaría hasta el final porque era consciente de lo mucho que le costaba cantar, lo frustrante que le resultaba no dar las notas correctas, como cuando cantó una parte de Creep sólo.

El más grande se aclaró la garganta con un poco de agua, tenía un vaso al lado suya. Después, tocó el primer acorde rezando internamente por no fallar. Sonrió cuando vio que había captado su atención, le conocía demasido bien.

If I don't say this now I will surely break.
As I'm leavin' the one I want to take.
Forget the urgency but hurry up and wait.
My heart has started to separate.

The Fray era uno de sus grupos favoritos, en su casa tenía todos sus vinilos, algún día los robaría para mostrárselos a su amor. Cuando tenía dieciséis años los escuchaba a todas horas, cantaba sus canciones en cualquier momento; a veces creyendo que estaba en su propio concierto, otras simplemente las tarareaba. Se sabía todas sus letras como la palma de su mano, aún recordaba la mayoría pues realmente le habían marcado.

There now, steady love, so few come and don't go.
Will you, won't you be the one I'll always know?
When I'm losin' my control, the city spins around.
You're the only one who knows, you slow it down.

El de ricitos se había sentado en el otro colchón, para estar frente a él. Sonreía con sus ojitos brillantes, de la misma forma que su madre le veía hacía años cuando representó a Danny en el musical de su instituto: “Grease”, no apartaba la vista de él, apenas parpadeaba para no perderse detalle. De hecho, ni siquiera la que le había traído al mundo le había observado alguna vez con tanto orgullo. Aunque el mayor no comprendía la razón por la que su mirada significaba aquello.

lune décroissante {LS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora