LA ÚLTIMA VARITA DE SÁNDALO CAPÍTULO 6

47 1 0
                                    


La comida estaba lista y como Donnie lleva todo el día cuidando a Cirse, Mikey decidió entrar a avisarle que ya podía ir a la mesa.

Abrió la puerta al tiempo que dijo alegremente —¡A comer!—Ya casi había cerrado el cuarto de nuevo, cuando cayó en cuenta de que le pareció haber visto a su hermano tomado de la mano de la chica de cabellos negros, volvió a abrir rápidamente y para su sorpresa era cierto. Se sintió feliz por ellos, así que decidió dejarlos a solas un rato más

—¡Ups perdón! yo no he visto nada—Guiñó un ojo completamente dispuesto a dejar en claro su complicidad, sin embargo antes de poder cerrar, la voz de Donnie lo llamó

—Espera Mikey...—el pecoso chico miró a su hermano mayor un tanto extrañado pues su tono, contrario a lo que esperaba, le parecía un poco inexpresivo. Ajeno a esto el genio continuó hablando casi como un autómata—...necesito que traigas la lámpara plateada de mi laboratorio y llama a los demás por favor, diles que Cirse ha recuperado la vista—

De pronto la euforia borró en la cabeza del chispeante chico cualquier otro pensamiento, así que salió corriendo por los pasillos de la guarida gritando a todo pulmón—¡Chicos! ¡Chicos! ¡Cirse ya despertó! ¿Y adivinen qué? ¡Ya puede ver!—

Los dos hermanos restantes dejaron sus actividades y asomaron la cabeza de las habitaciones en las que se encontraban.

Mikey entró en el laboratorio y revolvió los cajones sin ningún tipo de cuidado, buscando lo que su hermano mayor le pidió hasta encontrarlo. Al fin salió volando con la pequeña lamparita en su mano derecha hacia el cuarto donde estaba su amiga.

Cuando llegó, Donnie ya le está haciendo algunas pruebas y Rafa miraba de cerca de manera curiosa. El maestro Splinter caminaba en completa tranquilidad hacia la habitación y mientras entraba, Leo, que lo seguía a solo unos pasos de distancia, se quedó en la puerta mirando fijamente a su hermano de bandana morada que parecía hacer las cosas como en automático.

Cuando al fin el joven Mikey entregó a su hermano la lámpara, Donnie paso una lucecita de un ojo al otro de la chica pero parecía seguir un poco shokeado —Pues todo parece estar bien, es como si nunca hubiera perdido la vista—

El genio dejó la lamparita en el escritorio, recorrió con la vista el suelo hasta toparse con Clea que jugaba con la cola del maestro Splinter y aun inexpresivo caminó hacia el fondo de la habitación. La joven lo vio alejarse y aunque quiso detenerlo no pudo decir nada, pues el maestro Splinter había empezado a hablarle — ¡Felicidades Cirse! Seguramente tu vista ha regresado porque hay algo importante que tienes que ver—

—Gracias maestro, espero que sí—dijo ella mientras miraba a la distancia al chico de la bandana morada, quien se mostraba serio, cabizbajo y al notar que ella lo miraba, terminó por moverse de lugar a un ángulo en el que pudiera escapar a su vista. Cir trató de moverse un poco para poder verlo pero un dolor terrible en el costado le impidió hacer el más mínimo movimiento.

—No te muevas mucho, Donnie dijo que la herida fue profunda y no querrás lastimarte más—Le advirtió Rafael

—Si, tienes razón, gracias—La chica le dirigió una breve sonrisa, para luego volver su mirada buscando al más alto de los hermanos sin tener éxito, cuando repentinamente Mikey se puso frente a ella

—¡Estoy tan feliz! Ahora podrás jugar videojuegos con nosotros, ver películas y... también podrás ver las figuritas que puedo hacer con las sombras!—de pronto el chico saltó a apagar la luz, regresó para tomar la lámpara que el genio había dejado en el escritorio, la prendió y se la dió a Rafael—¡Mira puedo hacer un elefante... un cisne...un terror de las profundidades...!—exclamó con entusiasmo mientras movía los dedos

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 30, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

OJOS VIOLETASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora