Su pasado

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Advertencia: Este capítulo estará tocando temas como depresión, dependencia y suicidio de forma más detallada, por favor, leer con discreción.

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(POV AOMINE)

No había forma en que lograra poner en orden el conjunto de emociones y sentimientos que llevaba cargando. La llamada con Akashi había dado inicio, sintiendo el conocido temor de enfrentar su enojo, para poco después ir convirtiéndose en seguridad al expresar la decisión de Tetsu. Sin embargo, una vez logré convencer al heterocromático, el alivio temporal fue transformándose lentamente en incredulidad hasta rozar el enojo, conforme me contaba una pequeña parte de la verdad que rodeaba a los gemelos.

Decide bien, Daiki —fueron las últimas palabras del pelirrojo antes de cortar la llamada.

Abandoné el vestuario azotando la puerta, parecía como si un problema llegara seguido de otro sin querer darme descanso. Sentía como peleaba contra la depresión para que no arrastrara a las personas que apreciaba, y en esta ocasión parecía que su objetivo era aquel par.

Los conocía desde hace casi 8 meses, cuando llegaron sin previo aviso a mi salón, afirmando públicamente que terminarían superándome. Me burlé de ellos en su momento y también acepté sus alocados desafíos, solo para demostrarles la diferencia en nuestras habilidades. Aun así, ellos jamás desistieron.

Eran tercos, orgullosos y cerrados, no conversaban con muchas personas, pero tampoco se dejaban intimidar. Antes de que me diera cuenta, terminé cuidando de ellos, quizás una parte de mí fue acostumbrándose a que siempre estuvieran rondando cerca y precisamente por eso, no podía aceptar lo que su propia familia les había hecho.

Aún se repetían en mi cabeza las palabras de Akashi.

"Su madre los usó como excusa para suicidarse."

Apreté los dientes con fuerza, de solo pensar que existía alguien capaz de usar a sus propios hijos para algo así, se me revolvía el estómago por el asco. ¿Acaso a eso se le podía llamar madre? Ellos podían llegar a ser molestos con su terquedad y arrogancia, pero no eran unos malos chicos. Por el contrario, eran orgullosos y confiables.

Fueron los únicos en responder a mi llamado cuando necesitaba que alguien cuidara de Tetsu. Ni siquiera lo conocían bien, pero lo protegieron hasta conseguir darle tranquilidad. Incluso ahora uno velaba por sus sueños, sin más recompensa que el agradecimiento que podría darle.

¿Qué clase de padres podrían abandonar a sus hijos? O mucho peor, cargarlos con la culpa de una muerte de la que realmente eran inocentes.

Atravesé el campus del instituto dando grandes zancadas, en dirección al edificio principal dónde se encontraba la enfermería. Tenía que conversar con alguno de ellos y solo podía ser Eita, ya que Akio aun debía encontrarse con Wakamatsu.

"Su padre los abandonó poco después para mantener su imagen intacta en el mundo de los negocios."

Siempre creí que el padre de Akashi era detestable por la forma en que lo presionaba, pero el hombre que en algún momento se hizo llamar padre de los gemelos era mucho peor.

—Una maldita basura —mascullé en voz baja, avanzando por los pasillos.

No era un iluso para creer que el mundo era un paraíso, pero al menos, una parte de mí creía que esas acciones despreciables sucedían en las películas o en un mundo muy lejano al mío. Que algo tan bajo como abandonar a dos de tus hijos por un par de billetes, eran fantasías sacadas por los guionistas de las películas para crear villanos.

Shadow (Aokuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora