- Decide, ¡¿De quién estás enamorado?!,¿Él o yo?
En el fondo, ni el mismo sabia la respuesta.
- No lo se... ¡Los amo a los dos!
Un triangulo amoroso que conecta todas las puntas.
¿Quién dice que tienes que elegir solamente a uno?
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...
Esa noche Mark no podía dormir. Las imágenes que vió no se borraban de su mente.
Si antes estaba confundido hacerca de su orientación sexual, ahora el bulto de sus pantalones le confirmaba todo.
Aquella escena se repetía una y otra vez en su cabeza. La temperatura se comenzó a elevar en su cuerpo. Ese cosquilleo del cual no estaba acostumbrado, comenzó a apoderarse de su entrepierna. Mark no comprendía que estaba pasando, sus tetillas se endurecieron y su piel quemaba.
Las manos, los besos, los roces, absolutamente todo se tatuó en su mente. ¿Cómo se sentiría estar entre esos 2 hombres?, ¿Cómo sería poder ver esa mirada lujuriosa destinada hacía él?. Esa mañana, esas mismas manos que azotaba al señor Bauer, lo habían tomado de la muñeca, también se había encontrado con esos ojos azules cuando entregaba unos documentos en la oficina. Quién hubiera dicho que esos dos hombres provocarán tanto en su cuerpo, al nivel de poder explorar en su sexualidad que hasta ahora era inexistente.
Mark no podía aguantarlo, comenzó a acariciar su cuerpo. Bajando lentamente las yemas de sus dedos por toda la superficie de su pecho. Tocó y pellizco sus pezones esperando que se asimilara con las grandes manos del moreno. Imaginar le excitaba.
Poco a poco comenzó descender hasta el borde de su pantalón. Sus toques ardían. Al llegar a su ropa interior, comenzó a acariciar su miembro palpitante, provocando algunos suspiros y gemidos en su garganta. Mordió sus labios y cerro fuertemente sus ojos.
Imagino al señor Bauer arrodillado frente a él, lamiendo y tocando su bulto sobre su ropa interior. Sus ojos penetrantes lo miraban detras de sus anteojos mientras sacaba su miembro del boxer, a su vez imaginaba al enorme moreno, besándole el cuello por detrás mientras frotaba su erección en sus nalgas.
Mark se sentía tan embriagado de placer, el solo pensar en los labios y lenguas besando y lamiendo su cuerpo, lo hacían estremecerse. La punta de su pene comenzó a goter líquido preseminal pero no le importo. Sus manos manchadas de fluidos, lubricaron su miembro en cada movimiento.
Lo que había comenzado como movimientos lentos y rítmicos, comenzaron a tornarse salvajes y frenéticos . La desesperación, el deseo y su libido explotó en una eyaculación que mancho todo su abdomen.
Mark se consentro en la fantasía que fabricó en su cabeza, las manos que lo habían hecho correrse no eran las suyas, si no las del moreno y la superficie en la que eyaculo no era su abdomen, si no la cara de Darrel Bauer. Imagino como su semen corría por sus mejillas y sus labios, así mismo manchando la carcasa de sus lentes y en vez de molestarse, este le sonreía y lo miraba con sus electrizantes ojos.
Todo aquello fue liberador. Con tan solo 17 años, Mark se dio cuenta que era gay.
...
Al otro lado de la ciudad. Jack tampoco podía dormir, y no era por la misma razón que la del pelirrojo.
