Enfrenta al Esposo y al Hijo.

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u□ Antes de que me de otro bajón espiritual y quede trabada voy a publicar lo que pueda de varias historias que tengo y ver mis borradores. (Al fin me acorde de como iba el hilo de este pequeño fic, espero que lo disfruten, ire despacio pero tratare de ser constante).

Con amor, S.Y

☆☆☆

¿En cuantos idiomas se podía decir a la misma persona "Estas muerto"?.

Por que en ese mismo maldito momento Reborn estaba por volverse no solo el mejor hitman del mundo, sexy tutor espartano y padre protector. Sino el poliglota más significativo del mundo.
Hacia poco más de media hora que había llamado a los guardianes de Tsunayoshi y mandado a revisar el estado devida en que había dejado al exarcobaleno del Rayo.

El azabache miró hacia el sofá donde un pequeño castaño jugueteaba con el bebé más consentido de toda Vongola, el Dulce Sora.

La razón era poco importante...no, estaría equivocado si lo dijera así.
Sora había estado llorando sin parar y las nanas que se hacian cargo del niño cuando Tsuna tenía demasiado trabajo, salieron a buscar a su "madre".

Solo que se toparon con la curiosa escena de un Reborn y un mini jefe en la sala.

Al parecer La versión mini del jefe y la versión mini hijo del esposo del jefe se llevaban bastante bien.

Las nanas le pidieron autorización al azabache de patillas rizadas para dejar a los infantes jugar juntos hasta que los guardianes y demás convocados llegaran a la mansión.

-Dame Tsuna, no les enseño a ser puntuales a sus guardianes...tsk- El hitman solo miraba de reojo la hora marcada por el reloj de la pared.

Lo unico rescatable de toda esa situación es que Sora tenia alguien con quien jugar.

Un timido y amable Tsuna era ideal como compañero de juegos para el risueño y adorable Sora.
La alfombra de la sala estaba bordeada por suaves cojines coloridos, peluches, juguetes y algunos bocadillos.

Era una visión absolutamente relajante.

O mejor dicho, eso era hasta que el facilmente reconocible grito escandaloso de guardian de la tormenta, Gokudera Hayato se hizo presente al abrir de par en par las puertas de la sala.

-¡DECIMO!-
El peliplata tuvo que esquivar una bala cercana a su mejilla, siendo observado por un serio azabache de patillas que le apuntaba con su arma.

Hayato miró a un costado de donde el hitman estaba de pie.
Ahi en la alfombra estaba un asustado niñito pequeño de cabello castaño al borde del llanto protegiendo entre sus bracitos regordetes al bebito con el que estaba jugando.

-G...Gokudera- Llamó un nervioso Yamamoto que recíen se asomaba por la puerta.-Creo que asustamos a los chibis hehe-.

Reborn con el ceño fruncido y una mirada de pocos amigos guardo su arma y se acercó donde los niños. Dandole una palmada gentil a la cabellera castaña de Tsuna.

-Ya los asustamos...No llores Dame Tsuna o Dame Sora se va a asustar- Dijo en voz baja mientras observaba las infantiles facciones de su pequeño niño relajarse. Esforzandose en contener las lagrimas al notarse observado por el bebé Sora.-Así esta mejor-. Felicitó Reborn.

Gokudera por su parte Solo se quedo mirando hacia donde estaban los niños y luego donde Yamamoto.

-Creo que no debes enojar más a Bueno, ya sabes...- Con calma el guardían de la lluvia trato de ayudar a Hayato.

No sabiendo muy bien como tratar con la situación se quedaron callados, parados derechos contra uno de los rincones de la sala.
Siendo observados por un asustadizo castañito y un curioso pelinegro.

Pasados unos breves minutos, después de ellos, llego poco a poco el resto de la familia.

Incluso Verde fue llevado en una camilla.

No se veía en buenas condiciones pero ahí lo importante era, como habrían de traer de regreso a su Tsunayoshi.

Hibari fue el ultimo en llegar a la improvisada reunión. Donde todos estaban ocupando un lugar alrededor del sofá donde Tsuna y Sora descansaban comiendo las galletas que Chrome les ofrecía con amabilidad mientras Dino les sacaba algunas fotos.

Susurrando cosas sobre el patrimonio de los Vongola y recuerdos para su sobrinito.
Kyoya se acercó apenas entró a la sala a donde su hijo y esposo estaban.

Sora apenas le vio, inundo la habitación con una cantarina risita encantadora ofreciendo sus bracitos a su padre para que le cargara bajo la atenta mirada de Tsuna chiquito.

Y sin negarle nada a su pequeño, el temible guardian de la nube le cargo para luego hacerle suaves arrumacos cariñosos. Nadie decía nada, ninguno queria interrumpir el momento ni ser mordido hasta la muerte.

Al mismo tiempo Hibari ponía su atención en la pequeña personita que le observaba con esos ojitos hermosos y soñadores que solo su cielo podía poseer. Su herviboro siempre había tenido los ojos más preciosos de todo el mundo.

Dejando al risueño Sora sobre el sofá, los adultos comenzaron a conversar.

Tanto Tsuna como Sora se veían confundidos entre si. Sobretodo cuando el señor que Sora le dijo era su papá intento golpear a la momia Verde que estaba en aquella camita rara.

Incluso su pequeño nuevo amigo habia lanzado un peluche hacia esa persona que parecía una momia.

-Vaya tal parece que Verde tiene que enfrentar al padre y al hijo,Ahora- El hombre de Fedora y sonrisa burlona le comentaba a unos jovenes señores que lo estaban mirando raro.

-Ño...Sora Ño pegues- Colocando sus manitas sobre las del regordete bebé trato de regañarle de forma discreta para que no lanzara juguetes, aunque de nada sirvió pues llamo la atención de todos los adultos.

-Ma...Tsu...Castigar...Momia- Balbuceo el pequeño Sora haciendo un puchero adorable, mientras que Tsu negaba avergonzado.
-Ño Sora-

-Mh, Herviboro deja a Sora defender y golpear al malo- Dijo Kyoya al notar la interacción de los infantes.

Tsu miró al señor con el ceño fruncido, negando repetidas veces.

-Ño señol ño-

La familia Vongola se quedó expectante, era algo extraño, nuevo y singular.

Ver a la Versión de 5 años de su Jefe contra...El esposo de su jefe, apoyado por el pequeño bebé de ambos.

Dino de todas formas no dejaba de grabar. Gokudera animaba a su decimo y Reborn verificaba que Verde siguiera con Vida.

El pequeño JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora