O1: Cosas raras para empezar.

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Aún habían palabras y frases que resonaban, en los rincones más memorables de aquella "historia". Quizás... ¿necesarios para comenzar a ambientarse?, tal cual fue dicho, todo equivale a un simple sustantivo: "Quizás".

-"¿Por qué eres bueno conmigo? ¿Por qué quieres ayudarme?"

"Porque no eres malo, Travis, no lo eres..."

A veces eran recuerdos de una extraña mañana. Soleado como nunca; brillante y clara como algunas palabras, pero manchada por conductas infantiles.

-"Uno de esos imbéciles manchó con algo la manga de la camisa que me regalaste, así que... arreglé el desliz rápidamente"

A veces recuerdos de una tarde tranquila. Un clima perfecto; una brisa veraniega; un atardecer inolvidable, y un par de miradas sinceras.

"¿Puede haber algo más bello que este paisaje?"

-"Sí... firmemente lo creo".

Y a veces, recuerdos de una inolvidable noche. Destacando por una mezcla de ambas; serena y clara, con toques de impulsividad, causada por la juventud de quienes la disfrutaban en aquellos recuerdos. Con una brisa fresca, y miradas sinceras.

-"¿Qué dijiste?..."

"Yo... nada, buenas noches"

Estas eran frases; recuerdos; memorias compartidas entre dos personas, que aveces con diálogos mixtos, y otras donde uno solo habló, marcaron significativamente las cosas, y a su vez, fueron una introducción mediante el habla, para los hechos que luego acontecieron, y justamente dejaron sin habla a los dos.

Por aquello que le daba valor a lo dicho, e importancia a lo demostrado, es que estaban juntos. Por aquello que no era más que un sentimiento fuerte y arriesgado; quizás prohibido, quizás no, pero la forma en la que este arrasaba con todo a su paso, cuando era impuesto, dejaba sin habla a quienes conocían a los chicos, y aún más a la pareja, que con mucho había lidiado, como para estar donde estaban.

Ese sentimiento que parecía haber resistido pequeñas y grandes tormentas, de nuevo, sería puesto a prueba, cuando la tempestad siguiente se aproximase. Y cuando pasara, ambos cuestionarían dicho sentimiento, y el valor de tenerlo, pero sobretodo, lo abrazarían con fuerza, para evitar que se fuera. Después de todo, era algo de lo que más lograba hacerlos sentirse vivos. No lo único; no lo mejor, pero la potencia que tenía ese sentimiento, era indescriptible.

Capaz por la edad, pero, ¿quién realmente lo sabe?, si ni ellos se preocupan mucho por comprenderlo.

Justo en aquel preciso y codiciado momento, las luces centellaban más que nunca, y los gritos llenos de júbilo y pasión por la vida, llenaban repletamente el espacio sonoro de aquel enorme gimnasio. Los músicos despedían al show, y daban paso a los siguientes.

Todo el grupo detrás de bambalinas discutía con emoción lo vivido hace segundos; no tenían casi habla por la energía gastada, pero habían cantado tres eternas canciones, y no soltaban las botellas de agua fresca. Larry era el único que no había quedado muy afónico, por lo que tenía voz para hablar.

─Estuvo fatal, chicos, ya extrañaba esta cárcel de mierda─ bebió un trago de agua y cerró la botella ─¿A ustedes que les lanzaron de parte del público?─.

Superfluo -【Sally Face】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora