Segunda Oportunidad

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De cuando Hanji y Levi confesaron lo que sentían...

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La pila de papeles crecía sobre su escritorio a la par que el peso que aplastaba sus hombros. Ya no recordaba cuándo había sido la última vez que había pisado su laboratorio ni la última vez que había abierto un libro. Desde la batalla de Shingashina que el tiempo se había estancado y cada segundo era una puta agonía.


Inspiró hondo, en un intento por retener las lágrimas que picaban en la comisura de su ojo sano. No tenía ni idea de cómo hacer este trabajo, de cómo ser la comandante que la humanidad esperaba que fuera. ¡A Erwin parecía salirle todo tan natural! Él no titubeaba cuando las cosas se complicaban ni le temblaba el pulso a la hora de tomar decisiones arriesgadas. Ella, en cambio, se sentía extremadamente débil, vulnerable, como si fuera a derrumbarse en cualquier momento. Pese a lo mucho que se las empeñaba por mostrarse fuerte, estaba convencida de que no estaba hecha para el rol que la vida la estaba forzando a cumplir.


-Quizás él debería estar aquí en lugar de mí.- resopló, frustrada, arrojando al suelo todos los documentos que aún no había firmado.


Con el enojo hirviendo en sus venas apretó los dientes y elevó los puños en el aire, lista para estrellarlos contra la pared. No obstante, el estruendo de la puerta cerrándose a sus espaldas la tomó por sorpresa, obligándola a retractarse. Al voltearse, su mirada automáticamente se topó con la de Levi. ¿Cuánto rato llevaba allí escuchándolo todo? Estaba furioso.


-¡¿Qué carajos, Hanji?!- gritó, fuera de sí.- ¡¿Después de todo lo que hemos pasado juntos lo único que te importa es morir como una maldita cobarde?!


Ella sollozó. Unas cuantas lágrimas escaparon rebeldes, empapando su mejilla.


-¡Tú no lo entiendes! ¡No entiendes toda la presión bajo la que estoy!- exclamó. La ira que llevaba meses tragándose había aflorado de golpe a la superficie y era como si estuviese a punto de explotar.- ¡Me siento sola! ¡Extraño a Moblit! ¡Extraño quién era yo antes de que toda esta mierda ocurriera! ¡Te extraño a ti!


Levi la observaba muy fijamente, perplejo. No entendía nada.


-¿A mí?


Hanji agachó la cabeza y asintió.


-Sí, ¿no te das cuenta? ¡Estoy harta de pretender que el espacio entre nosotros no existe cuando la realidad es que hay un jodido abismo!- lloraba. Su voz era un quejido entrecortado.- Maldición, ya ni siquiera me llamas cuatro ojos...


Levi la tomó de la mano y la acercó hacia él tan abruptamente que no le dio ni tiempo de reaccionar. Hanji contuvo la respiración.


-¿En serio significa tanto el cómo te llame?- preguntó, demandante. Ella volvió a asentir, incapaz de verlo a la cara.


-Sí...- balbuceó.- Eres todo lo que me queda, Levi. Y ahora, siento que te he perdido a ti también.

Segunda Oportunidad [Levihan Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora