Love when nobody's makin' me

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1956.

Alguna vez soñó con ir a un lugar, cualquier lugar, que la hiciera feliz.

Un lugar lleno de flores donde todos fueran capaces de sonreír, incluso si era algo vago. Un sitio encantador, lleno de luz y flores que se movieran al ritmo del imprevisto viento. Ese extraordinario lugar que sólo aparecía en sus sueños, dejando un vacío interminable, pues al despertar, la textura suave de la hierba bajo sus pies descalzos desaparecería.

Soñó con ese lugar muchas veces.

Una linda casa con un bonito jardín lleno de todas las flores que pasaran por su mente, tendría un esposo amable, el cual la llenaría de besos antes de ir al trabajo. Discutiría con su esposo por cosas mundanas, como qué tipo de televisor comprar o cómo reorganizar los muebles del salón. Él cantaría una tonta canción de la radio hasta hacerla reír, y cuando por fin se reconciliaran, ambos se pedirían perdón, prometiendo jamás pelear por algo tan tonto.

Tendrían hijos, tal vez dos o tres, los pequeños crecerían y ella marcaría su altura en el marco de la puerta de la cocina, pequeñas líneas que miraría con nostalgia, recordando cada historia siendo su madre.

El tiempo pasaría con la misma rutina con la que se caen las hojas en otoño. Su cabello rubio se volvería canoso y las risas de sus nietos llenarían de vida la casa de un par de ancianos corriendo y jugando por cada rincón. Seguiría cuidando su jardín, sus manos arrugadas moverían la tierra para plantar un nuevo rosal, esperando verlo florecer. Cuando el cielo oscureciera, pondría el viejo tocadiscos para bailar con su esposo como si los años no hubieran pasado, dos almas viejas que, a pesar de los años, seguían juntas. Tendría recuerdos felices, y llegado el momento, moriría de vejez, recostada en su cama con sábanas con aroma a lavanda, tranquila, sin arrepentimientos.

Pero era solo un sueño. Un sueño que jamás sería realidad, al menos no al lado de él.

Los mechones caían como una cascada por la cama, extendiéndose como una plaga, al igual que las sombras que invadían sus pensamientos. Tocó su vientre abultado, sonrió con amargura deseando que desapareciera y dejara de atormentarla con la promesa rota de un futuro que nunca llegaría. El sentimiento de culpa la estrujaba por dentro, como si fuera una muñeca de trapo a punto de deshacerse.

Se levantó de la gran cama matrimonial, digna de una amante, tiró las sábanas al suelo, el sonido de la tela al caer contra la alfombra resonó en la solitaria habitación. Las mangas del camisón se deslizaban por sus hombros, pero no le importó. Con la mirada perdida, salió de la abrumadora habitación que se había convertido en su propia prisión, una celda hecha de lujos y mentiras de ese hombre.

Quería odiarlo, arrancarlo de su corazón como se arranca una mala hierba de un jardín. Quería dejar atrás ese amor inhumano, destrozarlo, tal como él había hecho con ella. Pero cada recuerdo, cada pequeño fragmento a su lado, hacía más difícil abandonar su amor por él. ¿Cómo podía seguir amándolo?

Jamás volvería la calidez del primer amor.

Jamás volvería la calidez del primer amor

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໒꒰ྀིっ˕ -。꒱ྀི১

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⏰ Última actualización: Nov 09 ⏰

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