PARTE ÚNICA.

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Jungwon, un chico bajito de cabello negro, piel blanca, ojos gatunos y unos hoyuelos muy adorables que hacían que cualquier persona se enamorara.
Se encontraba en su habitación hecho bolita en su cama y con sus bonitos ojitos llenos de lágrimas, lamentándose de ser tan cobarde y no poder decirle a su mejor amigo, Jay, que estababa enamorado de él.

Cansado de continuar llorando, se sentó en su cama y respiró hondo repetidas veces. Eran las cuatro de la tarde, Jungwon había llegado hace una hora del colegio y se la había pasado llorando luego de ver a Jay tomado de la mano con una chica, la cual era una de las más bonitas de todo el establecimiento. Aunque era casi típico de Jay salir con una chica nueva cada semana, eso no quitaba el hecho de que al pequeño Jungwon le doliera menos. Su corazoncito era débil y su mejor amigo no se daba cuenta del daño que le hacía.

Con el pasar de los días, Jungwon y Jay ya no pasaban tanto tiempo juntos, y era porque el mayor de ambos siempre estaba con la chica con la que salía.

Jungwon cada vez se sentía más y más triste, llegando a un punto en el que no tenía ganas de comer y no podía dormir, las ojeras eran sus nuevas mejores amigas. Su rostro demacrado no pasó desapercibido por su compañero de banco, Niki, con quien hablaba de vez en cuando, porque sí, Jungwon no tenía amigos.

Junwon hyung, ¿Pasa algo? Te veo desanimado últimamente y me preocupa tu salud.– Habló con un tono bastante preocupado que Jungwon pudo notar a la perfección, pero solo le dedicó una suave sonrisa haciendo un gesto despreocupado con la mano.

Estoy bien Niki, solo me he sentido un poco enfermo del estómago, eso es todo. – Con su mano desordenó los cabellos del menor y volvió a tomar atención a su clase de matemáticas.

Niki no preguntó nada más y continuó con lo suyo, aún no muy satisfecho con la respuesta de su hyung pero no quería presionarlo.
La clases transcurrieron con normalidad y a la hora de salida, Jungwon se puso su capucha y audífonos, antes de comenzar a caminar hacia su hogar. Otra vez Jay no le había mandado un mensaje o le había hablado durante los recesos, ni siquiera lo volteaba a ver.

Sin animos, subió lentamente las escaleras del edificio, pasando de largo su piso y subiendo hasta que llegó a la azotea. Cerró los ojos respirando hondo ante la fresca brisa que chocaba con su rostro, sonriendo de verdad por primera vez en días.
Sin pensarlo dos veces, se sentó al borde de aquel edificio y miró hacia abajo, las personas que pasaban se veían muy chiquitas, parecían pequeñas hormigas.

Los ojitos del pelinegro volvieron a cristalizarse al recordar al amor de su vida con otra persona que no era él, le dolía, le quemaba el pecho no ser la persona que hacía feliz a Jay.

Se puso de pie en el borde y tomó su celular, marcando el número de Jay por última vez en su corta vida, no pasaron más de cinco segundos cuando escuchó las voz del rubio al otro lado de la línea.

¿Jungwon? ¿Dónde estás? En la salida quería hablarte pero-....– Jay no terminó de hablar cuando escuchó un sollozo, un sollozo tan desgarrador que hizo que se paralizara.

¿P-por qué duele tanto amarte?–

–Jungwon escu-...– Otra vez, Jay fue interrumpido por el menor.

Jay hyung, estoy enamorado de ti. – Susurró Jungwon con un tono de voz débil, suspirando antes de continuar. –Te amo desde el primer instante que te vi, tus ojos, tu nariz, tus labios... Todo de ti es tan perfecto que no hay forma de describir lo maravilloso que eres. Ya no resisto ¿Sabes? No resisto verte sonreír con alguien más, no resisto verte tomado de la mano con alguna chica y más aún, no resisto que tus ojos no se fijen en mi. Por eso, mi amado Jay hyung, quiero que sea feliz, por favor cuídate mucho. Esta no es una despedida, porque siempre te cuidaré donde sea que esté.– Jungwon cortó la llamada sin esperar respuesta, y lanzó su celular al suelo, llevando su vista al precioso atardecer que se hacía presente en esos momentos.
Sin más, el pequeño azabache cerró sus ojos y suspiró. Estaba tan concentrado que no escuchó la puerta que llevaba a la azotea ser abierta de golpe y un grito llamándolo. Jungwon se abalanzó hacia adelante totalmente dispuesto a terminar con su vida, pero eso no sucedió, ya que unos fuertes brazos le rodearon y lo tiraron con fuerza hacia atrás, haciendo que ambos cuerpos cayeran sobre el frío suelo de la azotea.
Jungwon un tanto aturdido abrió sus ojos y observó al causante de arruinar su suicidio, pero se quedó quieto al ver a un Jay con lágrimas en los ojos y un rostro asustado.

¡¿QUÉ MIERDA IBAS A HACER?! ¡¿QUÉ PENSABAS?! ¡¿ESTÁS LOCO JUNGWON?!– Gritó Jay, tomando al menor de las mejillas, y mirándolo preocupado, sosteniéndolo con miedo a que quisiera alejarse.

¿C-como supiste que estaba aquí?– Preguntó desviando la mirada, sintiendo como nuevamente sus ojos volvían a cristalizarse.

Fui a tu departamento pero no estabas, una señora que pasaba por ahí me dijo que te vió subiendo a la azotea y es cuando recibí tu llamada... Ahora dime, ¿Por qué ibas a hacer eso? ¿Tienes idea de lo que pensabas hacer?

–¿Por qué? Porque ya no puedo más con tanto dolor, mi corazón duele, te amo y no te das cuenta de eso. Me haces daño Jay, no puedo vivir con este sufrimiento. Tú eres feliz con tu novia y yo no puedo ha-...–Jungwon quedó con las palabras en el aire cuando sintió los labios de Jay contra los suyos, ¡Jay lo estaba besando! Al principio intentó alejarse, pero el rubio hizo más fuerte su agarre y lo apegó más a su cuerpo, haciendo que Jungwon finalmente cediera al beso y dejara de forcejear.
Al momento que ambos adolescentes se separaron, se miraron fijamente.

Te amo Jungwon, te amo, te amo, te amo. Lamento haber sido un completo imbécil todo este tiempo y no haberme dado cuenta de todo el daño que te hacía. Tenía miedo de amarte, de que nuestra amistad terminara y la única forma fue empezar a salir con chicas. Ahora me doy cuenta que fue lo más tonto del mundo y que soy un estúpido por hacerte sufrir. Pero te prometo que me encargaré de hacerte feliz, voy a amarte con todas mis fuerzas hasta que ya no pueda más. – Jay juntó su frente con la del pelinegro que ahora se encontraba llorando, pero de felicidad. Entonces el mayor continuó. – Así que mi pequeño wonnie, ¿Quieres ser mi hermoso novio?–

Jungwon entre suaves hipidos asintió, sintiendo cómo su corazón se volvía a unir pedazo por pedazo.
Ambos chicos volvieron a besarse, pero esta vez fue un beso en donde demostraban todos sus sentimientos y sintiéndose uno solo.


FIN.

















Bueno, sé que puede ser un poco cliché, pero se me ocurrió apenas a las 4 de la mañana (Rareza mía), espero que les haya gustado, no soy buena haciendo historias ya que soy primeriza, pero de a poco voy mejorando.
Jaywon es un ship de mis favoritos a parte del Minisong (minhee x hyeongjun) así que crearé y adaptaré historias principalmente de estos ships.
Lamento si hay faltas de ortografía.
Espero que tengan un lindo inicio de semana.💖

-draks.

-draks

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𝐥𝐨𝐯𝐞¡!【ᴊᴀʏᴡᴏɴ】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora