Prólogo

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Al final del largo corredor de una escuela bastante prestigiada, se encontraban dos niñas casi idénticas y digo casi, porque a pesar de que se parecen mucho físicamente, en realidad son muy distintas. Una de ellas tenía un extraño color blanco en el interior de su cabello y era el color tan blanco como la nieve. Y a pesar que tan sólo eran unas cuantas fracciones muy pequeñas de cabello blancos, era punto de burlas. La verdad es que la circunstancia en la que se encontraban ambas niñas, era que habían sido enviadas a la dirección por un accidente que no pudo ser evitado.

Al interior de la oficina estaba la directora del establecimiento, una mujer muy delgada y de manos huesudas, con rostro dulce, pero de carácter firme y ahora su mirar mostraba inquietud. Ella estaba frente a una pareja que a su vez eran padres de dos alumnas de la escuela. El hombre se notaba que era de carácter de dictador y poseía una mirada sin emociones que daba algo de temor, mientras que la mujer mostraba algo de sentimientos, sin embargo, anteriormente reprimidos.

-Díganos señora directora, ¿a qué se debe su llamado?- preguntó el hombre mirando el reloj de su muñeca

-Lo que sucede señores Higurashi, que ha ocurrido un accidente con una de sus hijas- tomó una bocanada de aire, era algo descabellado lo que diría

-Díganos lo que tenga que decir señora directora y sea cual sea el problema tomaremos las medidas adecuadas- dijo el hombre serio, demasiado serio para ser un padre de dos dulces niñas

-Lo que sucede es algo igual muy descabellado de imaginar... incluso estaba segura que esta clase de eventos no ocurrían en la vida real- cruzó sus manos dispuesta a decirlo de una sola vez- Kagome congeló el salón de clases esta mañana, la hemos tenido aislada desde entonces, ya que temíamos por la seguridad de los otros niños y sólo ahora la dejamos salir

- Dios... -susurró la madre cubriendo su cara con las manos

- Lo lamento mucho señores

- No se preocupe directora, nos llevaremos a las niñas ahora mismo y nadie volverá a saber algo de este suceso- tomó la decisión de forma inmediata y con su muy común tono autoritario

-Agradezco su disposición, pero debo reconocer que sus hijas son muy destacadas académicamente y como sólo Kagome es la involucrada...

-¿Qué quiere decir con todo esto?- preguntó la madre con lágrimas en los ojos

-Que Kikyou puede quedarse si lo desean, Kagome debe irse

-Sí directora, como usted diga- ambos se pusieron de pie

-Los papeles estan en la secretaria- indicó y ellos asintieron

Cuando salieron, recogieron los papeles de la involucrada y fueron por las niñas. Kagome recibió una mirada fría y llena de ira por parte de su padre. A pesar de que era natural que él la mirará de esa forma tan poco paternal, esta vez se sintió diferente..., esta vez las cosas cambiarían.
Una vez en la casa de la familia Higurashi, el padre llamó por teléfono a alguien y le pidió que viniera lo más pronto posible, ya que era muy importante. Por otro lado, la madre envió a Kikyou a su cuarto, pero cuando quiso proponerle lo mismo a su otra hija, ella ya no estaba.
Kagome se encontraba en el jardín sentada y a punto de llorar; sólo con recordar lo que había pasado y las consecuencias, provocaban que la tristeza la invadiera y llamara con todas sus fuerzas al único que siempre estaba con ella, su único amigo. Fuyu.
《Fuyu te necesito, por favor...》. Pedía con su mente.
No habían pasado mas de diez u once segundos -como mucho- y el invocado apareció con sus típicas ropas ligeras, las que se usan durante el verano. Sus ojos grises contrastaban perfectamente con su piel trigueña, su cabello anaranjado y su cuerpo bien marcado.

Él al verla, se acercó y la rodeó con su brazo

-¿Qué sucede pequeña?- preguntó preocupado- te volvieron a molestar ¿verdad?

-No es por eso, bueno en realidad sí, pero Kikyou la golpearon con un cuaderno yo fui quien terminó mal- levantó su cara y apretó los puños contra el suelo

-No creo que sea...

-convertí el salón en un cubo de hielo- le interrumpió abruptamente- ahora mis padres no me lo perdonarán, me expulsaron Fuyu, ¡fui expulsada!- esta vez gritó

El poder de la niña estaba muy ligada con sus emociones por lo que desencadenó una ventisca muy fría y el suelo se llenó de nieve. Pero a pesar del viento y la nieve, Fuyu no se movía ni un centímetro, al contrario él se acercó y la abrazó con todas sus fuerzas.

-Vamos Kagome, tú eres más fuerte- susurró en su oído

-Si no fuera por esto, yo sería una niña normal- dijo entre sollozos

-No Kagome, tú eres especial y no estás sola yo siempre estaré contigo, para eso estamos los amigos- le sonrió dulcemente y así le contagió

- Tienes razón Fuyu- secó sus lágrimas y el sonido de un claxon la hizo sobre saltarse un poco- es el auto de mis tíos - dijo emocionada

-Pues ve a recibirlos, ya veo que estás mejor- la animó

- Sí y todo gracias a ti- miró a su alrededor y vio lo que había hecho. Se asustó un poco al ver lo que sus poderes podían llegar a hacer- debo deshacerme de esto

-Tú ve a ver a tus tíos yo voy a derretir la nieve con poco de sol- sonrió

-Gracias Fuyu- le devolvió la sonrisa

Ella al llegar donde sus tíos los abrazó con fuerza y luego salió la madre de Kagome con la intención de hacerlos pasar. Al estar dentro todos se acomodaron en la sala de estar, sin embargo, Kagome estaba incómoda al estar frente a sus padres y a la vez frente a sus tíos. Toure, padre de Kagome, le informó que ella se iría a vivir con sus tios hasta que el incidente en el salón de clases se olvidara, a pesar del fundamento, Kagome se negó. Ella amaba a sus tíos, pero no quería separarse de su familia

-Vamos Kagome tan sólo será por un lapso de tiempo- dijo Naomi, su madre

-Pero yo no quiero ir, prometo ser buena, lo prometo- tenía los ojos profanados por las lágrimas

-Kagome, cariño- la llamó Mina -tú eres una personita muy especial. Tus padres, Kikyou y nosotros, tenemos la habilidad de ver las auras malignas, pero tú eres diferente, eres única con tu don- tomó sus manos que estaban muy frías como era común cuando ella estaba triste -tu poder debe ser protegido para que no vuelva a ocurrir lo de hoy, por eso iras con nosotros

- Mina tiene razón, ese es el fin de todo esto, protección.

-Está bien- dio un suspiro y se desprendió de las manos de su tía- iré con ustedes

-Bien Kagome, ahora ve a empacar tus cosas que te irás hoy- volvió a hablar su padre

-Sí padre- no levantaba la mirada

Kagome caminó en dirección a su cuarto para empezar a empacar, pero aun así estaba triste por lo que cada paso que daba, todo se cubría de una fina escarcha. Al entrar se topó con su hermana que leía un libro recostada en su cama, sin embargo, al notar la presencia de Kagome corrió a abrazarla y ella le contó que se iría. A Kikyou se le partió el alma al enterarse de que su hermana ya no estaría con ella, pero eso no iba a ser impedimento para cortar el contacto.

Una vez todo en orden ya era la hora de marchar rumbo a su nuevo hogar. La triste despedida con sus padres fue dolorosa, pero no tanto como despedirse de su hermana y para separar a las hermanas dijo la madre de ellas que se verían todos los domingos y así siempre estarían juntas.
Ellas ingenuamente les creyeron...

Que triste saber que las promesas se pueden romper...

I just feel the cold [InuYasha] *PAUSADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora