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 El pequeño detalle que nadie nunca se daba cuenta sobre la chica perfecta

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 El pequeño detalle que nadie nunca se daba cuenta sobre la chica perfecta.

El pequeño detalle que solamente Aiura Mikoto fue capaz de percatarse gracias a su capacidad de ver las auras de las demás.

Aquellas plumas negras que había en sus alas de ángel.

Parte de ellas eran por su egocentrismo y su pensamiento narcisista, aunque para ser la chica perfecta siempre había tenido que fingir que era una persona amable y humilde que se preocupaba por los demás.

Otra parte era precisamente por ser aquello que era.

Desde que nació supo que su deber era ser la chica que todos amaran. Ser la única que fuera capaz de arreglarles el día a todos con tan solo saludarles, sin importar su género, edad, o condición personal.

Aquella presión por ser la que todos querían poco a poco fue creciendo con los años, sin oportunidad de comentárselo a nadie porque, precisamente, la chica perfecta no podía ir contando sus penas a los demás.

Además, todos intentarían animarla de maneras descerebradas. Si tan solo lamentara algo, le llegarían decenas de miles de objetos materiales que no quería y que jamás usaría. Solamente le haría sentir peor por tener que fingir otra sonrisa amable y dar a entender que le habían ayudado bastante, cuando solamente quería que alguien le escuchara como si fuera una persona normal.

Era lo que muchas veces le llevaba a romperse en su cama al intentar dormir, pensando si llegaría a existir alguien que de verdad le tratara como una más, llegando a desear algunas veces con despertarse al día siguiente habiendo perdido toda su belleza, a pesar de todas las ventajas que le traía esta.

Todo el que estuviera cerca de ella durante demasiado podía acabar obsesionándose con ella, pensando que de verdad tenía una oportunidad para que se casaran. El ejemplo más evidente de ello era su propio hermano, que ya hacía tiempo que había entrado en la locura por ella.

Puede que fueran esas las razones por las que se enamoró de Saiki Kusuo, el chico más soso y normalito que había en su clase.

Él no suspiró jamás por ella. Él no la trató como si se tratará de la reencarnación de la diosa de la belleza que por supuesto era. Él la trató como si se tratara de una más del montón, sirviéndole como escusa para intentar romper aquella "fachada" que pensaba que había puesto enfrente de ella para intentar quedar bien.

Pero no. Él no tenía ningún tipo de interés en ella a diferencia de todas las personas del planeta. Le había quedado demostrado de más y de sobra.

Se lo tomó como un reto. Necesitaba escuchar aquel suspiro por parte del pelirrosa para saber que él también era otro más que solo le gustaba por su belleza y personalidad falsa. Necesitaba saber si aquel podía ser la persona enviada para que pudiera abrirse a él y expresar todas sus inseguridades.

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𝓟𝓵𝓾𝓶𝓪𝓼 𝓷𝓮𝓰𝓻𝓪𝓼 | ꜱᴀɪᴋɪ ᴋᴜꜱᴜᴏ · ᴛᴇʀᴜʜᴀꜱʜɪ ᴋᴏᴋᴏᴍɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora