Margarita
Ya había pasado varios días desde que me habían retirado mi bota de yeso. Y durante este tiempo estaba hecha un manojo de nervios.
Confirmando mis sospechas, no me había venido mi menstruación. Desde el día en que debía llegarme, esperé cosa una semana para ver si era un retraso más. No obstante, llegado el día quince, decidí tomar el toro por las astas.
Si estaba embarazada, y la ausencia de regla podría ser una confirmación de esto, decidí cerciorarme. Al salir del trabajo, compré una prueba de embarazo. Era una de esas de orina, cuya indicación en el empaque de letras verde sobre blanco se leía «Tres minutos te mostraba resultados sorprendentes».
Yendo a mi casa, imaginé las diversas situaciones que podrían darse, si en verdad estaba embarazada:
«Querido, vas a ser padre por segunda vez antes de cumplir veinte años», me imaginaba diciéndole a Luis, luego de que comiese mi ají de gallina, como para que la noticia no le fuese tan amarga.
«Mira, Luis, como estoy próxima a cumplir los treinta, decidí tener un niño. Según calculé, es recomendable que salga embarazada ahora, así tendré a mi bebé a los veintinueve. Ah, sí... perdón por decírtelo con un mes de retraso», era otra de las opciones que manejaba Me imaginaba que Luis se atragantaría con su saliva, me miraría con odio y luego saldría de mi departamento, dando un portazo. Por si lo olvidaba, se suponía que eso sería el término de nuestra relación, ¿no? Un Villarreal se iba de mi vida dejándome a otro en su lugar.
«Luis, antes no te di tu regalo de Navidad. Disculpas, pero te tengo otro: ¡vas a ser padre!», era otro de los diálogos absurdos se me ocurría. Imaginaba que tenía el sobre de los resultados del test, envuelto en un lazo rojo y se lo entregaba en sus manos, para luego él desmayarse en el sofá y yo gritando «¿Estás bien? ¿Estás bien?». Y así otras situaciones extrañas.
Pero, luego de llegar a mi casa y seguir las indicaciones que decía la prueba, la espera por el resultado se me hizo eterna. Lento, las agujas del pequeño reloj despertador de mi cuarto avanzaban. Comencé a morderme el labio inferior y por poco estuve a punto de hacerlo con mis uñas, pero me contuve. No quería estropear mi manicure francés. ¡Dios santo! ¡Era la primera vez que tres minutos me duraban tres décadas!
Finalmente, cuando la alarma del reloj sonó, casi mi corazón se salió de mi caja torácica. Pegué un chillido. Tenía la respiración entrecortada. Nunca había pasado por semejante suplicio...
Temblando, cogí el test que estaba encima del váter. Observé que oscilaba de un lado al otro al compás del movimiento irregular de mi mano. Los latidos de mi corazón eran más palpables que nunca.
Con mi mano libre, tomé el papel que estaba dentro del empaque para leer, por enésima vez, las indicaciones:
«Si se observa una línea horizontal, significa que no está embarazada. En cambio, si se observan dos líneas paralelas, el resultado del test es positivo».
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El secreto de Margarita [Saga Margarita 2] - [GRATIS]
ChickLitContinuación de «Decídete, Margarita» (la cual la encuentran en mi perfil). No recomiendo leer esta parte sin haber leído su antecesora. ****** Luego de que Margarita y Luis se reconciliaran, y del gran error que ella cometió esa noche -producto de...