Golden Tales [Skydas]

21. Rue

~Midas...~ me acerqué lentamente a él, acaba de regresar con Marigold

-¿Skye? Pensé que habías regresado al Tiburón, no has vuelto en mucho tiempo- dijo suavemente

~Eh, ya me iré si eso es lo que deseas, solo, quería que habláramos~ le dije algo sonrojada

Su expresión cambió repentinamente.

-De nuevo soy todo oídos- rió

Lo tomé de los hombros y lo miré a lo ojos.

~¿Que somos?~ me pregunté

Empezó a sonrojarse y se puso bastante nervioso, trataba de mirarme pero no podía.

-Ehhhh... Skye... algo capciosa tu pregunta- dijo nervioso, se acomodó el cabello, me miró y suspiró profundamente- No se que somos Skye, probablemente eres el amor de mi vida, y ni siquiera me he dado cuenta, me haces sentir en las nubes, cada momento tengo las ganas de protegerte, de tenerte conmigo, de terminar todo este desastre por ti, incluso si eso me cuesta la vida, daría todo por que sigas viva, podré soportar una victoria de Caos, pero jamás el perderte, y tenerte lejos de mi, por que... tu... me... enamoras cada vez más- y me abrazó efusivamente

No pude evitar sonrojarme, me quedé sin palabras, decidí que era el momento de hacer lo que siempre quise hacer, me separe un poco de el, es más alto que yo, así que se agachó un poco para mirarme a los ojos con una sonrisa tierna, lo tomé de las mejillas , me acerqué poco a poco a el, y, por fin, lo besé.

Después, se apartó rápidamente de mi y apuntó con una pistola hacia un rincón oscuro.

-Si que eres imbécil para esconderte- dijo molesto

Salió la chica de boina y traje rojo y negro que también forma parte de Sombra, recuerdo su nombre...

-Me causan envidia, malditos tórtolos- dijo alguien

~¿RUE?~ grité

-¿También la conoces?- preguntó Midas con cierta desconfianza

-¿Me recuerdas cariño?- preguntó Rue con una sonrisa maligna mientras le apuntaba a Midas con una pistola

-Eres una idiota, sabía que harías cualquier idiotez solamente por arruinarme la vida, pero me sorprendiste, al fin y a cabo no eres tan tonta después de todo- respondió Midas secamente

-¡Tú arruinaste la mía, no solo te bastó despreciarme, rechazarme, y humillarme, también te llevaste a mi hermana y le lavaste el cerebro para que trabajara contigo!- le gritó aguantando las lágrimas