ANHELANDO UNA ESPERANZA 8

1.7K 268 33
                                    

- Detente aquí- pidió al llegar a la plaza del pueblo- podrás dejar la caleza, nadie se la robara- Leighton salió de la pequeña caleza para seguir a Miranda quien había comenzado a caminar por el pueblo.

- ¿ Que buscas?- Inquirió.

- Aguarda- dijo mirando los locales- creo que he encontrado lo que busco- sonrió mirando la tienda de flores.

- Una floristería ! ¿ para qué?- Miranda lo miró y elevando una ceja negó.

- Hay que ver qué los hombres no piensan- entro a la tienda dónde una dependienta la recibió.

- Buen día mi lady- hizo una reverencia- en qué puedo servirle - Miranda miro hacia atrás esperando que Leighton estuviera allí, suspiro al verlo en la acera.

- Un momento- dijo disculpándose con la amable joven- entra! - dijo apretando  los dientes - esperas una invitación - reparando todo ingresó a la tienda.

- Buen día mi lord- Leighton asintio- busca una flor específica.

El conde la miró como está le hablara el otro idioma.

- Específica!, ¿ De que habla?- Miranda sonrió.

- Ella quiere saber si  quieres rosas, claveles u otra clase de flores.

- Yo que se, es más; no se para que me haz traído aqui- Miranda bufo molesta, Leighton parecía de otro mundo.

- Te lo pondré así, a nosotras nos gusta recibir rosas, bombones, chocolates, joyas- sonrió- si entiendes? o te lo dibujo- se cruzó de brazos, el conde asintio.

- Ya veo, porque no me las pediste desde un principio, te las hubiera comprado de inmediato- Miranda negó, en verdad era o se hacía el tonto.

- No son para mí, son para lady Ailsa, por Dios hombre debes cortejara, debes darle regalos, las flores son un excelente inicio- dijo mostrándole las diferentes clases de flores que había en la tienda.

Grosvenor sonrió, ni en un millón de años se le hubiera ocurrido regalarle flores.

- No puedes darle rosas rojas, aún no está enamorada de ti.

- Entonces, ¿Cuales son las adecuadas?.

Mirada da recorrió la olorosa tienda, pudiendo ver qué tenían una gran variedad de flores

- Si me permite- dijo la dependienta- podría regalarle rosas blancas!, son las flores de la esperanza- Miranda sonrió, esperanza era lo que necesitaba su querido lord.

Asintió, la dependienta sabía de qué hablaba.

- Desea rosas blancas o de otro color- Leighton no entendía que le decía la joven, a él le daba igual.

Miró a Miranda.

- Blancas, dijo mirando las rosas , tomo una roja y se la llevó a la nariz-  esas son las mejores- Leighton asintio.

- ¿Un ramo enorme?- Inquirió la dependienta esperando que compraran muchas.

- Todas las rosas blancas que tenga en la tienda- la joven sonrío feliz serían por lo menos diez ramos.

- Gracias  por su compra mi lord - dijo después de recibir instrucciones del conde.

-¿Caminamos un rato? - dijo sonriente una vez salieron de la tienda.

- A dónde?- quería regresar pronto a la mansión de campo.

- Vamos, no me tengas miedo, no te haré nada que no quieres- dijo sonriendo con picardía, Leighton miro a otro lado.

- Está bien, vamos a comprar una nieve, hace algo de calor.

Caminaron por la acera recorriendo el pueblo.

Miranda reparaba en los locales, en algunos vendían joyas, porcelanas y hasta habían cafeterías.

Sonrió al ver una sastrería.

- Ven, entremos- dijo esperando a que el abriera la puerta para que ella ingresará.

-¿¡ Aqui, que se supone haré en está sastrería!?- Miranda sonrió con ternura, sabía que era demasiado para su querido conde, pero estaba dispuesta a ayudarlo así como él lo había hecho por ella años atrás.

- Vengo a comprar unos bombones- dijo entrenando los ojos.

Leighton gruñó.

- No me digas que quieres seguir así - señaló su vestimenta- te hace ver mayor, y esa barba. Bueno, por el momento se queda, pero después la quitaremos- dijo mirando con severidad.

La miró, y miro si su terco corazón no  estuviera empecinado con lady Ailsa la haría a ella su condesa.

Miranda sonrió nerviosa al ver que su querido Grosvenor no apartaba su mirada azul de ella.

- ¿ Que tanto me ves, no me digas que estás reconciderando tu propuesta de casamiento y la anularlas para tomarme a mi como condesa?- sonrió divertida mostrando unos adorables oyuelos en sus tersas mejillas- por mi encantada, mi adorable Leighton- quiso tomar su nariz darle un dulce beso en la punta.

- Si no fuera tan tozudo te haría mi mujer, sabes que te adoro, eres más que una amiga. Eres mi confidente y compañera- los ojos de miranda brillaron, como anhelaba que esos sentimientos que guardaba el corazón de su amado conde fueran para ella.

Lo único que podía hacer por el hombre que amaba en secreto era ayudarlo a ser feliz junto a aquella jovencita. Sacudió su cabeza espantando sus pensamientos, debía recordar que él no le tenía más amor que el que un hermano le tiene a su hermana menor.

- ¿Me puedes abrir?- Inquirió con su dulce voz. Leighton la miró por un segundo observando que detrás de esa dulce y tierna sonrisa estaban escondidos sus verdaderos sentimientos.

- Si mi corazón no fuera tan testarudo- golpeó su pecho- te tomaría como esposa, serías mi amada condesa- los oscuros ojos de Miranda se cristalizaron- se que es muy difícil para tí todo lo que haces, Gracias- tomo la mano de la joven viuda para besarla.

- No digas tal cosa, lo hago con todo mi corazón, si tú eres feliz yo también- sonrío espantando las lágrimas que se acumulaban en sus cuencas, las limpio con el dorso de su mano.

- Oh Miranda- la miró contemplando su belleza, la cual no se había desvanecido aún- si estuviera en mi te amaría como lo mereces.

Sonrió.

- No te afanes, mi amado conde me amo más de lo que jamás soñé, pero llegaste tu he iluminante la oscuridad que él dejó con su fatídica partida, por eso siempre querré lo mejor para ti, aún que no sea a mi lado. Ahora- golpeó con la palma de su mano el hombro de Leighton - abre esa puerta, mandaremos a hacer unos elegantes vestidos para ti- Grosvenor suspiro dejando caer sus hombros como si de un niño chiquito se tratará.

Miranda sonrió, no descansaría hasta verlo feliz.

EL ANHELO DE UN LORD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora