Noveno Recuerdo
Después de unos minutos, el federal se dio cuenta de lo que estaba haciendo, por lo que se separó rápidamente del ruso riéndose nerviosamente evitando cualquier contacto visual con él y con el agente que recién se daba cuenta que estaba en la camilla viendo todo.
— Lo siento Volkov — se disculpó con la mirada en el suelo.
El ruso carraspeó aun con el sonrojo en su rostro — No se preocupe H ¿Está bien? — le preguntó nervioso.
— Si, si, yo... yo venía a... a ver a los agentes... joder — contestó enredándose con las palabras por la vergüenza —. Me retiro — continuó para después huir rápidamente de la habitación y del ruso.
Kovacs que se encontraba aun haciendo guardia en la puerta, vio salir al federal con la mirada clavada en el suelo caminando nerviosamente. Contuvo una risa que le causaba la situación del superior, preguntándose qué cara tendría su jefe ahora mismo. Pero sus pensamientos y sus intenciones de entrar a la habitación, fueron interrumpidos por dos médicos que detuvieron al federal.
— Caballero, le pido que se retire del hospital ahora mismo — dijo un médico en un tono despectivo.
— ¿Cómo? — preguntó el federal sin poder creer lo que le pedían.
— Que se retire de mi hospital.
— ¿Estamos de broma?
— No caballero, este es mi hospital y no puede faltarle el respeto a los médicos que salvan la vida de sus compañeros, retírese.
Kovacs al ver la escena de los médicos decidió acercarse para apoyar al federal — A ver, vamos a tranquilizarnos ¿de acuerdo?, ustedes no pueden...
— Es mi hospital y hago lo que me sale de la polla.
— Caballero, más vale que cuide más sus palabras aquí nadie le está faltando al respeto — continuó Kovacs.
— Mientras este caballero no nos muestre respeto, nosotros tampoco lo haremos—contestó la médico rubia que había detenido al federal anteriormente señalándolo.
— Pero vamos a ver...
— Retírese del hospital, no lo vuelvo a repetir — volvió a decir el médico.
En ese momento, Volkov había decidido hacer acto de presencia después de escuchar alboroto fuera de la habitación.
— ¿Qué está ocurriendo? — interrogó al ver a dos médicos molestos frente al federal.
Logró identificar a la mujer, pues era quien siempre le atendía las heridas y que también se ofrecía a ayudar al médico que lo atendía cuando no era ella. La médico al ver al comisario salir de la habitación, caminó hacia él, importándole muy poco empujar al federal al pasar junto a él. El menor solo alcanzó a ver como a esa mujer le brillaban los ojos al ver al ruso.
— Comisario, lo que pasa es que este caballero me ha faltado el respeto hace unos momentos—le dijo con un tono meloso.
— ¿Y eso por qué? —preguntó volteando a ver al federal en busca de respuestas.
— Le pedí amablemente que se retirara la máscara, porque como ya sabe en este hospital tenemos reglas respecto a eso — le contestó la misma médico acercándose un poco más a él.
El ruso observó como el federal, volteaba su mirada al suelo, esperando por el regaño que le daría. Sin embargo, Volkov solo pudo fruncir su ceño para luego dirigirse a la médico.
— ¿Y usted quien coño es para ordenarle a un federal retirarse su máscara? —preguntó fríamente.
La médico retrocedió un poco asustada por la actitud del comisario, pasando saliva por su garganta.
— Yo...
— La policía, ni muchos menos los médicos tienen el derecho de darle órdenes a un federal, ¿Entendido? — preguntó, pero al no recibir respuesta continuó — Si tienen algún problema con que un agente de la ley intente proteger su identidad de los criminales, van por muy mal camino.
Dicho eso, el comisario tomó de la muñeca al federal para alejarlo de esas personas, encaminándose a la salida del edificio. Volkov sentía que iba echando humo por el enojo que en ese momento sentía, pero, por otro lado, Horacio no podía controlar el rápido palpitar de su corazón.
— Joder con los médicos de la ciudad, H ¿se encuentra bien? — dijo Volkov al momento de salir del hospital.
Pero al menor no le salían las palabras del nerviosismo que le causaba el agarre en su muñeca, por lo que solo asintió sin hacer contacto visual.
Estaban en un lugar un poco apartado, por lo que casi no había gente a su alrededor. Volkov se quedó con su mirada fija en el contrario, esperando por alguna contestación. El federal al ver que el ruso no lo soltaba, no tuvo más remedio que hacérselo saber.
— Volkov — le llamó.
— ¿Si?
— ¿M-me puede soltar? — le preguntó levantando el agarre del ruso a su muñeca.
— S-si, lo lamento — contestó nerviosamente el ruso, soltando la muñeca del otro.
— No, no, no se preocupe — le dijo observando sus ojos grises.
El tiempo se detuvo para ellos al hacer contacto visual, querían decirse mil cosas, pero ninguno de los dos se atrevía, intentando transmitirlas con sus miradas. Volkov fue el primero en reaccionar, por lo que carraspeó.
— Yo debo volver con Kovacs — le informó.
— Ah! Si, yo... yo debo... irme, si debo irme — dijo apartando rápidamente la vista para luego decir — Gracias por lo de hace un momento Volkov.
El ruso formó una pequeña sonrisa y le respondió — No hay de qué H — para después poner una mano sobre su hombro apretándolo levemente y adentrarse al hospital, dejando al federal con un sonrojo en su rostro que no podía ser apreciado por nadie debido a su máscara. «Estoy muy jodido, muy jodido» pensaba sin poder sacarse de la cabeza la sonrisa del ruso.
Se quedó un momento en ese lugar, intentando relajar el palpitar de su corazón. Una vez se sintió listo, regresó al coche con el olvidado Ebaristo.
Había pasado alrededor de una semana desde el incidente en el hospital, una semana en que ambos no se habían visto. Ese día la LSPD y la LSSD, iban a realizar un traslado a federal de los sujetos de verde que habían capturado en el tiroteo contra los morados. El sheriff Miller se había encargado de informar al federal e invitándolo a formar parte del traslado, sin embargo, este se negó. El traslado se realizó con éxito, condenando a los sujetos de verde a 65 años de prisión. Todo iba bien, hasta que secuestraron al Sheriff Miller y a otro agente mientras realizaban una parada de tráfico en el 24/7.
Ambas mallas se pusieron en alerta y comenzaron con la búsqueda de sus compañeros. No tardaron mucho en dar con las Kamacho que lo habían secuestrado, por lo que las siguieron hasta Forum Drive, en donde entraron a una zona de departamentos y se atrincheraron apuntando a los rehenes.
Lo que pedían por los rehenes era simple, liberar a sus colegas de la federal, llevarlos a un lugar que ellos indicaban y dejarlos tomar un coche para que posteriormente fueran a Forum Drive con ellos. El problema es que solo tenían una hora para cumplirlo, si no, iba a morir un civil inocente. Por eso contactaron con el agente federal en un momento de desesperación.
Horacio al escuchar todo de Collins, el cual le había llamado al ser el único con su teléfono móvil, no dudó en acercarse a federal para acelerar el proceso de liberación de los sujetos. Cuando llegó al lugar presentó los informes al encargado del lugar, y mientras esperaba su aprobación, se dedicó a buscar a los sujetos de verde, con tal de intentar sacarles un poco de información. Lo que no esperaba era que a pesar de que estos estaban encarcelados, y probablemente murieran en ese intercambio, les importara tan poco su vida, y lo vacilaran.
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〖 Don't say it again 〗- VOLKACIO
Lãng mạnVolkov vuelve de las Bahamas con la intención de regresar a trabajar. Horacio, es citado por el Jefe de la LSPD, sin saber que se iba a encontrar con el hombre que tuvo un trágico destino y del cual se sentía culpable. ⚠ Posible escenas +18 ⚠ Romanc...