Estaba sentado en aquella cafetería de la calle 5 después de haber ordenado una "infusión" de frutos tropicales, recuerdo muy bien que había comenzado a llover y fue por eso que decidimos tomar algo caliente, a mi izquierda estaba Avellaneda quien también tenía su infusión pero ella de manzana canela, yo me preguntaba que sabor tenían sus labios mojados de té... hacíamos bromas sobre cuánta azúcar le ponía a mi té, algo completamente dañino para la salud, pero mi cuerpo aún no pasa factura, mientras pensaba y miraba sus ojos, después sus labios, sus manos frías por el clima, respiraba el olor a tierra mojada por la lluvia que nada importaba para nuestro encuentro, seguía soñando despierto, recordaba que había tocado la mano de Avellaneda, era la primera vez que salíamos solos, la primera vez que crucé la calle de la mano de Avellaneda, nadie nos veía raro aunque no nos importaba, cuando terminé de admirar su rostro... me acerqué a sus manos con mis manos y comencé a calentarlas con el poco calor que tenía, me acerqué a ella, besé su frente y le dije que me gustaba mucho haber salido con ella aquel día, que ya quería que algo así sucediera, yo nervioso disimulando que el corazón se me salía del pecho, no podía respirar ¿para qué disimulaba? ella sabía perfectamente que mi corazón latía muy rápido, y aprovechando la ocasión me pidió un beso, respire...
nota:
Sus labios si sabían a té...
ESTÁS LEYENDO
Una nación llamada como tú
RomanceCuando el viento sopla dice palabras que nadie más puede escuchar más que tú... Da abrazos, besos, caricias que nadie más podría sentir más que tú... Todas esas palabras lanzadas al aire que el viento lleva hacia algún lugar en específico, tus man...