Cuarenta y nueve

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Durante toda esa mañana, Saint no pudo sacarse al fotógrafo de la cabeza una vez más pues pensar la confusa actitud de este, lo traía muy distraído.

El guapo modelo no dejaba de comerse las uñas intentando averiguar que pasaba, aunque eso no era lo único que lo traía con intriga.

Lo cierto, era que el cambio de Yu y de su primo menor, también lo tenían muy desconcertado, ya que estos habían dejado de ser sendas alma en pena, las cuales vivían enviándose.

Y es que al taiwanés y Sam, a pesar de intentar ocultar su felicidad de los últimos días, en los que se habían estado encontrando a escondidas, les era prácticamente imposible evitar el buscarse con la mirada y tener una tímida sonrisa en sus rostros.

Y es que al taiwanés y Sam, a pesar de intentar ocultar su felicidad de los últimos días, en los que se habían estado encontrando a escondidas, les era prácticamente imposible evitar el buscarse con la mirada y tener una tímida sonrisa en sus rostros

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Luego de terminar la jornada, el castaño quiso interrogar al más joven, ya que estos habían llegado juntos a la agencia meses atrás y según habían contado se conocían de hacía tiempo.

...-Oye Yu-le llamó cuando lo vio-...emm, ¿Tú sabes si Zee tiene pensado irse a algún lugar?

-No, no me ha comentado nada-respondió este-...¿Por qué piensas eso?

Saint suspiró con pesar.

-Bueno, está actuando más raro de lo normal y hoy le gritó una de las empleadas porque le guardaba una maleta que estaba fuera del armario.

-¿U-Una ma-maleta?-preguntó balbuceante el taiwanés.

-Si, una maleta-confirmó el modelo mayor notando el nerviosismo de este.

-Oh p-pues no, no sé, la ver-verdad, emm, bueno me voy, chao.

-Si, chao-se despidió el castaño bastante más confuso que antes pues el balbuceó del más joven tras nombrar la maleta, le había encendido la bombilla de que ahí podía estar la clave de todo ese misterio.

Luego de subirse a su coche, Saint llamó a la casona pues quería saber si el fotógrafo estaba allí o todavía no había regresado.

Esta le dijo que Zee había regresado en la hora de la comida pero luego había vuelto a irse con varios documentos en la mano y muy apurado.

Tras colgar la llamada, el castaño encendió el motor y puso rumbo a Villahermosa lo más rápido que pudo.

-¿Qué habrá en esa maleta?, ¿En que turbio negocio estará metido este hombre? -se preguntó mientras conducía-...¿Qué habrá en esos documentos?

Tras una media hora, el modelo aparcó en la parte trasera de su casa y entonces al comprobar que el fotógrafo todavía no había regresado, soltó un profundo suspiro y luego entró.

Rápidamente, subió las escaleras cuidando que nadie lo estuviese mirando y al llegar a la puerta de la habitación de Zee, este giró el pomo muy lentamente y tras comprobar nuevamente que nadie lo observaba, entró y cerró.

-Bien, señor Pruk, vamos a ver que tanto escondes-susurró dirigiéndose al armario, el cual abrió encontrándose toda la ropa perfectamente colocada.

Este reparó en las tres maletas que había y tras sacarlas para fuera, se dispuso a abrirlas comenzado por la más grande, la cual estaba vacía.

A continuación siguió con la mediana, que tampoco tenía nada, a pesar de que era pesada.

-¿Qué estoy haciendo?, seguro que aquí no hay nada.

Este iba desistir y guardar la tercera sin abrir pero entonces reparó en que esta a diferencia de las otras tenía un pequeño candado, entonces la alzo y tras moverla notó que había algo dentro.

-Bingo-dijo con emoción.

Este echó un rápido vistazo por la cómoda, la mesilla pero no encontró ninguna llave, entonces recordó su llavero, el cual tenía una pequeña navaja suiza y buscó algo para lograr abrirla.

Tras usar varios de los minis utensilios en la cerradura sin éxito, al fin oyó un click, entonces sonrió satisfecho.

-Oh joder, soy un genio.

Orgulloso de su hazaña, este se dispuso a abrir la misteriosa maleta, la cual hizo que su sonrisa se borrase y a cambio su ceño se frunciese.

-Pero ¿qué coño?...son juguetes sexuales sadomasoquistas....oh joder, ¿este es el misterioso negocio de Zee?

El castaño estaba muy sorprendido pues se habría esperado encontrarse con cualquier cosa, menos que el fotógrafo fuera un vendedor «Tuppersex».

A Saint ni siquiera se le pasó por la cabeza que esos utensilios no eran para vender, sino que eran del propio Zee y que los usaba en sus sesiones de sexo con Yu y antes de este con otros sumidos anteriores.

Tras cerrar la maleta, este la metió en el armario de nuevo y luego lo cerró también, entonces caminó hacía la puerta riéndose pues le parecía gracioso que el fotógrafo ocultase su doble negocio e incluso se enfadarse tanto con la doncella.

Al girar de nuevo el pomo y abrirse la puerta, su risa se cortó con rapidez pues frente a el se topó con Zee, el cual lo miró con molestia.

-¿Qué haces aquí?, ¿Por qué estás en mi habitación?.

El modelo se rascó la nuca con vergüenza

-Oh ve-verás, bueno vine a hablar contigo y bueno creí que estabas en el baño por eso entré pero vi que allí tampoco estabas y ya me iba-mintió atropelladamente.

El fotógrafo frunció el ceño y acto seguido entró en su habitación mirándolo todo.

-Bien, ya ves que acabo de llegar, ¿Qué es lo que se te ofrece?

-Emm, bueno en realidad no era importante, y-ya me voy, chao-Habló de nuevo el modelo saliendo por la puerta.

Este no pudo llegar muy lejos pues su brazo derecho fue fuertemente agarrado y a continuación arrastrado hasta el interior del cuarto.

-¿A dónde crees que vas, conejito escurridizo?-le preguntó muy molesto el mayor tras comprobar que su armario estaba entreabierto-...¿Has estado husmeando entre mis cosas verdad?

Saint le miró fijamente pues este lo empotró contra la pared con un brazo, mientras con la otra mano cerraba con llave la puerta.

-Oye, tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo, no le diré a nadie a lo que te dedicas...perdona, ¿ok?, no tienes que amenazarme porque haya visto esos juguetes de venta, además recuerda que estás en mi casa- habló el castaño algo confuso y asustado.

El mayor sonrió con lascivia y acto seguido lo agarró llevándolo hasta su cama, donde le tiró sobre el colchón con furia y luego se le subió encima.

-¿Qué demonios haces?-se quejó el modelo-...¿Acaso te has vuelto loco?, déjame ir, Zee.

-De eso nada precioso, has sido muy malo y por eso no puedo dejar que te vayas sin que recibas tu castigo

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-De eso nada precioso, has sido muy malo y por eso no puedo dejar que te vayas sin que recibas tu castigo.

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7. «AMIGOS» - Mewgulf, Zaintsee, Offgun, SamYu y Singtokrist TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora