Capítulo 32: Otro tipo de cicatriz

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Osamu estaba en silencio revisando su teléfono cada cinco minutos esperando cualquier mensaje de Atsumu, pero no había nada

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Osamu estaba en silencio revisando su teléfono cada cinco minutos esperando cualquier mensaje de Atsumu, pero no había nada.

Absolutamente nada.

—¿Vienen en camino? —preguntó Haruka.

Disimuladamente Osamu vio las vendas que le pusieron sobre su brazo, ella ya tuvo a cientos de médicos revisando su herida y viendo de qué grado era para poder darle algún tratamiento.

Al menos la quemadura no llegó a un grado más alto del que debía, podría regresar a casa ese mismo día. Solo debía usar pomadas con antibióticos y de vez en cuando lavarse con un jabón especial en la zona afectaba cada vez que se bañara.

Ella estaba bien y con suerte no quedaría con una cicatriz tan notoria en su brazo. Ella estaba bien, al menos físicamente.

—Sí, eso fue lo que me dijo mi papá —respondió Osamu.

—Está bien.

Ella seguía sin mirarlo a los ojos, más bien estaba jugando con sus manos y de vez en cuando miraba la ventana, como si el cielo le diese alguna respuesta de cualquier duda que pudiera tener.

—¿A quién se le ocurrió esta idea? —preguntó ella de golpe.

—Atsumu.

Esperaba ser lo más sincero posible con sus palabras, ya las cosas se complicaron bastante desde que salieron del departamento.

Ella mostró una leve sonrisa en sus labios al escuchar el nombre de su otro hijo, mostraba cierta diversión.

—Tan ocurrente como siempre... —Soltó una pequeña risa.

—¿Me odias? —esta vez quien hizo una pregunta de golpe fue Osamu.

Ella guardó silencio durante unos segundos y, a pesar de girar su rostro a su dirección, seguía con la mirada abajo.

—Jamás podría odiarte, más bien creo que tú me odias a mí.

Osamu quería negarse en serio quería negarse, pero dijo:

—No estás del todo equivocada —añadió lo último más como una nota mental—. Creo que voy a necesitar un psicólogo después de todo esto.

Haruka mostró una sonrisa cerrada y triste.

—Creo que yo también debería volver.

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