La historia continúa en esta segunda parte, en donde nos muestra como la vida de Sydney (Lili Reinhart) cambió por completo después de esa noche. Siete años después la vida marcha normal. Sin embargo, secretos del pasado comienzan a salir a la luz...
—Sé que esto quizá... Te pueda confundir, era algo que tenía guardado para mi misma. —hablo mientras sujeto fuerte la mano de Max.
Los nervios me comían viva, hacía mucho tiempo que no hablaba de él, que no recordaba con palabras todo lo que había sido mi vida a su lado. Max no dice nada y solo me observa, sus ojos están crestalizados y su nariz estaba algo rosada por el llanto. Así que finalmente decido hablar.
—Cuando era más joven, conocí a alguien. —trago saliva tratando de controlar mis emociones a flor de piel—Harry Styles.
Siento todo mi ser dilatarse, por alguna extraña razón no paraba de sentir ganas de gritar y llorar en un rincón.
—Me enamore perdidamente de él. De un momento a otro se había convertido en mi todo. Todo era perfecto. Sin embargo, él estaba enfermo, cáncer.
Max parece estar confundido, lo noto en su mirada. La verdad era que no quería lastimarlo, no quería decirle que Harry Styles había sido mi primer y último amor.
—Pude disfrutar más de un año a su lado, antes de que el cáncer se lo llevara, antes de que sus padres acabaran con su vida, y con nuestro amor —mi corazón se parte cuando veo otra lagrima deslizarse por el rostro de Max.
—¿Y aún... —el hombre de ojos claros desvía la mirada—lo amas?
Trato de encontrar las palabras correctas para no romper su corazón. Por dentro estaba gritando, estaba deseando decirle la verdad, que aún amaba profundamente a ese hombre—Pasó hace mucho tiempo. Ahora estamos juntos, me case contigo por algo. Porque te quiero —sonrío fragilmente mientras acaricio su mejilla.
Sostengo a Max entre mis brazos, podía sentir como se aferraba a mi, como si no quisiera perderme.
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***
Las horas del reloj pasaban tan rápido, que apenas me había dado cuenta que eran las tres de la madrugada. Mi cabeza no paraba de dar vueltas. ¿Qué carajo estaba haciendo con mi vida?, ¿estaba en el lugar correcto?, ¿debería olvidarlo?.
Definitivamente no podía y no iba a dormir. Levanto lentamente el brazo de Max el cual reposaba en mi cintura, tomo mi pequeña bata para abrir la puerta de la terraza, no sin antes llevar entre mis manos su fotografía.
Como siempre había soñado. Tenía una casa frente al mar, mi lugar favorito donde siempre podía venir a deshacerme de todos mis sentimientos. Siento una increíble paz al sentir mis pies sobre la arena y escuchar las olas chocar unas con otras. Mi mirada se posa el mar mientras miles de ideas llegan a mi mente.
Finalmente siento mis pies tocar el agua fría y movediza. Siento mi cuerpo vibrar, observo detenidamente aquella vieja y desgastada imagen, sonrío al recordar esos hoyuelos y esos ojos grandes que siempre me miraron con honestidad—Siempre serás mi gran amor. Pero tengo que olvidarte. Pero a pesar de todo, tu nombre siempre estuvo en mi corazón, te amé toda la vida —susurro mientras observo la fotografía.
Después de unos segundos admirandola, planto un largo beso en ella, imaginando que era él—Adiós, Harry. —veo como la imágen se desaparece lentamente entre las olas. Un llanto se apodera de mi, y es cuando me quiebro. Un pesar increíble me decía que jamás podría olvidarlo, pero tenía que, a pesar de que lo amara con todo mi espíritu y alma.
