[Vreíte mas xaná.]
Natalia miraba a Makis con la inocencia casi dulce de no comprender lo que había hecho del todo para encontrarse con su actual esposa recargada contra la pared de la habitación con ojos de una cazadora experta que se regodeaba desesperando a su presa hasta el punto de la locura. Quizás de alguna manera, esa bestia seguía rugiendo en su interior, tensando hasta finalmente romper la resistencia del ser más paciente del mundo.
—Cuando le dices a nuestro hijo que tiene que salir porque debemos conversar. — Comenzó con ese tono casi inocente. — Es porque me tienes que hablar, no solo mirarme como si quisieras comerme.
—Es que quiero comerte. — Espetó con voz profunda, causando un estremecimiento en la castaña que le miraba un tanto pasmada ante las palabras tan sueltas. — Créeme que quiero comerte, pero me propuse a ser paciente y dejar de pensar con el pene cada vez que se trataba de ti. — El rodeo casi peligroso estaba poniendo nerviosa a Natalia, quien seguía con la mirada a su esposa, tragando saliva cada vez que el perfume penetrante de su alfa llegaba con más fuerza. — Créeme, querida. — Ese juego peligroso llegó a su fin cuando el pecho caliente de Makis estrelló contra la espalda de Natalia. — Pero también estoy segura de que sabes tanto como yo, que si sigues tirando de mi propia paciencia, tentando con esos comentarios inocentes que me hace arder la sangre, me tendrás profundamente enterrada en ti, sin ningún tipo de contemplación hasta que vez que tu vientre esté alojando a nuestro segundo cachorro.
La castaña jadeó furiosamente, perdiendo el aliento en esas afirmaciones lascivas que se murmuraban en un tono bajo en su oído. — Creo que tienes mucha confianza en ti misma. — Tentó un poco, jugando a ver hasta dónde podría llegar esa jugarreta sin romper nada por el camino. — Quizás el embarazo de Artemis solo se hizo tan rápido porque ambas entramos al celo.
—¿Me estás poniendo en duda? — Los músculo de la alfa se volvieron rígidos y no fue lo único que realmente se ponía rígido en el cuerpo de la chica. — No me tientes, Natalia. No sea que pronto te estés tragando tus palabras y algo más.
—De seguro ni siquiera eres capaz de recordar cómo es que se hace.
Un gruñido furioso terminó por llenar ese silencio frío y el caliente de la respiración de la morena terminó por invadir ese pequeño espacio que las había separado desde hace unos segundos. La castaña no lo sabía con claridad, quizás aún estaba aturdida por el rápido movimiento de su esposa, o si sinceramente Makis se había movido con demasiada agilidad como para poder notarlo. Lo único que sabía con completa certeza, es que su trasero había impactado duramente contra la dura superficie de madera caoba de la cajonera y sus piernas habían sido abiertas con brutalidad hasta ser el tope de el bulto prominente entre los pantalones de su esposa.
—Tu... — Murmuró. — Estás tan ansiosa por volver a ser mía. — Era una burla real, llena de verdades ocultas y de un deseo que había vuelto a prenderse de manera indiscutida entre ambas, respondiendo a esa naturaleza de alfas fuertes que parecía haber estado dormida hasta ahora, hasta ser solamente la una de la otra. — Y créeme que lo serás. — Terminó en un susurro, alzando las caderas en ese intento desesperado de que la sintiera. — Pero en este momento, debemos ir a ver a nuestro hijo y hablar sobre el nuevo cachorro.
Natalia tragó pesadamente. — ¿El nuevo cachorro? — Cuestionó con una emoción naciente en el centro de su pecho. — No se supone que íbamos a hablar de...
—Natalia. — La mención de su nombre se hizo entre risas, demostrando en algún momento que el ambiente volvía a ser completamente suave. — Tenemos que hablar con nuestro hijo sobre ese deseo de tener un hermano. — Respondió a la interrogante, devolviéndose con suavidad hasta estar una vez más en la cintura de su esposa. — Y no te mentiré, es un deseo que tengo instalado en mi ser. — Con una ternura extrema que no parecía propia en Makis, buscó los labios de su mujer y logró robar ese beso que venía deseando desde que habían entrado por la puerta principal. — Pero no pienso hacer nada que tú no quieras, después de todo tengo toda una vida para enamorarte.
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Mi Luna. - (Ventino) [Makia]
FanfictionNatalia Afanador vivía en un pueblo en el que "normalidad" no se podía definir como una palabra muy usada, porque hasta el cartel de bienvenida era raro. Un día cualquiera, una noticia llegó, el ataque de lobos hambrientos había inquietado a su ciu...