I

262 25 14
                                    

Las circunstancias de la época de los 90 no habían sido las más favorables para Corea y las consecuencias de las guerras ya acabadas habían dejado un rastro en el país. No fue el mejor momento para algunas familias pues tuvieron que exiliarse a buscar trabajo en el extranjero, quizás Europa sería la mejor opción para algunos.

La familia Jeon fue una más que salió perjudicada económicamente. Su casa volvió a ser propiedad del Estado, lo que significó que tuvieron que vivir un tiempo en la calle. Pasaron por un tiempo difícil, y más cuando el padre de la familia había fallecido un año antes.

JungAhn estaba intentando ser una mujer fuerte, cargando con la responsabilidad de cuidar de sus dos hijos pequeños, Jimin que tan sólo tenía 7 años y el pequeño Jungkook con 4 años. Pero la verdad era que no creía poder soportar por mucho tiempo esa desesperación instalada en su pecho por querer encontrar cobijo para sus pequeños.

La historia habría tenido un desastroso final de no ser porque una de las familias, afortunadas de tener dinero en aquellas circunstancias, consiguió darles un lugar donde poder dormir y comer. Los Kim. Aunque para ello la mujer tuvo que cumplir una única función, ser la persona responsable de limpiar la casa y cocinar para ellos. Lo que en aquellos tiempos el nombre de esas personas eran "criados".

En la actualidad ya casi se había exterminado la posibilidad de ser criado, a menos que se tratase de una familia muy adinerada.

— ¿Estás seguro de dejar la universidad solo para convertirte  en un criado?

Jungkook asintió ante el comentario de su mejor amigo y optó por darle un sorbo a su café antes que seguir dándole explicaciones. Lo que menos quería en aquel momento era ser recriminado.

— Tú sabes, mi familia no está pasando por un buen momento —aclaró su garganta— y mamá cayó enferma hace un par de días, si no hago un esfuerzo de mi parte acabarán embargando la casa.

— ¿Qué hay de tu hermano? él también podría ayudar con los gastos

— Sabes que jimin hyung está en Estados Unidos estudiando y trabajando, no permitiré que arruine su último año de carrera

Yoongi, quien estaba sentado frente a él, le dedicó una mirada seria y jungkook mordió sus labios. Sentía cierta culpa por hacer que el mayor se preocupara por él pero no tenía más opción que aceptar ese puesto de trabajo, por muy denigrante y mal pagado que fuera.

— ¿Y por qué tú si tienes que renunciar a tus estudios? he visto con mis propios ojos como has dejado tu sudor y lagrimas para llegar hasta donde estás, no me parece justo que tires todo tu esfuerzo a la basura —jungkook le miró cohibido— no me mires así, sabes que tengo razón.

El castaño sin saber que más decir bajó la cabeza y chasqueó la lengua al no encontrar paz en sus pensamientos. Estaba comenzando a dudar de su decisión, ¿pero que otra opción tenía?

—Me haré cargo de mis estudios —habló por fin— me alegra que te preocupes por mí hyung, pero ya no soy ese niño inocente que lloraba porque tenía miedo a la oscuridad.

Y tras esas palabras se levantó de su asiento, dejando al rubio con la palabra en la boca. Ya había tomado una decisión y no pensaba retractarse, ¿tan malo iba a ser trabajar en la casa de los kim? no lo creía, había oído de la boca de su madre que ellos eran muy respetuosos con el personal. El aire fresco de verano golpeó el rostro de Jungkook, alborotando un poco sus cabellos castaños, necesitaba un poco de tranquilidad dentro de su atolondrada cabeza y solo la obtendría volviendo a casa, quizás vería las cosas de otra manera si tomaba una pequeña siesta.

El camino de vuelta a casa fue silencioso, normalmente el bus estaba lleno de niños que iban acompañados de sus madres y de adolescentes ruidosos pero esta vez el transporte público se encontraba casi vacío. Antes de bajar le dedicó una agradable sonrisa al conductor y este le respondió de igual forma, deseándole una buena tarde.

𝐄𝐋 𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐂𝐑𝐈𝐀𝐃𝐎 | ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora