Un milagro. (2/3)

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Estaba cansada, eran las 11:56 a

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Estaba cansada, eran las 11:56 a.m y yo recién abría los ojos, me puse de pie y lo primero que hice fue verme en el espejo por décima vez para asegurarme de que mi cabello se viera bien sin ninguna mancha rubia pero no, estaba castaño, completamente castaño y mi ojo morado.

Voy a la mesa de noche donde estaba cargando mi teléfono y lo enciendo tenía llamadas perdidas de Marco.

Le devolví la llamada.

— Rubia. — contesta él desde la otra linea.

— Marco.

— Te llamaba para que fuésemos a desayunar pero como te despertaste a las once y un culo ¿Vamos a almorzar?

Rei por bajo, — ¿En dónde?

— Dónde sea, paso por ti en treinta.

— Muy bien...

Colgué.

Las ganas que tenía de salir en el realidad nulas pero solo quería estar con alguien que si me entendiese, así que salir con Marco no sería mala idea. Me doy una ducha rápida y salí mojando todo el piso, me seque el cabello para ponerme las extensiones luego fui al armario y saqué lo que más lucia con mis ganas de morir, un jogger, un buzo, un beanie y unas gafas para ocultar mi ojo morado.

Me quedé sentada fuera de mi casa a esperar a Marco quien después de unos minutos se asoma en su Mustang y me sonríe, me pongo de pie y me acerco para entrar en el asiento del copiloto.

Me mira de pies a cabeza, — ¿No tienes calor?

— No. — respondí con simpleza.

— ¿Cómo te sientes? — dice sin apartar la vista del camino después de que arrancó el auto.

Me encogí de hombros, — Mal.

— Veo que te has cambiado el look.

— Que observador.

Rie, — Vamos rubia, no puedes querer morir todo el tiempo.

— ¿Quién me lo impide? — cuestione al ojigris.

— Creo que el señor de los cielo tiene grandes planes para ti. — musitó.

Una carcajada estrepitosa resonó en el auto, — ¿Uno de esos planes es que yo muera? Le agradecería.

— No digas que quieres morir...

— No quiero morir, deseo morir que es completamente diferente.

— Nadie te hará cambiar de opinión ¿Verdad que no?

No conteste y tome mi teléfono el cual empezó a sonar con el ring que le puse a Johann.

— ¿Que? — conteste tajante.

— ¿Puedes venir ahora a casa de Joel?

Negue aún que no pudiera verme, — estoy ocupada.

— Es que tu hermano y Sadie quieren decir algo.

El desastre Del Que Me Enamore - Joel De León Y Tú (CNCO) Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora