Todo al descubierto

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¿Quedarme o abandonarlo todo? ¿Cuál sería la respuesta que me esperaba?

Al observar que yo no me movía y que me había echado la mano al hombro, añadiendo mis lágrimas de frustración, Frank y Kakeru se temieron lo peor y fueron corriendo al lugar de la pista donde me encontraba.

-¿¡Amaia!?- No di tiempo de que preguntaran nada, salí corriendo de aquel lugar, sin recoger nada, iba con mi ropa de juego y la sudadera todavía puesto pero no me importaba. Corría, corría, pero no podía alejarme de toda aquella frustración que sentía.

Y como una cobarde, huí del internado, me aventuré fuera de las instalaciones, y empecé a caminar más pausadamente.

No sabría decir cuántas horas estuve fuera del internado, pero a juzgar por que ya era de noche podrían haber pasado fácilmente más de cinco horas. Apenas había visibilidad en aquella carretera.

Estuve andando otros tantos minutos cuando de pronto en uno de los arcenes encontré algo raro, un objeto mal enterrado.

Me acerqué para averiguar lo que era y traté e desenterrarlo pero tardé más tiempo de lo previsto pues seguía sin poder usar el hombro derecho.

Mi alma cayó a mis pies cuando me di cuenta del objeto que había en ese hueco. La máscara que habían utilizado para atacarme a mí y probablemente a Williams.

Proseguí en la dirección que apuntaba la máscara y fui encontrando prendas del uniforme del internado esparcidas por el bosque, hasta que llegué a una pequeña cabaña que parecía estar vacía.

Estaba aterrada, ¿se suponía que en ese sitio se encontraba la persona que había intentado matarme? Por lo tanto no era un compañero ni del equipo ni del internado.

Descartar que fuera un lobo me hizo estar más tranquila, mucho más tranquila, pero aún así no estaba satisfecha.

Me quité un par de pinzas que aún llevaba en el pelo y traté de abrir el cerrojo de la puerta tal y como había visto mil veces hacer en las películas y a mi primo. La puerta cedió y accedí a la casa.

Me sorprendió lo vacía que estaba para que alguien habitara allí. Se podría pensar que nadie había estado allí, pero todas las armas aparatos de localización, ordenadores portátiles, teléfonos móviles y fotografías mías y de la latina no confirmaban esa teoría.

¿Qué se suponía que era todo esto? ¿Iban en serio con lo de acabar con nosotras?

Mi miedo volvía a estar presente, mucho más que antes, de pronto uno de los teléfonos móviles que había en la mesa empezó a sonar, y aunque yo no lo cogía el interlocutor de la llamada parecía que quería que lo hiciera, no sé por qué razón sentí la necesidad de descolgar es llamada.

Me acerqué despacio a la mesa, sin hacer mucho ruido por si había alguien cerca y era trampa, cosa que dudaba, ya que si fuera una trampa ya me habrían capturado y probablemente matado.

Agarré el teléfono y pulsé en la pantalla para atender a la llamada.

-No te hagas la tonta, sé que estás en la cabaña y que estás herida, no has sido muy inteligente haciendo eso, pronto te veré y ahora sí que estaréis acabadas, tanto tu niña estúpida, como esa sucia sudamericana, hasta pronto.- Colgó sin darme tiempo de replicar nada.

¿Le había pasado algo a Cris? ¿Qué estaba pasando en el internado?

Procesé la información que me había sido dada con esa llamada.

Sabía que estaba en la cabaña.

Estaba lejos de donde yo me encontraba.

¿El deporte lleva al amor? (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora