"Y vivieron felices por siempre. Fin"
Todos los cuentos terminan bien, menos para la princesa Freya y el príncipe Thomas. El hada madrina Edaleen se embriagó en la boda y lanzó por accidente un rayo al príncipe. Ahora solo quedaba huir.
Pero en su c...
Mi nombre es Wardy Alba, tengo 20 años, soy costurera y diseñadora de modas. Llevo más de cinco años trabajando para una de las boutiques más renombradas del Imperio del Este "Angel & Love" y he ganado mi lugar a base de esfuerzo para ser la mejor diseñadora del país para que mi madre esté orgullosa.
Vivo con Eve Parson, quien también es dueña de la boutique donde trabajo y su hijo Noah. Cuando llegué al Imperio, lo primero que hice fue buscar empleo por consejo de mis padrinos y conocí a Eve en el mercado mientras compraba y preguntaba a los vendedores sobre algun trabajo.
Durante el día me dedicaba a coser, aprendía los nuevos tipos de costura y el manejo de las máquinas para volcarlos en mis creaciones. De noche estudiaba sobre el negocio de la ropa, los avíos y las corrientes artísticas para añadirlas a mis diseños.
Se me hizo difícil los primeros meses pero ahora ya puedo hacer un vestido tan hermoso como el de las revistas que recibí de obsequio aquel día.
Eve me descubrió haciendo un vestido al mes de empezar a trabajar y sin decirme, tomó mis diseños y se los presento a la emperatriz que venía buscando algo único y cómodo. Desde entonces estoy en la lista de marcas registradas. Me dijo que tenía mucho talento y que debía usarlo para lograr mi sueño, así me enseño más para superarme a mi misma.
Mis diseños eran muy adelantados para esta época y versátiles para cualquier uso o eso fue lo que dijeron los críticos de moda que incluso me apodaron "Fairy Wardy" por la magia que mostraban mis modelos.
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Ya no había flecos, corsés, o faldas abultadas, todo pasó a ser ligero, corto con más soltura y estilizadas, a tal punto que me empezaron a llover pedidos.
Introduje la moda del vestido corto y el uso de pantalones para mujeres, que para las personas más ortodoxas eran muy atrevidas y descaradas. Si no hubiera sido por la princesa y la emperatriz que llegaron buscando comodidad a la hora de vestir, quizás mis diseños seguirían guardados en el cajón.
La princesa estaba fascinada y al igual que su madre, pidió una colección propia. Noah, quien oficiaba de zapatero empezó a crear diseños nunca vistos cuando le indiqué como variar las formas para que sus zapatos sean más coloridos con toques rústicos y elegantes. Me ayudaba con las combinaciones acorde a la ropa para poder vender sus obras en combos especiales
Botas altas, balerinas, tacones, sandalias, botines y más accesorios salieron a la venta cuando la princesa y la emperatriz se presentaron a la gala del archiduque vistiendo vestidos de minifalda sin cuello, chaquetas abotonadas y zapatos de tacón bajo. Incluso el emperador vestía un traje y corbata que lo hacia ver imponente.
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