Único

298 35 23
                                    


El estallar de una guerra era lo ultimo que Steve pensaba que llegaria presenciar delante de sus ojos. Pero ahí estaba; ahora formaba parte de un ejercito y atacaba a sus enemigos con grandes tanques de combate.

Fue un proceso lento acostumbrarse a ese nuevo escenario. Tuvo que pasar por un exaustivo entrenamiento, aprender a levantarse temprano y compartir la habitación con otros soldados con los que no necesariamente tendria la mejor relación. Pero no toda la situación era mala; durante ese tiempo pudo aproximarse y formar una amistad con el capitán John. Quien podia ser bastante vulgar cuando veia la oportunidad, pero aún así tenia ese espíritu valiente característico de un líder.

Hoy es una fecha especial para Steve; es el dia de su cumpleaños. Pero para los demás soldados, debia de tratarse de otro dia mas en aquel mundo caótico. Y aun si lo supieran, seguramente no les importaba. Ellos ahora eran solo maquinas entrenadas para liquidar a cualquiera que fuese una amenaza, no tenian tiempo para ir a hacer fiestas de cumpleaños o ni nada parecido.

Lo normal era que pasase el tiempo con el capitán John, hablando de estupideces mientras que merodeaban por los alrededores de la ciudad destruida. Pero debido a razones que el capitán aún no le habia explicado, se limitó a asignarle un par de tareas que debia de cumplir, para luego desaparecer por el resto del dia. Eso no fue muy del agrado del soldado. Claro que podia estar por su cuenta; pero aunque no lo fuese a declarar en voz alta, su rutina parecia volverse aburrida cuando no tenía a su superior acompañándolo.

Steve ahora se encontraba en su habitación, sentado en el borde de su cama. El cuarto, que normalmente estaba abarrotado con otros de los soldados, yacía vacio. Por lo que se permitió disfrutar el silencio del que pocas veces tenia à disposición. Sostenia en una de sus manos una foto, algo vieja y desgastada, pero el unico recuerdo que habia sobrevivido de su antigua vida. En esta, se encontraba festejando su cumpleaños de 16 años junto a su familia. Podia recordar con nostalgia las risas, los regalos, la alegria que habia sentido en aquellos momentos. 

Aun le costaba creer que todo eso le habia sido arrebatado.

Dejo escapar un suspiro. No iba a conseguir nada lamentandosé por el pasado. Debia dejarlo ir y abrazar su nueva vida. Ya estaba por regresar la foto a su escondite, pero fue cuando escucho la puerta de la habitación abrirse de golpe que lo hizo acelerar dicha acción.

—Hey, Steve. - llamó el capitán John - Levanta ese culo de ahí, necesito que vengas conmigo.

—Ah, ¿que? ¿Que pasó? - preguntó, confundido ante su repentina llegada.

—No hay tiempo para explicar. Es una orden. Andando. - le hizo un gestó con la mano para que lo acompañará, para acto seguido alejarse de la entrada.

Decidio apenas levantarse y seguir al capitán, seguró de que en el caminó ya le explicaria que estaba pasando. Mientras caminaban a pasos apresurados, intentaba cuestionarle que habia sucedido que no se habia enterado, pero solo recibia respuestas vagas de su parte.

—Bueno, ¿al menos me diras que es lo que estuviste haciendo todo el dia?

—No pensé que me extrañarias tanto, Steve. - bromeó, mirándolo de costado - Ya te lo dije, anduve ocupado.

Ya habian llegado a su destino. Estaban en la parte de afuera del comedor, que tenia la entrada cerrada.

—¿Ocupado con que?

—Solo se paciente, rayito de sol. Y tus dudas ya se van a aclarar. - finalizó, dejando a su compañero aún mas confundido.

 Una vez abierta la puerta del comedor, se depararon con que el interior habia sido tragado por la oscuridad; no obstante, agudizando sus oídos, podia escuchar murmullos provenientes del lugar.

—¿Pero que…-

Justo en ese instante, Steve se vio interrumpido cuando las luces se encendieron. Revelando quienes estaban en el comedor.

—¡Sorpresa! - exclamaron sus compañeros en conjunto.

Los soldados estaban todos reunidos en el comedor, algunos dándole felicitaciones a Steve mientras que aplaudian. El mencionado, por otro lado,  permanecia boquiabierto de la sorpresa; mirando a cada uno de ellos.

—¿…Que es todo esto? 

—Hoy era tu cumpleaños, ¿no? - le dijo uno de ellos; era Ted - Y el capitán dijo que seria bueno que lo celebraramos; para divertirnos un rato y olvidar toda esta mierda que está pasando.

—¡Incluso hicimos un pastel! - anunció la única mujer en el lugar - No miento cuando digo que nos fue difícil encontrar los ingredientes para prepararlo.

En seguida vio que habia algo sobre una de las mesas delante suyo. Entre unas cuantas botella de alcohol y vasos, se encontraba el mencionado pastel; era de tamaño mediano, cubierto por un glaseado de chocolate. Y el medio era ocupado por una especie de dibujo hecho con la cobertura del pastel.

—Intentamos dibujar tu cara en el, pero no salio exactamente bien. - comentó el capitán, rascándose la nuca.

Steve dejó escapar una risa nerviosa - Y-yo no se que decir…¿Pero que no era que no te importaba?

—Eh…Mira- No es que no me importará… - dijo, intentando buscar la mejor manera para expresarse - Aveces yo suelto estupideces sin pensar…

Aclaro su garganta un momento para continuar— Se que esta no es la gran fiesta que deseabas. Pero se que este dia debe ser importante para ti. Y- supongo que queria prepararte algo especial.

De su boca no salió respuesta alguna.  En su lugar, Steve rompió la distancia presente entre el y su superior, para envolverlo en un abrazo. Tomando por sorpresa al capitán.

—Gracias, capitán. - dijo sin soltarlo, con una sonrisa sincera.

Estuvo callado por unos segundos, sintiendo como el rostro se le enrojecia. Después, se recordaria que no estaba solo en aquel lugar, y le dio dos palmaditas en la espalda del cumpleañero. 

—No fue nada.

Una vez separado, Ted surgio entre ellos y enrollo sus dos brazos en los ombros de ambos.

—Si, bueno, ¿que tal si dejamos el sentimentalismo de lado y empezamos a festejar de una buena vez? - preguntó en un tono burlón pero que se notaba impaciente.

Y durante el resto de la noche en ese mundo postapocalíptico, Steve y sus camaradas celebraron como nunca, emborrachandosé y comiendo pastel.

No Hay Lugar Para Fiestas En La GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora