No Me Voy A Casar Con Usted...

827 75 5
                                    

Capítulo 22.

Luis y Miriam se juraron amor y fidelidad ante el altar por todos los días de su vida en presencia de sus hijos, algunos familiares y sus amigos más íntimos entre los que se contaban Betty y Armando. Fue una ceremonia sencilla y entrañable a la que siguió un piscolabis en el jardín de casa de Miriam.
La novia estaba muy linda y el novio muy elegante aunque bastante nervioso. Sólo se relajó cuando pudo besar efusivamente a la novia bajo la atenta y divertida mirada de los presentes.
Natalia estaba un poco seria. A pesar de haber aceptado la boda de su papá, la perspectiva de irse a vivir a esa casa con Miriam y Tony la ponía nerviosa. Por suerte de momento se quedaría en la suya con Betty y Armando hasta que los recién casados regresaran del viaje de novios.
Armando y Natalia habían simpatizado de inmediato. Ella era de natural amigable y espontánea, y la noticia de que irían a pasar el fin de semana a Disney la tenía entusiasmada. En un momento en el que la muchacha no estaba presente le dijo a su nuevo amigo que Betty estaba enamorada de él y que estaba segura que aceptaría ser su novia si él le insistía.
La felicidad de Armando aumentó considerablemente cuando la niña le dijo eso. Él lo sabía. Lo sentía. Lo intuía. Pero oírselo decir a alguien que, aunque fuese una niña, conocía muy bien a Betty, lo animaba y reconfortaba.
Desde el viernes por la tarde cuando había llegado a Palm Beach hasta el domingo en que se celebró la boda, Armando había sido la sombra de Betty. Sólo se había separado de ella (y a regañadientes) por la noche, a la hora de dormir. Ni siquiera cuando Betty y Natalia fueron a la peluquería para arreglarse para la boda él las “abandonó”. Pretextando que necesitaba un corte de pelo, las acompañó al centro de belleza “unisex” del centro comercial y se deleitó contemplando a “su” Betty con el pelo mojado, mientras la peinaban y durante la sesión de maquillaje.
Betty estaba muy nerviosa. Hubiese preferido no tenerlo allí mirándola con esa expresión de felicidad que la alteraba tanto. Se sonrojó como una colegiala cuando al finalizar él la miró de arriba abajo y le dijo con voz cálida:
Armando: Está muy hermosa, Beatriz… Le favorece ese peinado…
El estilista había dejado suelto el pelo de Betty trabajando sus ondas naturales y con la cara completamente despejada. Además el suave maquillaje realzaba sus ojos. En ellos se quedó prendado Armando.
Betty: Gra… gracias, doctor…
En ese momento se unió a ellos Natalia y con coquetería miró a sus dos amigos y les dijo:
Natalia: ¿Qué tal estoy?
Armando: -Dedicándole una sonrisa- Muy bella, señorita. A ver, estas dos hermosas damas ¿me harían el honor de permitirme invitarlas a almorzar?
Natalia: ¡Sïiiiiiiiii! –Gritó la niña entusiasmada- ¡Tengo un hambre de lobo feroz! ¿Qué tal una pizza? Al final del pasillo hay una pizzería donde las hacen deliciosas… ¡Ummmmm!
Armando: -Riendo por las expresiones de la niña y dirigiéndose a Betty- ¿Usted qué opina, Beatriz? ¿Le provoca una pizza?

Betty: Por mí está bien… Lo que quieran…
Armando tomó de la mano a Natalia y luego hizo lo mismo con Betty. Él se hallaba en medio de las dos. Pero si bien se limitó a sujetar la mano de la niña, la de Betty la presionó con firmeza y acarició suavemente la palma con el pulgar. Sonrió al sentir cómo ella se estremecía y se giró para mirarla y para robarle un beso en los labios.
Natalia al verlo se empezó a reír y a protestar con comicidad:
Natalia: ¿Y para mí no hay beso? ¡Ummmmm! Me parece que “una de las dos hermosas damas” es tu preferida…
Armando: No se ponga celosa, señorita, para usted también hay beso…
Y acto seguido besó a la niña en la mejilla.
Riendo fueron en busca de las apetitosas pizzas con las que saciar su apetito.
En la despedida de los recién casados hubo hasta alguna lágrima. Esa misma noche viajarían hasta Miami Beach donde al día siguiente embarcarían en un crucero por el Caribe. Miriam pocas veces se había separado de Tony y a Luis le pasaba lo mismo respecto a Natalia. A pesar de saber que sus hijos quedaban al cuidado de personas de toda su confianza, la separación se hacía difícil.
No obstante los dos estaban muy ilusionados de poder disfrutar de unos días juntos y solos. Durante su breve relación, habían tenido dificultades para hallar momentos “sólo para ellos” al tener a sus respectivos hijos bajo su tutela, y sabían que a su regreso, cuando se instalaran los cuatro en la actual casa de Miriam, tampoco dispondrían de total intimidad. Por eso se habían propuesto disfrutar al máximo el viaje de novios.
El embarazo de Miriam comenzaba a vislumbrarse para regocijo de su flamante esposo que le encantaba ver cómo el vientre plano de su mujer empezaba a redondearse ligeramente. Ya bien acomodados en la habitación con vistas a la playa del confortable hotel donde pasarían la noche de bodas, Luis le dijo a su esposa con ternura:
Luis: Mi amor, me encanta ver cómo va creciendo nuestro hijo dentro de ti.
Miriam: -Agradeciendo sus palabras con una sonrisa- Es un milagro… El milagro de la vida… A mí también me ilusiona… Pronto estaré de cuatro meses…
Luis: ¿Crees que fue aquel día “en la despensa”?
Miriam: -Mirándolo con picardía- No tengo ninguna duda… ¿Acaso no te acuerdas que fue la única vez que no nos cuidamos?
Luis: ¡Me alegro de no haberlo hecho!
Miriam: ¿Si no me hubiese quedado embarazada nos habríamos casado?
Luis: Sí, por supuesto que nos habríamos casado, pero probablemente más adelante… ¡Por nada en el mundo la habría dejado escapar, señora Granados! –Y utilizando un tono más íntimo añadió- ¡Me tienes loco! ¿Sabes?
Miriam: -Provocativa- No estoy muy segura… ¿Me lo podrías demostrar?

Acercándose más a ella y empezando a quitarle el minúsculo babydoll.
Luis: Con gusto se lo demuestro, señora… Con mucho gusto…
Natalia: ¿Ya habrán llegado a Miami Beach? Mi papá no ha llamado…
Betty y Armando se miraron con complicidad. Desde que habían regresado a la casa la niña estaba inquieta. Se notaba que echaba de menos a su padre. Habían decidido que Betty se quedaría en la casa con ella y con Armando. Dormiría en la misma habitación de Natalia en la que había dos camas gemelas y así le haría compañía.
Armando estaba feliz. Aunque sabía que Betty no dormiría con él en su habitación, sino en la de la niña, el simple hecho de pasar la noche “bajo el mismo techo” le ilusionaba y le excitaba al mismo tiempo.
Cuando les llegó un SMS de los recién casados diciendo que ya estaban instalados en el hotel, Betty propuso jugar una partida de algún juego de mesa a fin de distraer a Natalia. Finalmente eligieron el ”Scrabble.” Decidieron que serían admisibles palabras tanto en inglés como en español. Betty se concentró en el juego, pero Armando estaba distraído y más pendiente del objeto de sus amores que de la partida. Natalia por su parte no paraba de parlotear y de hacer comentarios y preguntas sobre las palabras que iba a formar.
Cuando Armando formó con sus letras la palabra “novia”, miró a Betty significativamente. La niña, que sabía perfectamente la situación que había entre ellos (aunque por supuesto no conocía los detalles de su historia pasada), le preguntó a Armando con picardía:
Natalia: ¿Tienes novia, Armando?
Armando: Pues no… Quisiera tenerla pero ella no me acepta.
Sin el menor disimulo miró a Betty que se sonrojó y fingió estar concentrada en el juego.
Natalia: -Con una sonrisa pícara- ¡Vaya! ¿Se lo has pedido?
Armando: De todos los modos posibles… Incluso le propuse ir a Las Vegas a casarnos de inmediato…
Natalia: -Abriendo los ojos como platos- ¿De verdad? -Sonriendo y con los ojos brillantes- ¡Qué romántico…! –Pero tras quedarse unos segundos pensativa, añadió:- Quizás ella no quiera una boda rápida en Las Vegas…
Armando: -Hablándole a la niña pero consciente de que le estaba enviando un mensaje a Betty- ¿Tú crees que ella preferiría una boda tradicional?
Natalia: -Moviendo la cabeza como si reflexionara- No lo sé… Pero me parece que sí… Al menos yo lo preferiría… Eso de casarse en un lugar donde no conoces a nadie debe ser un poco… extraño…
Armando: Entonces te haré caso y le propondré una boda tradicional… De todos modos lo que yo quise decirle es que estaba dispuesto a casarme en el momento en que ella lo deseara… Dentro de unas horas… de unos minutos…

Aunque Armando miraba a la niña cuando hablaba, le iba dedicando miradas furtivas a Betty que permanecía muy seria sin pronunciar palabra y aparentando concentrarse en las letras que tenía que colocar.
Natalia: Eso que has dicho es muy lindo… Seguro que a ella le ha gustado…
Armando: No estoy seguro… porque no me lo dice…
Natalia: ¿Qué te dijo cuando le pediste que se casara contigo en Las Vegas? –preguntó con curiosidad.
Armando: -Sonriendo y ahora sí buscando la mirada que Betty intentaba rehuir- Que había visto muchas películas… Lo tomó a broma…
Natalia: ¿Y era una broma?
Armando: ¡NOOOOOO! –Protestó enérgicamente- ¡Se lo pedí muy en serio!
Natalia: -Moviendo la cabeza de un lado a otro- Pues deberías de aclarárselo… Es que… algunas personas necesitan tener las cosas claras para poder decidirse…
Betty seguía escuchando estoicamente esa conversación. Sabía perfectamente que se estaban refiriendo a ella y le molestaba que aparentaran que no estaba presente. Además no le gustaba para nada que Armando le contara a la niña sus intimidades. Iba a protestar cuando Natalia le hizo una pregunta directa:
Natalia: Betty, ¿tú prefieres una boda tradicional o una boda rápida en Las Vegas?
No se esperaba esa pregunta y durante unos instantes no supo qué contestar. El hecho de que tanto Natalia como don Armando estuvieran esperando expectantes su respuesta la puso aún más nerviosa. Finalmente, muy seria y con la mayor serenidad de la que fue capaz, contestó:
Betty: Depende de las circunstancias…
Pero Natalia no estaba dispuesta a aceptar una respuesta tan evasiva, así que insistió:
Natalia: ¿Cómo es eso?
Betty: Quiero decir que no me importa demasiado dónde y cómo me caso siempre que DESEE casarme con esa persona. Además, tengo entendido que se pueden celebrar las dos bodas… la rápida primero y luego la tradicional… si se quiere…
A Armando se le iluminaron los ojos al escucharla, y entusiasmado exclamó:
Armando: ¡Ummmm! ¡Me acaba de dar una buena idea, Betty! –Y sin cortarse para nada por la presencia de la niña, le dice:- Nos podemos casar en Las Vegas y cuando regresemos a Bogotá celebrar una ceremonia tradicional con la familia y los amigos… ¿Qué le parece?
Betty: Doctor, me va a perdonar, pero ya le dije que no me iba a casar con usted.
A pesar de que intentó utilizar un tono cortante, sus palabras casi sonaron a disculpa.
Natalia y Armando al mismo tiempo: ¿Por qué?

Betty: -Enfadada casi más consigo misma que con él- ¿Acaso tiene problemas para entender el idioma, doctor? ¡Se lo he dicho de todos los modos posibles! ¡PORQUE NO QUIERO!
Natalia se limitó a mirar a uno y a otro alternativamente con cara de asombro.
Armando: Pero no la creí, Beatriz… Yo creo que está molesta conmigo por… por todo lo que pasó en Bogotá hace unos meses… -la presencia de Natalia hizo que evitara referirse explícitamente a lo sucedido- pero acuérdese que le dije que la iba a convencer…
Betty: ¿Y cree que porque me pida matrimonio delante de Natalia lo va a conseguir?
Natalia: Por mí no te preocupes, Betty… -Dirigiéndole a Armando una mirada de complicidad y haciéndole un guiño con un ojo- Yo… yo me voy a dormir…
Betty: -Con el ceño fruncido- ¿No vamos a acabar la partida?
Natalia: La podemos acabar mañana…
Betty: -Muy seria- En ese caso yo también me retiro…
Armando: Betty, Natalia se va a su habitación para que podamos hablar en privado… No se puede ir usted también…
Betty: Es que no tengo nada más que hablar, doctor. Mi respuesta va a ser la misma que hace unos minutos: No me voy a casar con usted…
Armando: -Sonriéndole encantadoramente- Está bien, Beatriz… Lo seguiré intentando… en otra ocasión…
Betty: ¿No se piensa rendir, doctor?
Armando: Pues vea que no, dentro de diez años si no me ha aceptado aún, me tendrá detrás de usted insistiendo… Pero no creo que tarde tanto en conseguirlo… Estoy seguro…
Betty: ¡Usted espere sentado, no se vaya a cansar!
Armando no le contestó. Aprovechando que la niña ya se había retirado a su habitación, se acercó a ella, la sujetó por los brazos, y sin pedir permiso unió sus labios a los de ella. Lo que iba a ser un simple beso de buenas noches se transformó en una hoguera cuando él se dio cuenta de que ella no sólo no lo rechazaba sino que le devolvía el beso.
Natalia, que aunque dijo que se iba a su habitación se había quedado espiándolos, abrió los ojos como platos cuando les vio besarse de ese modo, pero no se movió de su escondite procurando no perderse detalle.
Cuando la necesidad de aire les obligó a separar sus labios, Armando la empezó a besar en el cuello al tiempo que acariciaba sus hombros y sus brazos y la pegaba más a él.
Armando: ¡Betty… mi vida…!
Fue sólo un susurro que le hizo remover algo en su interior. Algo que iba más allá de lo físico. Asustada, se separó de él casi con brusquedad y le dijo con voz muy ronca:
Betty: Hasta mañana, doctor…
Armando: -Mirándola con cara de desilusión y suspirando- ¡Hasta mañana, mi amor! ¡Que tengas felices sueños! 
La semana transcurrió muy rápida. Por la mañana Betty se levantaba y se iba a trabajar dejando a Natalia y a Armando durmiendo. Cuando ellos se levantaban, desayunaban relajadamente y luego iban hacia el centro a dar un paseo y a recoger a Betty para ir a almorzar.
Luis había dejado a disposición de Armando su camioneta y él se desenvolvía perfectamente en el tráfico de la ciudad siempre ayudado por Natalia.
Después de almorzar iban los tres a Ecomoda y mientras Natalia jugaba en la computadora del despacho de su papá, Armando se instalaba en el de Betty para verla trabajar. En algunas ocasiones ella le consultaba alguna decisión que debía tomar y él le daba su opinión, pero la mayor parte del tiempo permanecía en silencio estirado en el sofá simplemente contemplándola.
Cenaban en la casa, los tres juntos, y también juntos preparaban la cena y recogían los platos. Luego se sentaban a jugar algún juego de mesa. Si el domingo fue el Scrabble, el lunes jugaron al Trivial, el martes al parchís, e incluso el miércoles Armando les enseñó a las dos a jugar al póquer, eso sí las apuestas eran con golosinas en lugar de monedas. Betty resultó ser una excelente jugadora al mantener su rostro inexpresivo en todas las ocasiones. Natalia en cambio se delataba enseguida cuando le tocaba una buena “mano”.
Armando seguía aprovechando todas las ocasiones posibles para robarle un beso o prodigarle una inocente caricia y ella se dejaba querer aunque nunca tomó a iniciativa ni lo buscó. Por otra parte, casi nunca estaban a solas al tener a la niña a su cuidado y prácticamente todas las demostraciones de afecto se producían delante de la pequeña, por lo que en ningún caso fueron “no aptas para menores
El viernes por la mañana, antes de irse a trabajar, Betty dejó preparada su maleta. La familia de Miriam llevaría a Tony a casa de Luis por la mañana y los tres irían a recoger a Betty al trabajo a la hora del almuerzo. La idea era almorzar “en ruta” los sándwiches que prepararon Armando y Natalia de modo que no perdieran tiempo y temprano en la tarde pudieran llegar al parque Disney.
Durante el trayecto pusieron música estridente y cantaron y rieron divertidos. Betty y Armando iban en los asientos delanteros y los dos niños detrás. Como Armando era el conductor, Betty le fue acercando sus sándwiches y él le iba dando mordiscos, aprovechando de vez en cuando para mordisquearle la mano a ella.
Armando había reservado una suite con dos habitaciones dobles en el mejor hotel del parque. Finalmente habían decidido dejar a Mandi con los vecinos de al lado con quien se había encariñado mucho y quienes accedieron de buen grado a hacerse cargo del cachorro durante el fin de semana.
A las cinco de la tarde estaban ya instalados en la lujosa suite del hotel y dispuestos a pasar un fin de semana de lo más divertido.

Continuará…

_______________________________________________________________







El último de este día, lo más probable es que suba capítulo hasta el viernes, porque tengo que trabajar, y no me permiten andar con el celular en la mano, ya que me sancionan, bueno sin mas espero y hallan disfrutado del capítulo.














Creado por:Cata.


Las cartas sobre la mesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora