TE RECUERDO PARTE II

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Iban camino hacia la base, Drole llevaba a su invitado en una mano, Gloxinia volaba a un lado de su amigo, y Elizabeth y Meliodas al frente de ellos.

Gloxinia: ¿Quién será? Al parecer es humano.

Drole: Es una hembra – Afirmo el gigante.

Gloxinia: ¿Cómo lo sabes?

Meliodas: ¿Qué? ¿Acaso no sabes reconocer a una chica? – Pregunto burlesco, volteando a verlo.

El hada se ofendió – Claro que lo sé, solo que no se mucho de la fisionomía de los humanos – Bufo algo molesto. 

Llegaron hasta donde se encontraba un grupo de hadas, Gerheade fue hacia su hermano – Hermano – Pero paro en seco al ver un pequeño cuerpo en las manos del gigante – ¿Quién es? – Pregunto.

Meliodas: La rescatamos fuera de la base, después de matar a un demonio.

Gerheade: ¿Ella sola mato aun demonio? - Pregunto sorprendida.

Meliodas: así es, es muy fuerte.

Gerheade: Pero ¿cómo?

Gloxinia: No lo sabemos, eso lo averiguaremos después de que reaccione.

Gerheade: No se ve que tenga heridas – Comento inspeccionándola – Pero necesita ser aseada...Nos la llevaremos para limpiarla.

- Gloxiinniiaaa – Escucharon un grito melosamente molesto, ya sabían de quien se trataba, por inercia el pelirrojo se abrazó de su hermana para no ser atosigado por la peliverde, Gerheade ya sabía de su situación y no se despegó de su hermano.

La hada peliverde paro en seco al verlo abrazado de su hermana, volteando a ver al ser inconsciente sobre la mano del gigante.

Gerheade: Hermano aviso la princesa, la llevaremos a tus aposento, es el único lugar privado que hay por el momento.

Gloxinia: Utilízalo hermana, sabes que no hay problema.

Entonces un grupo de hadas tomo el cuerpo inconsciente de la chica para llevarse la del lugar, obligando a Branwen que fuera con ellas.

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Prepararon el agua, en lo que se dedicaron a desvestir a la joven que se encontraba inconsciente, no había parte de su cuerpo que se encontrara sucio.

Branwen: ¿Por qué la trajeron a los aposentos de Gloxina? – Pregunto con cierta molestia.

Gerheade: Porque fueron ordenes de el – Respondió la princesa en el mismo tono, quien ya se estaba hartando del comportamiento de la peliverde.

Estaba al tanto de la situación pasional que tenía con su hermano, pero no le agradaba su actitud, se sentía la reina, y eso era algo que no iba a permitir; Hace tiempo había hablado con su hermano sobre su actitud, pidiéndole que si no tomaba enserio a Branwen que la dejara en paz, que esas no eran actitudes de su posición, pero Gloxinia le explico que no sabía qué hacer, que ya le había dicho a la hada infinidad de veces que no podían seguir haciéndolo, que no era correcto, que él no la amaba.

Pero cada vez que intentaba hacerla comprender, la peliverde le lloraba y le suplicaba que le diera la oportunidad de conquistarlo, que se iba a ganar su amor, y como era un tonto sentimental no le dijo que no, pero tampoco le dijo que si, le daba pena, no le gustaba hacerla llorar por su culpa y se sentía mal por no corresponder sus sentimientos.

Por eso aceptaba ese tipo de relación sin amor de parte de él, porque se sentía mal por ella, ella solo quería su atención y el poco cariño que él podía darle; nunca había vista a un hada con poco amor propio, pero si su hermano no podía decirle que no, era su problema, pero detestaba que la peliverde se tomara atribuciones que no le correspondían.

La metieron en la lagunilla que se encontraba en la habitación del rey para asearla, había unas cinco hadas limpiándola al mismo tiempo, incluyendo a Gerheade y Branwen, y mientras que le quitaban toda la suciedad que traía encima, poco a poco se fueron dando cuento de quien se trabaja la chica aun inconsciente.

Gerheade: ¿Sera posible? – Pregunto, cuando descubrieron su cabellera blanca ahora libre de tanta suciedad, Branwen miro a Gerheade con cierta curiosidad ante aquella pregunta, para luego bajar la vista hacia la nuevamente peliblanca.

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Drole: ¿Aun no tienes noticias de la desconocida?

Gloxinia: No, pero no han de tardar en avisarnos... Ha mira, ahí viene Gerheade.

Gerheade: Hermano, ya terminamos.

Gloxinia: ¿Qué paso con la desconocida?

Gerheade: Este... Hermano, Necesito que me acompañes un momento.

Gloxinia: ¿Qué pasa? ¿Ocurrió algo?

Gerheade: No, nada grave – Trato mantenerlo sin importancia – Pero de verdad necesito que me acompañes.

Gloxinia y Drole se quedaron viendo unos instantes – Regreso enseguida – Aviso para para salir volando hasta donde su hermana quería que lo acompañara – ¿Qué pasa? ¿Por qué tanta misterio? ¿Le paso algo a la humana?

Gerheade: No, ella está bien, estable, pero aun sigue inconsciente, lo que pasa es que descubrimos algo.

Gloxinia: ¿Qué cosa?

Gerheade: Míralo por ti mismo – Pidió que entrara a su habitación, ya estando frente a la puerta – Gloxinia la vio confundido, pero accedió a la petición de su hermana.

Al abrir la puerta entro con precaución, pero paro en seco al sentir de golpe un agradable aroma a flores golpeaba a su olfato, Gerheade iba atrás de él, al aproximarse a su futón, empezó a observar el ahora limpio rostro de la dama, al principio no entendía lo que su hermana quería que viera, pero luego cayo en la realidad.

Gloxinia: No puede ser, es, es – Trato de articular.

Gerheade: Al parecer es un miembro de la familia Lunar.

Gloxinia: ¿Sera? – Pregunto no muy convencido.

Gerheade: Totalmente hermano, no son difíciles de reconocer ¿Pero que estaba haciendo por estos rumbos? si su reino se encuentra bastante alejado de aquí.

Gloxinia: Eso nos lo podrá explicar en cuando despierte.

Siguieron viéndola unos segundos, admirando a aquella belleza dormida, Gerheade jamás había visto unas facciones de esa índole, en verdad eran cierto los rumores, ellos son hermosos, de pronto la chica durmiente empezó a abrir los ojos, las hadas empezaron a acercarce hacia ella un poco más, en su letargo la peliblanco sintió algunas presencias y un aroma muy conocido, trato de enfocar la vista hacia los intrusos, hasta que volvió a ver aquella cabellera roja y esos ojos dorados.

Gloxinia: No puede ser – Expreso exaltado – Es la princesa Lunala – su asombro no cabía en su rostro.

Gerheade: ¿Qué, quien?

La joven acostada estiro su mano derecha hacia él, pero seguía débil, y volvió a quedar inconsciente.

Gerheade: ¿Cómo sabes que es la princesa Lunala? – Pregunto al ver como la peliblanca volvió a sumirse en un profundo sueño, esa pregunta lo pillo desprevenido.

Gloxinia: Bu-bueno, la conocí en aquella aldea en la que el Rey Setos me pidió ayuda, ella era una niña, pero la recuerdo, esos ojos plateados son inconfundibles – Dijo más para sí mismo, pero su hermana alcanzo a oírlo – Además de que el finado rey me confirmo era su hija y se llama Lunala.

Gerheade: Haa, es por eso, pero porque se encontraba por estos lugares.

Gloxinia: De seguro cuidando alguna de las aldeas humanas que tienen a su resguardo.

Gerheade: Pero si apenas es una niña.

TU FRIO CORAZON (TOMO UNO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora