Estaba roto y me reparaste

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Se levantó aceleradamente, aunque no iba tarde como de costumbre.

-¿Qué ocurre? -decía la kwami confundida al ver a su portadora haciendo tanto ruido desde temprano.

-¡Voy a llegar tarde! -la franco-china se arreglaba la ropa y se peinaba a una velocidad digna de admirar.

-Tranquila, aún tienes tiempo. -La criatura roja se acercó a la joven para observarla de frente, riendo calmadamente.

-¿Uh? -Un mechón de su pelo se levantó, rígido, como una antena- ¿Aún hay tiempo? -quedó tiesa de la impresión, mientras tenía una mirada incrédula. Al ver a su kwami asentir se relajó y siguió preparándose para la escuela. Después de todo, Tikki no acostumbraba a hacerle esas bromas.

Una vez lista partió a su destino al que llegó tranquilamente sin ningún contratiempo. Tal vez era demasiada suerte llegar un día temprano y sin ningún mal hacia su persona, digamos que su suerte no es la mejor de todas. Una parte de ella intuía que la paz no duraría por tanto tiempo.

Y ¡Puf! Efectivamente, desde temprano había un akuma para romper la seguridad de la ciudad.

Definitivamente nunca será posible que Bridgette llegue temprano a clases.

Después de una acalorada lucha contra la reciente víctima de Papillon, no tuvo más opción que salir corriendo de tejado en tejado, quizás así ahorraba un poco de tiempo y lograba entrar antes del inicio de las clases, ya que el akuma no provocó tantos daños y no pasó a mayores, no se suspenderían las clases.

En medio de su carrera contempló la figura de su compañero de batalla corriendo en la misma dirección que ella. El pánico la invadió, sin embargo recordó que aún le quedaba tiempo a su transformación. El muchacho pareció notarla y se acercó hacia ella sin dejar de correr.

-Me alegra poder verte aún, mi lady. Necesitaba decirle esto antes de que se fuera. -El joven miraba por donde caminaba con cuidado de no hacer el ridículo frente a ella por caer desde esa altura o tropezar y caer sobre el tejado de alguna casa.

La joven al lado de el esperó que continuara guardando silencio, no quería quedar sin aliento por hablar a la vez que hacía todo ese ejercicio, para cuando se destransformara no tendría energía y apenas llegaría a su salón. Así que observó su camino en silencio hasta que el joven de cabellera dorada siguiera hablando.

-Espero que no falte al patrullaje de esta noche. Le diré lo demás cuando las cosas estén calmadas. -Sin esperar la respuesta de la peliazul, le guiñó el ojo y desapareció de la vista de la enmascarada.

-Ahí estaré. -pensó para sí misma.

Había momentos en los que el de cabellera dorada actuaba de una forma que la dejaba sin aliento, quizás por su actitud segura cuando hablaba o por su porte elegante natural al observar un punto cuando está pensativo, ese chico era una selva de misterios en la que deseaba adentrarse.

Al notar sus pensamientos, rápidamente movió la cabeza de un lado al otro, olvidando por completo que estaba saltando por los techos de las casas. Logró salir ilesa de su despiste por la buena suerte que la acompaña gracias al Miraculous.

Durante todo el recurrido que le quedaba no dejó de regañarse mentalmente por tener fantasías con su compañero felino.

Al momento de llegar a su escuela, observó a todos lados en busca de algún alma por los pasillos. Para su buena -y mala-suerte no había nadie, por lo que fue fácil destransformarse. Luego, partió a correr con todas sus fuerzas a su salón, lugar donde terminó entrando jadeante y sin energía.

Mediante pasaba la mañana, el día fue yendo de mal en peor. A parte de llegar tarde y que la maestra la castigara haciéndole quedarse hasta tarde para limpiar el salón. Crystal le impidió acercarse a Félix y no pudo hacerse más cercana a él, como había planeado. Alya se había ausentado y estuvo sola todo el día.

Enamórame 【One-short Feligette】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora