¿Te has fijado? Todos con mascarillas. Ya no vemos los rostros; bueno, antes de esto tampoco lo hacíamos. Pero conozco a alguien que sí. Tú sabes, ella es especial; siempre he pensado lo mismo.
Cuando íbamos por la calle, ella siempre observaba a la gente, desde que era pequeña. Me decía: Papá, ¿por qué todo el mundo está enojado? ¿Nadie es feliz? Siempre le dije que no tenía una respuesta clara, pero hicimos un trato: ella buscaría sonrisas y por cada una le daría un dulce. Siempre encontrábamos una. Varias. Con los años, ese juego inocente se transformó en una necesidad: ella quería ver al mundo feliz, y lo que era una sonrisa de alguien ajeno, era motivo de alegría para ella.
Pero, todo cambio.
¿Te has fijado? Todos con mascarillas. Ya no vemos los rostros... bueno, ella sí.