El bollo dulce del perro tonto

Capitulo 1. Un día normal.

¡Hola lector desconocido! No creo que esto funcione, pero es mejor a dejar que se haga polvo en mis archivos. Todos los errores ortográficos son míos, no tengo lector beta y por eso esto es una mezcla de mi fanatismo de tuja y mi terapia personal jaja... Y veremos que sucede. 

Me moria de ganas de un concepto así, y a pesar de no saber escribir aquí esta mi pequeño aporte a este fandom >o<)/

Esto es un A/B/O! Por favor tened en cuenta antes de proceder (^^)

Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer... Entonces.

El tintineo de la campana anuncio un nuevo cliente, el cálido aroma del horno se extendía en aquel día de invierno, a pesar de que la primavera estaba a la vuelta de la esquina, el frio era persistente. Era fácil aliviar tal hecho con unas tazas calientes de chocolate y un bocadillo delicioso de su tienda.

No eran precisamente famosos, pero su pequeño negocio tenía la suficiente popularidad para ser la preferida de esa zona, además de funcionar de café, también hacia entregas a domicilio. La pastelería y café Haitang, era reconocida por su temática de flores y variedad de postres, además que eran maravillosamente deliciosas.

Se ubicaba en la esquina de una calle ahora conocida, con grandes ventanales que tenían en la parte inferior siluetas de flores que mostraban el interior del lugar, a cada lado de la calle 2 pares de mesas fuera con sus respectivas 2 sillas cada una y una sombrilla rosa daban una bonita presentación a las dobles puertas también transparentes que separaban el frio del interior. Ya dentro, lo más hermoso era que a pocos metros se encontraba un árbol que casi tocaba el techo en una maceta grande, a su alrededor se encontraban 8 mesas blancas con sillas negras distribuidas perfectamente. A la derecha en el fondo, se estaba lo realmente interesante en una fila horizontal, el lugar de exhibición de postres y compra de estos mismos. A izquierda 3 vitrinas largas de 3 pisos llenas de dulces y postres pequeños dentro, con tortas y pies encima siendo modelados, a su lado por detrás de una barra dos jóvenes se encargaban de registrar las compras y entregarlas, trabajando rápido y eficientemente. Y finalmente a la derecha del todo una vitrina más alta pero delgada mostraba aperitivos salados y hasta picantes. Cada cosa tenía una etiqueta de precio, con una elegante letra del dueño.

Los empleados sin desatacar menos, eran bellezas en florecimiento sin duda alguna nacieron con genes magníficos de gran calidad, pero no era solo su físico lo especial, sino su siempre amable personalidad que trataban de ayudar si faltaba una servilleta o alguna anciana no sabía dónde estaba el baño.

Pero sería mentir si dijeran que parte de los clientes no venían solo por las delicias y los jóvenes atractivos, sino por la sonrisa más hermosa de todas, que le pertenecía nada mas y nada menos que el atractivo hombre que llamaban "jefe"

Este individuo se sentía orgulloso de todo lo logrado, desde que abrió este lugar hace 3 años en setiembre había dejado atrás esa vida de alfa playboy rompe corazones. Sacudió su cabeza como un perro disipando los recuerdos del pasado, el sol brillaba en lo alto cubierto de nubes, los arrepentimientos solo debían atormentarlo de noche.

Era marzo y la primavera se acercaba, esperaba poder calmar su corazón ansioso con su viaje anual a las montañas, pasar abril haciendo montañismo era una de sus pasiones, estar conectado con la naturaleza se había vuelto una buena medicina para ese mes maldito, así como aplacar su celo tormentoso. Partía el mismo día de su cumpleaños, no regresaba hasta llegar al primer día de mayo.

El cuchicheo de las voces de sus empleados los saco de sus pensamientos, al parecer un guapo cliente había venido en busca de los dulces más dulces de todos. No era de extrañar, ya que tenía un menú bastante amplio.