VACACIONES III

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Araceli

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Araceli

Aureliano: "... Fue el Jefe "Rambo" ..."

Araceli: "Deberás tener pruebas, mira no quiero agobiarte ni amargarte, pero sin esas pruebas lo que digas es papel mojado. Es tu palabra contra la suya, y siempre saldrás tu perdiendo...", le dijo intentando tranquilizarle. "Quítale al menos el patrón, para ver qué puedo hacer con tu juguete..."

Aureliano: "Antes de irme tengo que decirte una cosa, las pruebas están en el Whatsapp. Cuando venga "Rambo" para hablar conmigo no sé qué decirle, como se entere es capaz de pegarme un tiro..."

Araceli: "Tranquilo tío, nadie se va a enterar. Si te pregunta por tu móvil dile que se te ha roto, además no has podido disparar, como si no supieras que has recibido la orden..."

Aureliano, aunque algo dubitativo, me entregó su móvil, junto con un papelito que contenía cuatro números.

Araceli: "Gracias por confiar en mí..."

En ese momento, dos policías acompañados de dos técnicos sanitarios, entraron. Uno de los policías se llevó a Aureliano, el otro, para mi sorpresa, era Sandra.

Sandra: "Mira te van a operar y sacar las balas de tu pierna. Entretanto tus dos amigas serán sometidas a un reconocimiento integral. Y cuando terminen con vosotras os llevaremos a la comisaría, de allí iremos en dos coches patrullas hasta vuestro hotel para que descanséis. Así que relájate que estás de vacas gordas."

Nada más entrar en el hospital, me llevaron corriendo hacia un quirófano, me pusieron la epidural, según me explicaron. Los daños eran leves, ya que no habían tocado ninguna vena o arteria importante, y solamente me tenían que extraer las dos balas que tenía de "okupas" en mi pierna derecha. Sentí como trasteaban en mi pierna, mientras Sandra me entretenía con charlas absurdas y dándome algunos datos del asalto que "alguien" ha realizado saltándose las normas a la torera. Luego me dejaron sola en una habitación y estuve durante unas horas, no sé cuántas, ya que me quitaron los móviles y el reloj.

Araceli: "Sandra, necesito un favor. En mi mochila tengo ropa de paisano, no me gustaría entrar en el Hotel vestida de policía ante la mirada inquisitorial de ciertas personas..."

Sandra: "Por el simpático sobrino de Romerales, sabemos que está con el enemigo... Venga vamos a cambiarte."

Sandra se puso a ayudarme a cambiarme. Sandra en ningún momento quiso abusar de la confianza que le había brindado. Me dieron el alta y me dijeron que mis compañeras ya hacía rato que habían ido hacia la Comisaría, por lo que las dos fuimos hablando de cuestiones insignificantes solo para reírnos por el corto trayecto. Cuando llegamos a la Comisaria, mis cinco amigas estaban ya fuera de sí, pensando en que me había ocurrido alguna desgracia. Nada más llegar a la Comisaría, el comisario me reclamó en su despacho, yo fui, en la silla de ruedas, y me acompañaron Sandra, Bruno y Raimundo.

MI HERMOSA HERMANASTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora