Ángela Brown
—Pensé en llevarte a un buen restaurante— escucho la voz de Carter a mis espaldas con su aliento casi rozando mi nuca— pero supongo que ya estás cansada de lo mismo de siempre.
El aroma fresco de Carter llega a mí y lo veo de reojo mientras estoy formada en un carrito de café donde no llevo ni 5 minutos de haber llegado.
El pelirrojo se pone a mi lado pidiendo también un café y continúa hablando.
—Una cafetería es demasiado sencillo para nuestra primera cita de verdad— esas palabras bloquean mi cerebro por lo que dejo que siga hablando mientras esperamos nuestras bebidas— el parque demasiado simple. Al cine creo que es una para una segunda cita no para una primera, porque el principal objetivo es conocer a la persona sin la presencia de los demás así que después de mucho pensarlo ya sé a dónde llevarte.
—¡¿Y ese lugar es...!?— lo cuestiono mientras nos entregan los cafés.
—Quieres que arruine la sorpresa ni hablar— le entrega unos billetes al señor sin dejar que yo pague el mío —quédese el cambio.
—La verdad no soy una persona de sorpresa— menciono antes de beber despacio para no quemarme.
—Lo sé, te gusta estar en control, pero una vez no hace daño.
—Lo dice la persona que tiene todo fríamente calculado.
—Vez por eso hacemos buena pareja— me dice carismático con una sonrisa traviesa.
Trago en seco por ese comentario por lo que decido cambiar de tema.
—Me tengo que ir al trabajo se me hace tarde.
—Te acompaño mi primera clase queda por las oficinas.
Las miradas de los estudiantes se posan en nosotros y por más que me encante recibir atención siento que esto me va a causar problemas.
Llegamos al edificio y espero que Carter se despida de mí, pero en vez de eso me abre la puerta para pasar. Me acompaña hasta la entrada a las oficinas.
—No vemos más tarde, nena. Que tengas un excelente día— agarra con delicadeza mi mamo y se la lleva a su boca para dejarme un beso tierno.
Veo como Carter se aleja de mi vista dejándome botando corazones por los ojos.
Ese hombre me tiene mal.
—Pero que cursi de veras— volteo detrás de mí y veo a Gilberto recargado en la pared con su gafete colgado de su chaqueta de mezclilla — es muy temprano para que me den ganas de vomitar, ¿o no Patricia?
Volteo a ver a la secretaria de administración que presencio todo, pero no contesta nada.
— Buenos días —saludo a ambos y me voy a mi escritorio como si nada.
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Entre besos y engaños.
ChickLitÁngela Brown, ante los ojos de la gente siempre ha sido la chica perfecta, ahora en la universidad tiene todo lo que siempre ha deseado; vive con su mejor amiga, estudia en una de las universidades más prestigiosas del país, tiene un grupo de amigos...