Capitulo 36

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UN JUEGO DEL DESTINO
DEL ODIO AL AMOR 💘

CAPITULO  36

Rin:
(Sonriendo)
Sesshomaru, como estas, gracias por dejarme salir, la pasé muy bien.

Sesshomaru:
Así que la pasaste bien, tanta era tú urgencia por salir.

Rin:
Si, quería tomar otro aire.

Sesshomaru:
(Enojado)
Otro aire, cállate.
(Gritando)
Porque te empeñas, en verme la cara de imbecil.

Rin:
Cálmate, de que hablas.

El platinado estaba cegado por la irá, se acercó a ella, dispuesto a golpearla.

Rin:
(Gritando)
Me vas a golpear, hazlo, es lo único que te hace falta.

Sesshomaru:
Quisiera matarte con mis propias manos, y yo como un imbecil, creyendo que me querías, mientras tú solo te haz burlado de mi.
Dime en que falle, porque no he logrado ganarme tú amor, cuando lo único que quería, era hacerte feliz, pero tú y tu maldito rechazo.
No crei que me repudiaras tanto.

La castaña solo escuchaba al platinado, mientras lágrimas, caían por sus mejillas.

Rin:
Y como querías que te amará, si me encerraste, me mantuviste alejada de todo, mientras tú te revolcabas en la calle con otra.
Si cometí un error, me iba a ir con Bankotsu, pero el tiempo que he permanecido aquí, hizo que olvidará.
Cómo querías que te amará, si mientras yo estaba en las noches sola, en mi cuarto llorando, tú estabas llenando de amor y caricias, a otra.

Sesshomaru:
Acaso, no es lo que tú hacías con Bankotsu, crees que no muero de celos, al saberte en brazos de ese maldito, al saber que tú corazón le pertenece, de que vale que seas mi esposa, si toda tú, eres de él.

Rin:
Te equivocas, y si me quieres creer o no, es tú problema, jamás he estado con Bankotsu.

En ese momento, el platinado la volteo a ver.

Sesshomaru:
Ya no mientas más, sabes, ya no tiene caso seguir con esto, tú desconfias de mi, y yo de ti, eres libre, voy a dar la orden para que te dejen salir, cuando decidas firmó los papeles del divorcio.

El platinado tomo su celular, y llamo al jefe de seguridad.

Sesshomaru:
La señora Rin, puede salir cuando desee, no hay necesidad que me lo comuniquen.

Seguridad:
Entendido señor.

Dicho esto, colgó la llamada, antes de salir, posó sus ojos dorados, en los ojos chocolates de la castaña.

Sesshomaru:
Se feliz, tú qué puedes.

Sin decir más, el platinado salió de la habitación.
La castaña cayó de rodillas llorando, sintiendo como aquel hombre que amaba, al cerrar la puerta, se había llevado con él, su alma.

Él platinado estaba fuera de la habitación de la castaña, arrodillado en la puerta, su alma la consumía la tristeza, escucho como la castaña lloraba insesantemente.

💭 Porque Rin, si yo te amo.

💭 Porque Sesshomaru, si yo te amo.

El platinado volvió a beber, se levantaba muy temprano para ir a trabajar, y llegaba muy tarde, los pocos momentos que estaba en casa, era encerrado en su despacho bebiendo, la única persona que lo veía era Kaede, quién le llevaba sus alimentos, aveces comía, aveces no, Kaede no le decía nada y él tampoco preguntaba, nadie decía nada, pero él platinado estaba seguro, que Rin se había marchado, ya llevaba dos semanas sin saber de ella, quería llamarla, solo con la tonta excusa del divorcio, pero algo en él se lo impedía, solo deseaba escuchar su voz.

💭Hace dos semanas que no lo veo, me dio mi libertad, pero no me siento feliz, cuánto anhele en algún momento, que él me dejara libre, y ahora que lo hizo, siento que mi vida se consume en esa mansión, junto a él.

Sesshomaru estaba furioso, él se había enamorado de esa condenada mujer, esa que parecía ser el ser, más inocente en este mundo de porquería, pero resultó ser igual a todas las demás, y lo peor era que aún así no la podía odiar, y la deseaba todavía más, se había enterado que los sentimientos de su esposa, le pertenecían a otro, y eso lo hacía hervir de coraje, y para empeorar todo, Rin iba a fugarse con ese hombre, por eso no tuvo miramientos, cuando decidió que debía mantenerla vigilada, e incluso se atrevió a encerrarla, eso era lo único que podía hacer, mientras él, trataba de calmar a la bestia que luchaba por salir de su interior, para no matar con sus propias manos a esos dos, esto lo recordaba cada vez que bebía, y eso era constantemente.

Por su parte Rin, lloraba desconsolada en su habitación, ella amaba al platinado, lo sabía, pero había tantas cosas que los separaban, el día que vio a Bankotsu, pudo confirmar que su corazón ya no le pertenecía, ahora era de aquel hombre imponente, de ojos dorados...





Continuará...





(◍•ᴗ•◍)✧*。

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