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Abrió los ojos al sentir su piel quemar, la claridad llego a sus ojos y instantáneamente los cerro intentando evitar este contacto, pero rápidamente el dolor volvió a tomar el control de su cuerpo y dirigió la mirada a la parte de su cuerpo que estaba siendo quemada. 

Por reflejos atrajo su pierna más cerca de su pecho y se escondió atrás del contenedor de basura que se encontraba frente a el, no tenía idea de lo que pasaba con su cuerpo, solamente quería que ese dolor insoportable no volviera y si podía evitarlo lo haría aunque eso conllevase quedarse en ese mismo lugar hasta que anocheciera.

Mientras respiraba con dificultad, sintió como un hambre que no se comparaba con ningúno de los que había sentido y al mismo tiempo cada sonido se escuchaba cien veces peor , los pasos de las personas que pasaban de largo sin voltear a ver adentro de ese callejón donde el peli blanco estaba arrollado en una esquina, retumbaban en su cabeza. 

En un intento desesperado se tapó las orejas con sus manos pero todo era en vano, nada ni nadie podía ayudarlo y las lágrimas se escaparon de sus ojos como un manantial. Los cerró mientras pequeños fragmentos de lo que había pasado la noche anterior llegaban a su cabeza.

Caminaba con sus amigos por las calles de la ciudad en una noche oscura pero divertida, habían salido de fiesta celebrando que el menor de ellos cumplía los 20 años.

Todo marchaba de maravilla cuando de pronto el mayor de los tres decide entrar en el callejón oscuro por curiosidad.
-Chicos- dijo en un susurro mientras se acercaba al oscuro lugar -Creo que hay algo ahí dentro- pero antes de entrar dio media vuelta estirando su mano en dirección hacia los menores.

-Piedra, papel o tijera. El que pierda tiene que entrar al callejón a ver qué hay- dijo retadoramente mientras alzaba una ceja y se tambaleaba por el efecto del alcohol.

En poco tiempo las tres manos estaban al centro y desafortunadamente había perdido.

Resignado camino lentamente adentrándose al lugar que daba miedo, minutos antes juraba que no había nada en ese lugar, pero cuando estuvo a nada de darse la vuelta y caminar hacia la salida.

Un par de ojos rojos aparecieron helandole la sangre y antes de siquiera tener la oportunidad de reaccionar. Sintió como lo jalaron de la camisa y su cuello fue atacado bruscamente... Después de eso no recordó nada de lo sucedido.

Jeongin no era estúpido, había visto muchas películas para saber que le estaba sucediendo. Era un vampiro o algo de eso debía ser, no podía ser otra cosa.

¿Esa cosa le había echo algo a sus amigos?

Esperó hasta que el sol desapareciera, dejando a la ciudad alumbrada con la luz de la luna, en una oscura noche.

Se puso de pie y camino dirigiéndose a su casa, pero el hambre seguía creciendo y no quería hacerle daño a su familia, en el medio del camino se desvío hacia otro callejón con la esperanza de encontrar una rata y aunque no lo satisfacio, el apetito fue disminuyendo.

Ya pudiéndose controlar luego de un par de roedores siguió con su camino, nunca pensó que a sus 21 años iba a estar comiendo ratas en la noche.

Con sus pensamientos entrecruzados llego por fin a su casa, silenciosamente camino hasta la parte trasera entrando por la ventana que daba a su habitación.
Rápidamente se dio una ducha  y cambio de ropa para bajar por dónde entro y tocar el timbre.
Conocía perfectamente a su madre y seguramente estaba preocupada esperándolo en la sala.

Cuando la puerta fue abierta la mujer al ver a su hijo lo atrapó entre sus brazos.
-¿Donde estabas? Me tenías muy preocupada, tu siempre me contestas los mensajes- sin querer que su madre se largará a llorar le correspondío el abrazo respondiéndole cada una de sus preguntas.

-Lo siento, me robaron el teléfono y me quedé en casa de Seungmin- esperaba que su amigo estuviera bien. Mientras el abrazo se hacía más fuerte Jeongin tenía la cabeza escondida en el cuello de la mujer.

Y unas ganas inmensas de morder el cuello de su madre se apoderaron de su cuerpo, la sangre que corría por sus venas se escuchaba claramente deleitando al menor.
Los colmillos aparecieron y cada segundo que pasaba estaba más cerca de hacerlo hasta que una voz lo interrumpió.

-¡Jeongin!- escondiendo sus colmillos miro en dirección a las escaleras y su hermana mayor corrió en su dirección, cuando su madre se alejo rompiendo el abrazo el puesto fue ocupado por su querída hermana.

Su sangre olía mil veces más dulce que la de su madre siendo casi una misión imposible retener sus colmillos.
Depues de segundos que parecieron una eternidad y con toda su fuerza interior logró contenerse... Subiendo a su habitación depues de algunas preguntas.

suspiro frustrado sentándose en su cama,
¿Que iba a hacer de ahora en adelante?
Según su conocimiento los vampiros eran inmortales, criaturas con una sed insaciable de sangre.

Algo que comprobó minutos antes
Se dejó caer en la cama.
-Tengo que alejarme de ellas- si no quería hacerles daño a su familia, tenía que irse por el bien de todos.

¿Vampiro?  |Hyunin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora