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Al entrar a la iglesia pude ver a todos los invitados haciendo una reverencia, algo de lo que ya estaba sumamente acostumbrada pero en ese momento lo sentía irreal, era un mar de emociones que solo pude controlar cuando miré a aquel chico que me esperaba en el frente, sonriéndome como solo él puede hacerlo y luciendo radiante a pesar de sus lágrimas, sonreí al verlo así y mire a mi padre notando que luchaba para no soltar las lagrimas que estaban acumuladas en sus ojos.

—¿Estas llorando?—susurre divertida

—No...—reí en voz baja—aun puedes arrepentirte, no voy a juzgarte

—Papá...—hable con tono de advertencia

—Esta bien, tenia que intentarlo—sonreí levemente y deje un beso en su mejilla

—Te quiero—sonrío

—No mas que yo

Al llegar al frente apretó fuertemente mi mano antes de entregarla a Ethan, mire nuestra unión y nuevamente el zoológico en mi estómago hizo acto de presencia, era raro como podia sentirme nerviosa y emocionada al mismo tiempo.

—Te entregó a lo mas preciado de mi vida, cuidala muy bien—Ethan asintió con una sonrisa pequeña en su rostro

—Lo haré, señor, lo prometo—me miró y dejo un beso en mi mano antes de acomodarnos en nuestros lugares

El padre dió unas palabras iniciando la ceremonia mientras yo aun no creía que todo esto estaba pasando, era algo sumamente increíble.

—Estamos aqui reunidos para celebrar el matrimonio real de estos dos hermanos, quienes han venido aqui para unir sus vidas a los ojos del señor...—mire la hermosa virgen que descansaba sobre su altar y me desconecte de la ceremonia

Madre mía, no me abandones en esta nueva etapa de mi vida...

—Yo Ethan, te recibo a ti Emma para ser mi esposa, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte...—sentí su pulgar acariciar mi mano mientras terminaba de recitar las palabras que el cura le dictaba—hasta que la muerte nos separe.

—Tu turno, hija mía

—Yo Emma, te recibo a ti Ethan para ser mi esposo, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe—recité colocando su anillo en el dedo al finalizar

—Que el Señor confirme este consentimiento que han manifestado ante la Iglesia y cumpla en ustedes su bendición—mire a Ethan sonreír mientras tomaba con fuerza mis manos en lo que el padre recitaba las palabras finales de la ceremonia—Lo que Dios acaba de unir, no lo separe el hombre... Hijo mío, puedes besar a la novia

Ethan se acercó y tomo cuidadosamente mis mejillas casi como si fuera a romperme y sonrió antes de chocar sus labios con los mios, uniendonos en nuestro primer beso como marido y mujer. Pude escuchar los aplausos de los invitados pero los ignore totalmente mientras me sumergía en mi mundo junto a ese chico tan increíble que ahora podía llamar mi esposo.

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A pesar de que la fiesta se llevaría en el palacio, los dos nos sorprendimos por el gran trabajo de la organizadora al lograr que el salon fuera otro completamente diferente, aunque claro, este era uno totalmente diferente al que normalmente usan para compromisos reales.

—¿Tiene que seguir siendo tan aburrido?—me reí

—Deberias estar acostumbrado, llevas mas tiempo yendo a este tipo de fiestas—me acerque para acomodar su traje

•Realeza en México•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora