10.

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El cielo pintado de color azul marino, que aunque podría ser oscuro, ahora mismo no era así, por las infinitas estrellas que adornaban tintineantes el cielo sobre sus cabezas.

El viento era fresco, golpeaba sus rostros con suavidad mientras caminaban uno detrás del otro.

El mago veía la espalda de su contrario, admirando el cabello negro y brillante que caía sobre la espalda del mencionado.

Illumi no parecía percatarse de lo que pasaba a su alrededor, y aunque el ambiente era ruidoso por la muchedumbre que disfrutaba junto a él, no parecía que el lugar fuera ruidoso en absoluto. Lo disfrutaba y no entendía porque.

— ¿Hisoka?

— ¿Hmm?

— Hace ya tiempo que no trabajo, estoy seguro que mañana tendré que hacerlo o al menos está semana.

— Me parece divertido, ¿acaso es una invitación?

— Tal vez, si estás libre puedes acompañarme, no tengo problema.

— Ya veo, lo pensaré~

— Bien.

Hisoka seguía admirando el cabello negro frente a él, Illumi seguía caminando tranquilamente, sin prisa y parecía estar sumamente calmado.

Una pregunta surgió de la nada en la cabeza del pelirrojo.

— ¿Illu?

— ¿Sí?

— ¿Tu familia no tiene inconvenientes conmigo?

Nisiquiera sabía por qué había preguntado eso, tal vez sus temas de conversación se habían terminado y cuestiones innecesarias salían a flote al estar en esa situación.

— Supongo que sí, pero tal vez no me lo han dicho.

— En caso de que tengan incovenientes conmigo, ¿qué harás?

— Supongo que dejarte de lado, Hisoka.

— Ya veo.

Realmente las frías palabras que había dicho el pelinegro no surtieron efecto en él, conocía a la familia Zoldyck y sería mentira esperar respuestas positivas si de ellos se tratase.

— Bueno, no podemos solo caminar, vayamos por algún dulce, Illu.

— Está bien.

El pelirrojo buscaba con la mirada algún puesto llamativo, sabía que su acompañante no era mucho de dulces, entonces debía buscar algo que le gustará.

A lo lejos vió un pequeño puesto de repostería, tal vez eso era lo que él buscaba.

— Vamos hacia allá.

— Okay, te sigo.

Nuevamente caminaban uno detrás del otro, sus manos al principio habían estado unidas pero esto no era mucho del agrado de Illumi, por ende al poco tiempo se soltaron o mejor dicho, él retiró su mano.

El tacto cálido carente en las manos de Illumi era una sensación extrañamente rara, parecía que sus manos se mantenían frías la mayoría del tiempo.

Hisoka por otro lado era una persona que disfrutaba del tacto y calidez que su contrario producía.

— Bien, aquí es, ¿te apetece algo de aquí?

— ¿Estos son dulces?

— Son postres.

— El pescado de ahí, ¿sabe bien?

𝑫𝒐𝒏'𝒕 𝒍𝒆𝒂𝒗𝒆 𝒎𝒆 | 𝑯𝒊𝒔𝒐𝒊𝒍𝒍𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora